Joao Félix y Thomas descarrilan al Lokomotiv

errores de la fase de grupos de la Champions.

El Atlético tiene recursos y una enorme calidad que muchas veces se diluye en la propia espesura de su concepción espiritual cholistica. Es algo que hay que asumir. La fórmula que te llevó al lugar que ocupas también te limita en muchas ocasiones. No fue el caso de lo visto en Moscú, donde el control, la seguridad y el empaque, se coronó con la magia de un Joao
Félix que acabó por ser la piedra que hizo descarrilar al Lokomotiv.

En el escenario en el que hace una década, el entrenador de los ‘Ferroviarios’ dijese que ver jugar a Agüero era como visitar el Museo del Prado, otro genio, Joao Félix, dejó un buen reguero de pinceladas que habla de un talento que está llamado a ser preponderante en Europa si el sistema no le encorseta. Si se adapta, crece en otra facetas que no tenía al llegar del Benfica, se puede convertir en un jugador de época cincelado por Simeone.

DOMINIO ROJIBLANCO

Apenas un par de novedades en el once inicial, Felipe y Arias, para un Atlético que dominó en el primer tiempo, y que generó ocasiones para adelantarse, especialmente en las botas de un Diego Costa que volvió a dar muestras de que no está en su mejor punto de finura de cara a puerta. Pero en su descargo, cuando no lo está, se deja todo para el equipo y buena prueba de ello fue la asistencia de gol que le dio a Thomas en la segunda parte.

El delantero podría haber intentado marcar aún estando escorado pero entendió que por el bien del equipo, era más interesante ceder el balón y la gloria al ghanés.

Con todo, el de Lagarto tuvo la más clara de los primeros 45 minutos. Una ocasión en la que su disparo se fue fuera cuando estaba a puerta vacía, con el portero batido, tras un saque de esquina. Joao Félix había peinado ese balón al palo más largo, donde el hispano-brasileño marró la mejor que tuvo.

Morata también había tenido la suya en la primera mitad. A los 38 minutos, una acción con buen pase de Koke a Morata, en el que el delantero fusiló y Guilherme hizo la parada de la noche.

En el primer acto, del cuadro ruso, combativo, hubo noticias sobre todo en forma de disparos de media distancia. Uno de Smolov en el 25’, otro de Joao Mario después y finalmente de Krychowiak. Todo muy lejano para poder pensar en dañar realmente a un Atlético que estuvo defensivamente muy concentrado.

JOAO FÉLIX DECIDE

La segunda parte comenzó con la imposición de la lógica. Jugadón de Morata por la derecha que vio a Joao Félix aparecer en el punto de penalti. El luso la pegó, Guilherme la despejó como pudo y el Menino, en caída volvía a pegarla para embocarla dentro.

El Lokomotiv, demasiado respetuoso y rígido en sus formas, casi soviéticas, no cambiaba el paso, no aceleraba. Y el Atlético volvía a golpear. Una jugada colectiva acababa en la frontal con un Joao Félix con una clarividencia divina para abrir al hueco en el que aparecía un Costa, que desequilibrado y escorado, se la daba a Thomas en el área pequeña para que el ghanés la empujase.

Por cierto, tremendo el partido de Thomas, que se ha hecho en un pilar del centro del campo para Simeone. El ghanés dejó un despliegue físico a la altura de pocos, marcó, robó, hizo jugar…

Hasta el final del partido, el Lokomotiv tuvo una ocasión clarísima, en la que Oblak justificó su presencia en el partido, con dos intervenciones sólo destinadas a los elegidos. Un disparo a bocajarro de Krychowiak en la que le esloveno sacó la mano abajo, impresionante, y en el rechazo metió el cuerpo en otro disparo a trallazo. Espectacular el balcánico.

El partido aún dejó dos latigazos en forma de cabezazo de Howedes que se marchó por poco, y de disparo de Correa que también estuvo cerca.