En casa del herrero cuchillo de palo. O algo así sucede en Canadá con los Mundiales, a cero de medallas pese a que canadiense es el inventor del baloncesto, James Naismith.
Pero algo intrigante se intuye en una premonitoria alineación de todo. De astros nacidos en el mismo tiempo y que se han ido a juntar el mismo verano con el genial campeón de la NBA Jamal Murray al frente y los Shai Gilgeous-Alexander, Dillon Brooks, RJ Barrett o Dwight Powell.
El jefe, Jordi Fernández (Badalona, 27-12-1982), señalado, como bromea él, por el destino.
En la misma ciudad donde la selección canadiense empieza su preparación para el Mundial, Toronto, se convirtió en diciembre en el primer entrenador nacido en España que ejercía de primer técnico en la NBA tras la expulsión de Mike Brown en un Raptors-Kings en el que acabó mojado en champán. Era una sugerente señal de lo que estaba por venir, el elegido en junio como seleccionador canadiense tras la dimisión de Nick Nurse.
Aunque considerado estos últimos meses como candidato a ‘head coach’ de Hawks, Suns y los propios Raptors pero no elegido al final, por fin Jordi puede mostrarse a pecho descubierto como primer entrenador.
Y los jugadores, encantados ya con su aptitud y actitud, todo oídos también para que el catalán, con ‘background’ europeo y de la NBA, les muestre los entresijos del baloncesto FIBA y la mejor manera de adaptarse a ellos. “Es mi chico”, advierte en tono más que cariñoso Murray con esa relación tan especial que construyó con el ahora asistente de los Kings en Denver.
De ello y más conversa Jordi con varios medios, entre ellos MD.
Ya estuvo como primer entrenador en el equipo de la G-League de los Cleveland Cavaliers, los Canton Charge, pero, considerando la mayor repercusión mediática, este es su primer gran reto como ‘head coach’. ¿Cómo lo afronta?
Con mucha ilusión y trabajo. Al final es importante que todos busquemos confianza en todo lo que hacemos. Confío en mi experiencia y el trabajo que pongo en el día a día. Ahora en el día a día todo es más fácil porque no hay competición, pero en el momento que haya competición todo se endurece y hay que estar preparado. Si establecemos ahora buenas relaciones cuando las cosas no vayan tan bien es cuando todos nos juntamos y podemos sacarlo adelante.
¿Qué significa estar al frente de un país como Canadá?
Es un honor, representar al país y toda la gente es muy especial y lo percibes. Te sientes identificado con muchas cosas. Quiero ayudar a los jugadores y entrenadores canadienses y mi trabajo es que el nivel de esta selección y la federación suban. Es un sentimiento especial y sientes ese honor porque te han dado esa confianza de representar un país y significa mucho, no sólo para la gente que sigue el baloncesto, si no para todos los canadienses.
Es uno de los trabajos que se hacen más por amor. La gente se fija en el dinero, pero si un trabajo lo haces con pasión y entrega… Y no hay nada tan especial como representar a un país y en una situación así, ir juntos a los torneos cortos… Vives como una familia, las 24 horas del día.
“Hay que preparar a los chicos mentalmente para el baloncesto FIBA”
Se reencuentra con Jamal Murray, con el que ya coincidió en Denver. Y esta vez como campeón de la NBA.
Es un jugador especial. Tengo una buena relación personal y profesional con él tras haber trabajado esos años en Denver y ahora afrontamos juntos un reto más. Es un reto más de primer entrenador y jugador y es un proceso normal de trabajar juntos, hacer mejor al equipo y competir. Y si hacemos eso juntos irá bien y el hecho de conocernos hace que conozca qué puedo esperar de él.
¿Cómo cambia entrenar un equipo NBA a hacerlo con una selección? Aparte de las reglas de juego diferentes, también está asumir que en las eliminatorias puedes quedar eliminado en un partido.
Hay que preparar a los chicos mentalmente porque la mayoría no saben lo que es, y tienes que explicarlo, llegar a ellos. No sólo yo, sino el resto de entrenadores, dirección técnica, nuestro psicólogo… Es muy importante para ellos entenderlo aunque no tengan experiencia.
Las normas del juego son distintas, hay que valorar los minutos, también al rival que es muy importante. En ese aspecto vamos muy por detrás de otros equipos que han jugado ya muchas veces y juntos. En algunos aspectos para nosotros es un reto, pero los retos están para pasarlos.
Canadá se enfrentará a España en uno de los partidos de preparación y puede hacerlo también en la segunda fase. Conoce también a la selección de haber estado en el coaching staff con Sergio Scariolo. ¿Cómo lo ve?
Lo que veo es que no me preocuparé de la segunda fase hasta que pasemos la primera. Aunque ellos aparezcan en nuestro camino, ahora lo importante es nuestra preparación. Ellos son equipos con mucha experiencia, saben jugar competiciones FIBA y para nosotros lo importante son los tres primeros partidos y no sería honesto pensar más allá de los tres primeros partidos.
Son ahora mismo 18 jugadores. El domingo le toca decidir quiénes viajan.
