“¿España? Lo que veo es que no me preocuparé de la segunda fase hasta que pasemos la primera. Ellos son equipos con mucha experiencia, saben jugar competiciones FIBA y para nosotros lo importante son los tres primeros partidos y no sería honesto pensar más allá de los tres primeros partidos”, señalaba, contundente, Jordi Fernández, no hace ni un mes.
El catalán pese a su puñado de lazos con España y su baloncesto, no quería ni hablar oír del equipo de Sergio Scariolo. Prudente, el también principal técnico de los Sacramento Kings sólo nombraba a la selección española como referencia el que se convirtiera en diciembre en el primer entrenador de la NBA nacido en el país al reemplazar en el banquillo de los Kings por circunstancias a Mike Brown.
Pero España ha pasado a ser lo único que le ocupa y le preocupa a Jordi y su Canadá y viceversa. Aunque probable que ambas selecciones se encontraran en la segunda fase, quién le iba a decir al entrenador de Badalona que podía ser juez del destino del combinado de Scariolo en el Mundial en el dramático duelo de este domingo (15:30): el que gane para cuartos de final, el que pierda para casa. El reñido amistoso de hace dos semanas con triunfo para Canadá tras prórroga presagia suspense (85-80). “Vamos a salir realmente agresivos y listos para luchar”, advertía tras la dolorosa derrota ante Brasil.
La profesionalidad pasará por encima de cualquier sentimiento cuando hay unos cuantos que se encontrarán. Porque, natural de Badalona, aparte de haber nacido y crecido en España aunque en términos de baloncesto Jordi ya ha bebido más de Estados Unidos -donde se estableció ya en 2009-, Fernández tiene más de un importante vínculo entre los miembros de La Familia.
“Vamos a salir agresivos y listos para luchar”
El técnico de los Sacramento Kings, de 40 años, trabajó con uj Sergio Scariolo al que admira en 2017 como miembro del cuerpo técnico de la selección española. Entre los jugadores, experto en desarrollo de los mismos -tuvo a LeBron James cuando ambos coincidieron en Cleveland-, trabajó de manera más estrecha con Rudy Fernández a finales de la primera década de los 2000.
De hecho, hizo contacto con su puerta de entrada a Estados Unidos -la academia Impact Basketball de Las Vegas-, gracias a Rudy, ya que llegó al fundador del centro, Joe Abunassar, a través del jugador del Real Madrid, con quien trabajaba en aquella época. Pagándose los vuelos de su bolsillo, Jordi se pasó los veranos de entre 2006 y 2009 en la mencionada academia picando piedra y llamando con su pasión y obsesión por los detalles la atención de Mike Brown, su gran valedor.
Sin embargo, nadie significa tanto para Jordi Fernández como Juancho Hernangómez, pupilo del catalán en su época en los Denver Nuggets, amigo y confidente del seleccionador de Canadá en una relación que trasciende el baloncesto.
Ayudante de Michael Malone en el conjunto de Colorado entre 2016 y 2022, el badalonés coincidió con un Juancho que es padrino de sus dos hijos. Y con el que ha compartido más en la intimidad grandes momentos de su carrera como cuando se convirtió en diciembre en Toronto en el primer entrenador nacido en España en dirigir un equipo NBA como primer técnico. Tras ese Raptors – Kings que se saldó además con victoria para Sacramento (123-124) después de la expulsión de Brown, ambos se fueron a cenar por Toronto.
“Crecimos juntos en Denver, tengo una gran relación con él, posiblemente mi mejor amigo en Estados Unidos desde que llegué”, destacaba Juancho entonces.
“Me ha ayudado en todo lo que se puede, soy padrino de sus dos hijos y les quiero como si fueran familia. Lo que logró es algo histórico y espero que se le de el crédito que se merece en España, ha batido un récord y, cosas del destino, fue contra mí. Me quedó un sabor agridulce porque perdimos pero luego fuimos a cenar y luego fuimos a celebrarlo porque se lo merece, sé lo que ha sufrido y las situaciones difíciles que ha tenido. Ha esperado su oportunidad y es un muy buen entrenador, de los mejores en lo que hace”, añadía el alero, cortado por los Raptors en febrero.
Antes de incorporarse a Denver y ayudar a Malone a moldear a Nikola Jokic hasta llegar al doble MVP, Fernández se curtió en Cleveland ejerciendo varias funciones, también entrenador de los Canton Charge -equipo de la G-League de los Cavaliers-, y formando parte del cuerpo técnico del equipo de Ohio que se enfundó el anillo de 2016 con LeBron James y Kyrie Irving al frente.
No duda el entorno de la NBA que el catalán acabará dirigiendo algún equipo como primer entrenador algún día, bendecido por Mike Brown, Michael Malone y hasta Nikola Jokic, que cree incluso que el catalán puede ganar algún día la liga como primer técnico. Aunque no se haya concretado nada formal, los pretendientes se han sucedido en el último medio año, considerado por Atlanta Hawks, Phoenix Suns y también por Toronto Raptors como candidato a ser primer entrenador.
