Joao Félix tenía el martes por la noche la última bala con el Chelsea en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League frente al Real Madrid. Y no es que el portugués fallase el tiro. Es que ni siquiera disparó. El jugador cedido por el Atlético de Madrid fue suplente y cuando entró al terreno de juego, nada pudo hacer para cambiar el desenlace de una eliminatoria que iba condicionada desde la ida del Bernabéu.
El atacante comenzó el choque de Premier del sábado ante el Brighton en el banquillo. En Inglaterra se daba por hecho que Frank Lampard quería reservar al luso para la Champions, pero nada más lejos de la realidad, porque el martes también fue suplente. Tal vez influyó la actitud del futbolista cuando saltó al terreno de juego, saliendo en la fotografía del 1-2 logrado por enciso por su escasa actitud.
Frente al Madrid salió en el minuto 65, entre los abucheos de la hinchada blanca, primero en la banda izquierda y luego por el centro tras la marcha de Havertz. Rápidamente llegó el 0-2 del conjunto de Ancelotti y ahí el Chelsea ya bajó los brazos. Él también, firmando su octavo partido oficial ante el Madrid sin goles ni asistencias.
Un escenario complicado en Londres
Ahora, Joao tiene un panorama complicado en Londres. El equipo ‘blue’ es undécimo en la Premier, muy lejos de Europa. Y si antes en las islas se daba por hecho que la entidad estaba buscando fórmulas para pagar los 100 millones de euros que pide el Atlético por él, la situación ha cambiado drásticamente.
Porque Joao Félix no está rindiendo como se esperaba y porque muchos aficionados ya le han colocado en el centro de la diana de las críticas. En teoría, en junio debe regresar al Metropolitano, donde ahora mismo no tienen claro qué pasará con él. Lo único que aseguran es que no van a regalar al futbolista, que tiene contrato hasta 2026.