Gordon Hayward quería cambiar de aires y renunció a seguir con los Boston Celtics, donde llegó llamado a ser la estrella y acabó relegado ante la irrupción de figuras como Jayson Tatum, Jaylen Brown y Kemba Walker en la plantilla de Massachusetts.
Los Charlotte Hornets, la franquicia propiedad de Michael Jordan, serán su nueva casa los próximos cuatro años, con un contrato que le llenará los bolsillos con 120 millones de dólares, un buen monto en época de vacas flacas por culpa de la pandemia de coronavirus y el golpe que ha supuesto a las economías de los equipos.
Hayward se unió a Boston en 2017 tras sumar dos temporadas consecutivas como All Star con los Utah Jazz, donde llegó a promediar 21,9 puntos y 5,4 rebotes por encuentro siendo uno de los tiradores más fiables de la competición.
Una grave lesión nada más debutar con Boston frenó en seco su progresión, y desde entonces nunca ha vuelto a encontrar ese ritmo que le convirtió en estrella. Los problemas físicos se han cruzado en el camino del jugador en su período como Celtic: 142 partidos perdidos, un centenar más que en los siete años previos que pasó con los Jazz.
La última campaña de Hayward con Boston ha sido productiva aunque no brillante, y es que el equipo volvió a quedarse a las puertas de las Finales NBA y él se perdió gran parte de los playoffs por lesión. Al final, promedió 17,5 puntos, 6,7 rebotes y 4,1 asistencias con un 50% en tiros de campo: ningún Celtic lograba sumar más de 15 puntos y un acierto tan alto desde la campaña 2011-12 lo hiciera Kevin Garnett.
En los últimos dos cursos, Boston ha perdido dos jugadores a quienes ofreció un contrato por el máximo en la agencia libre: Irving y Hayward. ¿Cuáles serán los próximos movimientos de la franquicia dirigida por Danny Ainge? Por ahora no está claro.
Los Hornets, por su parte, rescindirán el contrato restante a Nico Batum, 27 millones, para liberar el espacio necesario en su masa salarial y poder incorporar a Hayward, según el Charlotte Observer.
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