Los hay quienes, de momento, se han librado, llámense Thiem, Rublev, Cilic o Zverev, pero desde el pasado domingo han ido cayendo el resto, uno tras otro: primero fue el búlgaro Grigor Dimitrov quien anunció su positivo por la covid-19, después se sumó Borna Coric y la noche del lunes fue Viktor Troicki el que confirmó que él y su esposa, embarazada, también se han contagiado. Sin embargo, el terremoto que se intuía y se veía venir se produjo finalmente este martes a mediodía, cuando Novak Djokovic, el número uno del mundo, transmitió a través de una carta que también sufre el coronavirus fruto de la imprudente gira que montó durante las dos últimas semanas en tierras balcánicas.
“Toda mi familia se hizo el test nada más aterrizar en Belgrado este lunes”, comunicó el de Belgrado. “El resultado de mi prueba ha sido positivo, exactamente igual que el de mi mujer, Jelena. Por suerte, los niños han dado negativo”, explicó el campeón de 17 grandes, en el ojo del huracán y duramente criticado por un buen número de profesionales a raíz del tour benéfico que ha desarrollado, donde pese a respetar el protocolo marcado por las autoridades serbias y croatas, se han visto imágenes fuera de lugar estos días, con los tenistas entre multitudes, abrazos, bailoteos en una discoteca y ni rastro de mascarillas ni tampoco distancia de seguridad. Todo un desafío a la responsabilidad.
“Todo lo que hicimos durante este último mes lo hemos hecho desde lo más profundo de nuestro corazón. Nuestro torneo significaba una forma de unir y compartir nuestro mensaje de solidaridad a través de cada país de nuestra región. El tour [Adria Tour] estaba diseñado para ayudar a los jugadores cercanos al sudeste europeo a recuperar su lugar en la competición durante el tiempo que el circuito oficial estuviera parado”, argumenta el serbio, de 33 años y que actualmente también ejerce la presidencia del Consejo de Jugadores. Una posición que ahora muchos ponen en tela de juicio.
Es decir, Nole viene a ser la voz e intermediario fundamental entre los tenistas y los mandamases del circuito y, por lo tanto, debería ser ejemplo. “Desarrollamos el evento en un momento donde el virus ya se estaba debilitado. Creíamos que las condiciones propuestas para llevarlo a cabo eran las correctas pero, desafortunadamente, el virus todavía sigue presente, una realidad que todavía estamos aprendiendo a soportar y a vivir con ella”, amplía en el escrito Djokovic, quien recientemente se había mostrado reacio a viajar a Nueva York para disputar el US Open (del 31 de agosto al 13 de septiembre) porque, decía, las medidas serán “extremadamente estrictas”.
“Espero que las cosas vayan a mejor con el paso de los días y que todos podamos recuperar la vida que teníamos antes. Lo siento muchísimo por cada persona que se haya infectado y espero que ninguna sufra complicaciones de salud, y que todos vuelvan a estar sanos lo más pronto posible. En cuanto a mí, haré cuarentena durante dos semanas y me repetiré el test dentro de cinco días”, cierra el número uno, que el pasado domingo canceló automáticamente la gira en cuanto se dio a conocer el primer positivo, de Dimitrov; luego engrosaron la lista el croata Coric, el serbio Troicki, el preparador físico de Nole, Marco Panichi, y el técnico de Dimitrov, Christian Groh. Quedaban todavía dos jornadas más, en Banja Luka y Sarajevo.
Centro ahora de todas las miradas, a Nole, víctima de su propio error, le ha ido cayendo en las últimas horas una reprimenda verbal tras otra. Sus compañeros del circuito, incrédulos ante las imágenes que han ido llegando desde Belgrado y Zadar en las dos últimas semanas, no entienden el patinazo y el tenis se sonroja porque uno de sus tótems se ha pasado de frenada. “Es como cuando les dices a tus hijos pequeños que se pongan un casco para andar en bicicleta y no lo hacen. Entonces se caen y empiezan a utilizarlo”, resolvió sarcásticamente el presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi, en unas declaraciones a The New York Times.
El día previo, el tirón de orejas vino de parte de Andy Murray –”esto es una lección para todos…”– y este martes intercedió su hermano, el doblista Jamie, coorganizador de una exhibición que tendrá lugar en Londres el próximo fin de semana, The battle of Brits. “Después de lo que ha ocurrido, ahora unos cuantos ojos más estarán encima de nosotros… Estamos tomando todas las precauciones, no queremos que nadie enferme. Todos los jugadores han sido examinados y lo serán todos los días. Recomendamos los dos metros de distancia. Tuvimos una reunión en la que pusimos énfasis en que no se puede bajar la guardia”, apuntó el escocés.
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