Joao Félix no ha llegado al Atlético de Madrid para ser un secundario. El que es el fichaje más caro de la historia del club colchonero tiene claro que desea ser uno más no ya en la entidad rojiblanca, sino en el fútbol europeo. El actual Trofeo Bravo quiere ratificar que puede ser uno de los mejores jugadores del planeta.
Joao Félix, con apenas 20 años, quiere tirar del carro de este Atlético en su peor momento de la temporada. Es algo que se pudo ver claramente en el partido de La Cerámica ante el Villarreal, donde el luso se echó a la espalda el aspecto ofensivo del equipo. Es cierto que no marcó pero también lo es que fue el que más cerca estuvo.
Después de varios partidos en los que había pasado más
desapercibido de lo que se esperaba de él por su calidad y jerarquía, el jugador internacional portugués dio un paso adelante y asumió la responsabilidad ofensiva del equipo.
En Villarreal, el luso fue el que más remates realizó del Atlético, el que más veces lo intentó, el que más ocasiones de peligro generó… Está claro que el jugador, ahora que Diego Costa está lesionado, quiere que su presencia trascienda en los partidos.
Los compañeros notan las ganas que tiene Joao
Félix, pero prefieren protegerle y que crezca poco a poco. “A Joao no hay que darle toda la responsabilidad, la responsabilidad es de todo el equipo. Sí que es cierto que tiene mucha calidad, es un chico joven con 19 años y todo lo que tiene es para mejorar. Seguro que con el tiempo va a seguir dándonos jugadas de calidad y cuando es preciso arriba el equipo lo nota mucho”, explicaba Koke tras el partido de Castellón.
Aunque no marcase, fue uno de los partidos más completos del luso. Fue el jugador que más remató, hasta en seis ocasiones. Dos fueron a portería, una de ellas al palo, y cuatro fuera. Aparte, otros tres remates más fueron bloqueados. Y para ello apenas necesitó asociarse 27 veces, en 19 de ellas sus pases fueron a compañeros y en otras ocho ocasiones no.
Además, generó un centro que fue una ocasión clarísima. Casi como interior, puso un balón de forma exquisita en el corazón del área, donde Lodi llegó pero no conectó como es debido el remate y se fue alto.
Su alta implicación ofensiva se vio en datos como que fue el rojiblanco que más faltas sufrió, tres. Algo habitual en los partidos. Es curioso porque siendo un jugador regateador no tuvo fortuna en este campo y falló los dos regates que intentó. Recuperó seis balones y perdió 11. Durante el partido, con el compañero que más se asoció fue con Saúl Ñíguez, en 11 ocasiones. El segundo, con Morata, en cinco.
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