Los Denver Nuggets están contentos y aliviados. Por fin han visto a Nikola Jokic en la burbuja de Orlando después de que su estrella haya pasado por una pequeña odisea para volver de Serbia y, posteriormente, viajar al campus de la NBA en Florida. Al final, el pívot ha tardado cinco días más que sus compañeros.
Tras varias cuarentenas tanto en Serbia como en Estados Unidos, el serbio habló con los medios estadounidense e incluso le echó algo de humor al asunto al comentar su nuevo aspecto físico: “Tenía que decir eso, ¿porque qué diría sino?”, bromeó sobre los pasados playoffs, cuando comentó que pesar 120 kilos le ayudaba a defender a los grandes pívots de la liga. “Era una excusa por el peso pero… es broma”.
Jokic habló también de su positivo en Serbia. Para él fue una sorpresa ya que no sintió ningún síntoma. “Fue extraño, porque me sentía bien, normal”, explicó el jugador. “Después llamé a todo el mundo y me dijeron que no pasaba nada, que lo primero era mi salud, y tenían razón”.
El entrenador Michael Malone se mostró contento de poder contar con Jokic y explicó que las buenas nuevas animaron al equipo. El serbio es la piedra angular de los Nuggets, terceros clasificados de la conferencia Oeste. Sus promedios hablan por sí solos: 25,1 puntos, 13 rebotes, 8,4 asistencias y 1,1 robos en los últimos playoffs, donde los de Colorado se quedaron a un encuentro de las Finales de Conferencia.
“¿Qué voy a hacer?”, se preguntaba Jokic ante la prensa sobre su nuevo físico. “No lo sé, honestamente. Estoy contento de estar aquí con el equipo. Quizás sorprenda a todo el mundo. Quizás lo hago mal. Así que vamos a ver”.
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