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“Joder, qué liada. Lloro. ¿Podré volver a jugar?”

“Veo la imagen de la radiografía y confirmo mis peores temores. Una fina línea separa los dos trozos de rótula. Joder, qué liada. Lloro. ¿Podré volver a jugar? ¿Podré volver a correr, a hacer deporte?”. Este desgarrador relato lo hace Luca
Sangalli, roto anímicamente tras la nueva lesión sufrida en un entrenamiento en solitario la semana pasada y operado el miércoles en Gasteiz. El jugador de la Real estaba dando pasos sólidos hacia una recuperación total, “cumplíamos los plazos, los tiempos, disfrutábamos del proceso, quedaba lo más ilusionante, volver al campo, la recta final”. Pero llegó la nueva lesión, hace sólo cinco días y se le cayó el mundo encima: “Dolor punzante, latigazo, sartenazo, es difícil describirlo”, relata, desahogándose en su cuenta de Instagram. “Si ha habido un chasquido, es que algo se ha roto. Ojalá no sea nada. ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? Tendría que haber…Soy un…No debería haber….”. El futbolista cuenta al detalle cómo se atormentó en los primeros momentos.

Pocas semanas después de cumplir su sueño de debutar en Primera con la Real, Sangalli sufrió hace dos años, cuando contaba 23 primaveras, un ictus leve que le apartó unos meses de los terrenos de juego. Ya el pasado mes de junio fue una víctima de una luxación rotuliana con rotura del retináculo medial y lesión cartilaginosa en la rodilla izquierda que le dejó K.O. hasta ahora. Pero ha sido esta reciente fractura transversa de la rótula la que le hizo tocar fondo en el capítulo anímico. “Es curioso que, después de todo, la primera vez que me haya planteado seriamente la posibilidad de volver a jugar haya sido ésta”.

No obstante, tras ser intervenido por Mikel
Sánchez, esa opción está desechada y mira hacia adelante: “La capacidad de regeneración del cuerpo humano me asombra, podré volver a jugar a fútbol”. El futbolista, tratando de hallar las razones de su lesión incluso aplicando sus conocimientos de ingeniero, se autoinculpa de la fractura por estrés por “la falta de recuperación y descanso”, a su juicio, “probablemente el único fallo y cuyo responsable exclusivo soy yo”.

El canterano agradece, por su parte, las muestras de cariño de la afición, de su pareja Ane y de sus compañeros, que “son la hostia”: “Me conmueven tales muestras de cariño y apoyo sincero, tanto en público como en privado. Estoy convencido de que los éxitos de este equipo son en buena parte gracias al grupo humano que formamos”. Los jugadores de la Real salieron el martes con una camiseta de apoyo a Luca, antes del partido ante el Valencia. Y el centrocampista, sólo unas horas antes de ser operado, apareció en la grada de Anoeta con las muletas y fue, como siempre, el que más animó.


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