Es un proceso y, como en todo proceso, hay partes buenas y otras difíciles y reducir el grupo de jugadores no va a ser fácil. Pero es parte de mi trabajo, mi responsabilidad, y voy a hacer lo mejor para el equipo. La responsabilidad es mía y, como digo siempre, si ganamos es mérito de los jugadores, y si no, del entrenador. Hay que ser autocrítico.
Estos chicos son parte de los que estamos haciendo aquí, muchos no van a poder ir al Mundial pero han sido parte del equipo en las ventanas y tienes que valorarlo y agradecérselo. Tenemos que demostrar también que reconocemos su trabajo.
“No estamos al mismo nivel todavía, pero queremos llegar al nivel de éxitos de España
Así lo hizo Sergio Scariolo con todos los que fueron a las ventanas. Les dio una medalla a cada uno tras la clasificación.
Sí, eso es importante. Aquí ves los verdaderos valores de una Federación y un grupo de personas. No estamos al mismo nivel porque no llevamos tanto tiempo juntos, pero la Federación Española ha sido referencia. Nosotros tenemos un contexto distinto, pero queremos llegar a ese nivel de éxito de ellos.
Hablaba del compromiso de los jugadores para ir con Canadá. La selección había tenido el problema de que los agentes libres no iban con el equipo y este año tenemos ejemplos como los de Dillon Brooks o Nickeil Alexander-Walker. ¿Qué ha cambiado, incluso antes de su llegada, para que haya ahora ese compromiso?
La voluntad de ganar, de crear algo especial. No son agentes libres, han firmado y están bajo contrato. Sí que es un contrato nuevo, pero son jugadores que bajo contrato han tenido la voluntad de venir aquí y eso es muy importante para nosotros.
La mayoría ve a Dillon Brooks como ‘el malo’. ¿Qué supone para usted como entrenador tenerle tanto dentro como fuera de la pista?
Siempre ha sido un jugador que he pensado que me gustaría entrenar. Es muy competitivo, muy físico, y tras el mes de contacto con él y estos tres días que he estado con él, le querría entrenar el resto de mi vida y con eso te lo digo todo. Es un competidor y este equipo necesita un Dillon Brooks, sin duda.
El dúo de bases que van a formar Jamal Murray y Shai Gilgeous-Alexander es una de las amenazas de Canadá. ¿Qué rol va a asumir cada uno? ¿Quién puede ser, por ejemplo, más el manejador?
Los dos son importantes. Los dos pueden anotar y botar el balón y aquí es donde ellos tienen que crear su propia química. Yo estoy aquí para ayudarles, con jugadores tan especiales en algún momento tendré que darles el balón y apartarme y eso es importante, este tipo de jugadores te enseñan a ti. Confío en los dos y en que nos van a liderar en partidos a la victoria y harán que mi trabajo sea mejor.
Con más contacto y la zona más congestionada, ¿las reglas FIBA pueden ser especialmente difíciles para jugadores como Jamal Murray?
En su caso no creo que el baloncesto FIBA le suponga un cambio grande porque él es un gran tirador, él puede tirar con contacto y saliendo de indirectos. En general tenemos que trabajar en cosas como mover el balón, tocar la pintura, cambiar el balón de lado. No podemos jugar tantos aclarados, no podemos botar el balón más de 3 o 4 veces. Hay que preparar mentalmente a los jugadores y ayudarles.
¿Cómo valora las diferencias entre el Murray de hace unos años y el de ahora?
Es el crecimiento, la confianza. Siempre cree que es muy bueno y, si no, te demostrará que estás equivocado (risas). Necesita ser ese luchador.
El alero ha conectado con Jordi Fernández
Brooks: “Es un chico gracioso”
Dillon Brooks y Jordi Fernández han conectado desde el primer momento. El seleccionador ya ha dicho que le querría para el resto de su vida. Ve en él un luchador inspirador, mientras Brooks, para empezar, ve a Jordi como alguien que le hace reír:
“Es un chico gracioso. Le gusta hacer bromas, nos hace entender las cosas y su filosofía es fantástica. No puedo esperar a jugar”, destaca el polémico alero en respuesta a MD. “Estamos en un ejercicio (por equipos) y pregunta quién empieza. Si los azules dicen que ellos, él decide que no, que el otro equipo, y todos nos reímos y ya estamos con ganas de hacer el siguiente ejercicio”, añade Brooks.
Aún así, la relación más especial sigue siendo con Jamal Murray: “Es mi chico. Es divertido verle ahí, quiere traer el mismo ritmo (de juego) que en Sacramento. Es responsable, quiere asegurarse que cuidamos el balón y hagamos la jugada correcta”, resalta por su parte el base.
Con versátiles defensores como Brooks y Barrett y la pareja de interiores titular Dwight Powell – Kelly Olynyk, Jordi Fernández quiere edificar su idea sobre la defensa hasta tal punto que está convencido de que Canadá puede ser la mejor del Mundial en el lado defensivo para catapultar así también al equipo al frenético ritmo de juego que ha distinguido a los Kings esta temporada .
La selección norteamericana está encuadrada en el grupo A junto a Francia, Líbano y Letonia.