Para quienes recelaban todavía, Joel Embiid resolvió sus dudas en menos de 24 horas. Eso es lo que tardó en amasar 101 puntos en partidos consecutivos después de lograr la mejor anotación de su trayectoria profesional y liderar el triunfo de los Philadelphia 76ers sobre los Utah Jazz por 105-98 con una salvajada de 59 puntos el domingo. El pívot camerunés, que había arrancado al ralentí la temporada, firmó una hoja estadística sin precedentes en la historia de la NBA: 59 puntos, 11 rebotes, 8 asistencias y 7 tapones (19-28 TC; 1-5 3P; 20-24 TL).
Nadie jamás había superado la media centena de tantos acompañándola de más de 10 rebotes, 5 asistencias y 5 tapones en un solo partido, y es que el dominio de Embiid fue avasallador y recordó a los tiempos de Wilt Chamberlain, precisamente uno de los tres jugadores capaces de anotar más de 55 puntos con la camiseta de los Sixers junto a Allen Iverson y el camerunés.
“Todavía me queda mucho camino por recorrer, pero estar junto a estas dos leyendas significa mucho para mí”, comentó un Embiid visiblemente emocionado después de su gran noche. No había sido su mejor arranque de año por culpa de las lesiones y muchos le situaban ya en regresión sin remedio. Una fascitis plantar había sido la excusa para su falta de fondo físico y él explicó su plan de recuperación anoche: “La mejor manera de recuperarme de la enfermedad, para mí, es estar sobre la pista y jugar partidos. A mí no me funcionan las bicis o las cintas de correr”.
Ha tardado casi un mes en carburar y recuperar el aliento, pero el pívot vuelve a postularse para la conversación por el MVP después de su fin de semana fulgurante.
En el último cuarto contra los Jazz, él solito logró cargarse a los hasta entonces líderes de la Conferencia Oeste sumando 26 de los 27 puntos de su equipo y colocando 5 de sus 7 tapones en defensa. En los últimos 25 años, ningún jugador había logrado más de 20 puntos y 5 tapones en un cuarto definitivo. “Nunca he visto una actuación tan dominante combinando defensa y ataque”, aseguró Doc Rivers, también fascinado ante el poder de su pívot, que sumó más puntos que todo el quinteto titular de Utah en el partido (59-53) y superó en anotación al conjunto rival al completo en el período definitivo (26-20), algo que no se veía desde 2006 con Tracy McGrady.
Embiid no venía precisamente de hacer un mal partido en jornada de back-to-back para él y los suyos, además con James Harden lesionado y observándole maravillado en la banda. En el triunfo del sábado contra los Atlanta Hawks, Embiid registró 42 puntos, 10 rebotes, 6 asistencias y 2 tapones. “Se nota que está alcanzando su mejor ritmo. Este tío es muy bueno al juego del baloncesto”, sonreía Tyrese Maxey, autor de 18 puntos contra los Jazz. “Lo más impresionante es su defensa”, añadía PJ Tucker.
El partidazo del camerunés permitió a los Sixers llevarse su séptimo triunfo del curso y equilibrar sus cuentas (7-7 en global, 4-4 en casa). Un tapón del gran protagonista de la noche sobre Collin Sexton a 1:19 de la conclusión, con 101-98 en el marcador, terminó de decantar la balanza. Anotó al otro lado un tiro corto y pudo celebrar con victoria un fin de semana para el recuerdo. La Barba se le acercó tras la rubrica para abrazarle y él todavía debía estar pensando en sus 24 horas prodigiosas: 101 puntos, 21 rebotes, 14 asistencias y 9 tapones.
Solo cuatro jugadores desde la fusión entre la ABA y la NBA, en 1967, había firmado más de 100 puntos en partidos consecutivos: Michael Jordan, Kobe Bryant y Bradley Beal.