Jorge Molina y Roberto Soldado, 73 años de edad entre los dos, colocaron al Granada a un paso de los cuartos de final de la Liga Europa con sus goles ante el Molde noruego, al que vencieron los andaluces este jueves por 2-0 en la ida de octavos, demostrando que en el fútbol, como en la música, hay viejos roqueros que nunca mueren.
Jorge Molina, que en apenas un mes alcanzará los 39 años, anotó el 1-0 para consagrarse como el máximo anotador del Granada en la presente temporada y convertirse en el segundo jugador de más edad en marcar en la historia de la Liga Europa.
S
oldado, que en mayo soplará las 36 velas de la tarta, fue el autor del 2-0 ante el equipo noruego con un gran disparo de volea tras una asistencia del propio Jorge Molina.
El elevado número de bajas con el que afrontó el Granada el choque llevó al técnico Diego Martínez a hacer coincidir a los dos en el once titular, una situación que esta campaña sólo se produjo en el partido de Copa del Rey ante el Navalcarnero, ganado por los rojiblancos por 0-6 y en el que también marcaron los dos puntas.
El propio entrenador rojiblanco se rindió a los dos jugadores al final del choque, destacando que para él, que es por muy poco tiempo mayor que ellos, es “muy emotivo poder dirigir a dos profesionales tan extraordinarios” y que son “un ejemplo dentro y fuera del campo”.
Y es que más allá de los goles, entre Soldado y Jorge Molina suman 19 esta temporada; o de las asistencias, seis entre los dos este curso; su veteranía, experiencia y aportación en otras facetas del juego del Granada, tangibles o intangibles, es muy grande.
Un buen ejemplo es la expulsión del jugador del Molde Martin Ellingsen, que se produjo tras ver una segunda amarilla que no saca de primeras el árbitro polaco Pawel Raczkowski pero que sí que muestra tras las airadas e intensas protestas de Soldado, reclamaciones que seguramente el trencilla no hubiera ni atendido ni permitido a otro futbolista con menos galones.
Esa roja cambió radicalmente el choque, ya que el Molde pasó de ser dominador a ser dominado y, a renglón seguido, el propio Soldado marcó el 2-0 para ser sustituido poco después, marchándose a la grada con todos los deberes hechos.
El veterano ariete fue uno de los protagonistas de un cambio que, como casi todo lo que pasa en el Granada en los últimos meses, fue histórico, ya que dejó su sitió a Isma Ruiz, joven centrocampista del filial que se convierte en el primer futbolista granadino en disputar un partido de competición europea con su equipo.
El 2-0 logrado por el Granada es el mismo resultado obtenido en la ida de la eliminatoria de dieciseisavos de final ante el Nápoles italiano.
Frente a los napolitanos le tocó a los andaluces defender esa renta en el Estadio Diego Armando Maradona, mientras que ahora el destino y las restricciones a la entrada de extranjeros en Noruega han querido que frente al Molde tengan que hacerlo el próximo jueves en otro estadio con nombre de estrella futbolística mundial, el Ferenc Puskas de Budapest (Hungría).
Allí buscará el Granada el próximo jueves firmar una pagina más de su sorprendente, ilusionante y meritoria primera aventura europea de su historia, y hacer buenos los tantos en la ida de Jorge Molina y de Soldado, dos delanteros a los que se les siguen cayendo los goles de los bolsillos, dos viejos roqueros del mundo del fútbol que están más vivos que nunca.
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