Saber de dónde uno viene es importante para saber a dónde va. “Esto es el inicio de algo que va a durar mucho tiempo”, aseguraba, sin grandes estridencias pero con firmeza, Jordi Fernández, después de arrebatarle el bronce a Estados Unidos y conducir a Canadá a su primera medalla en la historia del Mundial mirando hacia adelante. Pero, con el perceptible tono del que se siente orgulloso, el técnico catalán miraba también para atrás. Donde empezó todo.
“He estado 15 años en la NBA, pero nací crecí en una ciudad fuera de Barcelona, el nombre de mi ciudad es Badalona. Y no sé si lo sabéis chicos, pero es una de las mejores ciudades de baloncesto del mundo. Hay muchos buenos jugadores y entrenadores de mi ciudad y viví allí hasta los 26 años, entonces fue cuando fui a la NBA”, quiso recordar, emocionado, Jordi, de 40 años, quien empezó jugando en el Joventut para luego irse al Montgat, donde empezó a ejercer de técnico.
“Trabajé con Sergio (Scariolo), uno de los mejores entrenadores nacionales. He tenido mi propio camino aprendiendo de la NBA y la FIBA. Mi educación es una de las razones por las que confiaron en mí y me dieron el trabajo. Sólo puedo decir que gracias por creer en mí, ha sido una experiencia fantástica. Muchas cosas se pueden hacer mejor, pero estoy listo para trabajar para los Juegos Olímpicos y dar lo mejor de mí”, explicó también Jordi, que asumió el cargo de seleccionador de Canadá en junio tras la dimisión de Nick Nurse para llevar al país en el que nació el baloncesto a un éxito inédito.
Pese al mínimo tiempo de preparación, su escasa experiencia como primer entrenador -sólo había ejercido de ‘head coach’ dos años en el equipo de la G-League de los Cavaliers, los Canton Charge-, Jordi pudo construir algo muy bonito en Canadá para llevar al país a un éxito inédito. Incluso con otro contratiempo con la baja de última hora de Jamal Murray -más otros que no pudieron ir como Andrew Wiggins y Shaedon Sharpe-.
“Este es el inicio de algo que va a durar mucho tiempo”
Pero el catalán supo canalizar el abundante talento que ha emergido en Canadá, la segunda potencia NBA por número de jugadores -22-, que ha pasado por encima sin embargo de la primera en el Mundial. Supo, sobre todo, con todos esos imprevistos, creer y hacer creer con unos jugadores que creyeron en él desde el primer momento. “Ama el país”, destacaba dándole todo el crédito Dillon Brooks, el ojito derecho de Jordi desde el primer día, tras endosarle 39 puntos a Estados Unidos.
“Así es como se le ve cuando le dejas jugar. Estoy orgulloso de él, junto a Luguentz Dortz es el mejor defensor perimetral del Mundial”, destacaba el catalán devolviéndole los piropos a Brooks, sentado a su lado en rueda de prensa el chico malo de la NBA al que desde hoy van a odiar todavía más en Estados Unidos. Pero esta vez por sus genialidades y no sus fechorías.
Jordi Fernández rompió barreras para Canadá como ha hecho toda su vida en el baloncesto, convirtiéndose en diciembre en Toronto en el primer entrenador nacido en España que dirigía un equipo como primer técnico con los Sacramento Kings tras la expulsión de Mike Brown -quizá una especie de premonición de lo que estaba por venir con Canadá-. Ayudando a Brown, el que le abrió la puerta al baloncesto estadounidense impresionado por su cuidado de los detalles, a clasificar a los Kings para playoffs 17 años después.
El técnico nacido en Badalona como tan orgullosamente proclama empezó a entrenar equipos de basket base en Montgat para después pasar por Badalonès, Sant Josep, Hospitalet, Lleida y Sarriá como recordaba en conversación a Ball Don’t Lie. Probó su primera experiencia americana en un campus en Oklahoma en 2005 para luego pasar tres veranos entrenando en la Impact Basketball Academy entre 2006 y 2009, trabajando todo el año para pagarse el billete de avión.
Allí conoció a Mike Brown, que le dio una oportunidad en Cleveland empezando con el desarrollo de jugadores, teniendo experiencia ya con algunos como Rudy Fernández. En la ciudad de Ohio trabajó con LeBron James, formó parte del coaching staff que ganó el anillo de 2016 y ejerció de primer entrenador del filial de los Cavaliers en la G-League, Canton Charge, entre 2014 y 2016. Y conoció a David Blatt, el otro protagonista, con su historia de superación, sobre el que giró su otro emotivo discurso.
“Quiero agradecer a dos personas especiales para mí: una es mi mujer, Kelsie, y al coach David Blatt. Estoy seguro de que le conocéis. Es como mi ángel y siempre está ahí”, destacó Jordi Fernández, que también ha colaborado con Scariolo en el cuerpo técnico de la selección española.
Blatt, entrenador de los Cavs entre 2014 y 2016 y campeón de la Euroliga con el Maccabi Tel Aviv en 2004 entre otros logros, sufre esclerosis múltiple, pese a lo cual ejerció de asesor del club israelí la última temporada y ha estado con Canadá en el Mundial ejerciendo también dicho rol.
“Trabajé con coach Blatt en Cleveland. Tuvimos una gran conexión, yo era el entrenador del equipo de la G-League. Él era mi jefe, pero, obviamente, sabía de dónde venía. Le vi entrenando muchos años, es uno de los mejores. Su personalidad, cómo de inteligente es, cómo comunica… Obviamente, conectamos. Sabéis lo que le pasó. Después de eso, no sólo siendo despedido sino intentando estar sano. Tengo mucho respeto por cómo lidia con ello y lo mucho que ha hecho por mí. No hay días malos para él, se presenta con una actitud positiva y me ayuda a mí y a todos. Significa el mundo para mí y la organización”, explicó Jordi en declaraciones recogidas por Basketnews.
Tras 7 años en Cleveland, el catalán se marchó a Denver (2016-2022), donde ayudó a construir como asistente de Michael Malone el núcleo de los campeones Nuggets de Nikola Jokic y donde nacieron sus hijos. El año pasado, le llamó Mike Brown -a quien también había ayudado en la selección de Nigeria-, para ser su asistente principal en unos Kings con grandes expectativas para la próxima temporada en playoffs.
Con todo lo mostrado a base de pico y pala, la que se lio en Sacramento el año pasado –Stephen Curry tuvo que meter 50 puntos para eliminar a los Kings-, la lista de pretendientes de Jordi Fernández para sondearle como primer entrenador se disparó tras ya ser considerado por los Cavaliers en 2019. Los Atlanta Hawks, los Phoenix Suns y, como otra prueba de ese algo especial que tiene con Canadá, los Toronto Raptors, le consideraron para ser ‘head coach’. Tras lo de este Mundial, tiene que estar ya al caer.