Y la de Canadá, que ya hacía tiempo que le venía dando señales, ha sido la primera llamada para ejercer como primer entrenador al margen de su experiencia con Canton Charge. Primero fue la premonición de diciembre en Toronto y después el flirteo con los Raptors hasta esa llamada a finales de junio de la selección canadiense.
Nick Nurse tuvo que renunciar al cargo por presión de los Philadelphia 76ers -quieren que se centre única y exclusivamente en el equipo-, y, con también la opinión de apoyo de un técnico campeón de la NBA como Nurse-, Jordi fue el elegido. Bajo su manija, el segundo país con más jugadores NBA después de Estados Unidos con 22 y la justificada ilusión de la primera medalla en un Mundial.
Conocido por su capacidad para conectar con los jugadores -también lo ha hecho con Dillon Brooks-, la también profunda amistad de Jordi con Jamal Murray se presentaba como un gran aliciente para el base de los Nuggets contra el cansancio tras una larga temporada después de una dura lesión. “Mi chico”, le llama Jamal a Jordi.
El campeón de la NBA entró en una lista ya sin Shaedon Sharpe y Andrew Wiggins, pero el compañero de dúo de Jokic tuvo finalmente que renunciar por cansancio y la fantasía de una despampanante pareja de bases junto a Shai Gilgeous-Alexander se vio frustrada, lo que no ha impedido que Jordi, pese al poco tiempo de maniobra, haya podido dotar de identidad a una Canadá invicta hasta el accidente de ayer contra Brasil, con el 95-65 contra Francia como imponente muestra de la capacidad de este equipo.
Extenso conocedor como pocos del baloncesto NBA y FIBA a la vez para facilitar la adaptación a las estrellas de la mejor liga del mundo a tan distinto juego, el badalonés siempre ha tenido claro lo de construir un equipo desde la defensa aprovechando la mayor permisividad de contacto y la inexistencia de la regla de los 3 segundos.
La pareja de interiores Kelly Olynyk – Dwight Powell cierran la pintura a cal y canto y su dominio del rebote, unido a defensores de primera categoría como Dillon Brooks y Luguentz Dort, es esencial para que Canadá pueda correr y sacar provecho de su superioridad física. La presencia de cuatro jugadores con experiencia ACB como Trae Bell-Haynes (Casademont Zaragoza), Melvin Ejim (Unicaja), Philip Scrubb (ha dejado el Obradoiro por el Bahçesehir Koleji turco) y Kyle Alexander (ha salido del Valencia rumbo al Hapoel Tel Aviv) es también de valiosa ayuda en la adaptación a las reglas FIBA.
Y a mandar y marcar la diferencia, Shai Gilgeous-Alexander. Aunque no poder contar con un jugador de tal calibre no es ninguna ventaja, la pérdida de Jamal Murray ha tenido un menor impacto con el rendimiento del base de Oklahoma como evidencia y desde el momento en el que, sin la estrella de Denver al lado, actúa con total libertad en la cancha como única estrella y principal manejador, con todo el equipo a su disposición.
El astro de los Thunder promedia 22,3 puntos, 7,3 rebotes y 4,8 asistencias con un 51,6% en tiros de campo, siendo los triples -27,8%-, su único lunar. Su fortaleza al contacto al penetrar, su infinidad de recursos para finalizar y ese tiro de media distancia que tanto le define y tan eficaz contra las zonas, convierten cualquier jugada contra él en un complejo desafío ante el que España ya sufrió en el amistoso, con 22 tantos para el base de 25 años.
Jordi ha trasladado desde el estilo de juego de los Kings el alto ritmo que puede llegar a imponer Canadá y también la creación de juego desde los mano a mano con los pívots que distinguen a sus equipos, con Nikola Jokic como generador en Denver, Domantas Sabonis en Sacramento y sobre todo Olynyk en la selección canadiense, la que más triples intenta por partido tras Venezuela con 33,8 con un acierto del 39,3%.
Pero la solidez y recursos ofensivos de Canadá son la prueba irrefutable de lo que creen los jugadores en Jordi Fernández, que ha demostrado su carácter en más de una ocasión.
“¿Vosotros chicos queréis ser primeros? ¡Qué mierdas!”, chilló a sus jugadores durante el partido ante Letonia. Durísima fue también la reprimenda en rueda de prensa después de la derrota ante Brasil:
“Shai tiene que anotar y crear juego y no lo hizo. Kelly tiene que crear juego, rebotear y anotar de manera eficiente, no lo hizo. RJ (Barrett) tiene que correr la pista y anotar con eficiencia y defender y no lo hizo”, lamentó Jordi, muy claro y directo con sus jugadores y el mensaje de cara al todo o nada contra España.
Sergio Scariolo, como entrenador asistente de los Raptors campeones del anillo de 2019 y Juancho, jugador durante media temporada en Toronto, tienen también sus lazos con Canadá. Pero ninguno tan fuerte como los que tiene con esta España Jordi Fernández, que sólo podrá seguir sonriendo con su Canadá si hace llorar a los que más quiere.