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José Bogas : “Comprendo la desazón de la gente con la subida del precio de la luz”

José Bogas, consejero delegado de Endesa, durante la entrevista en la sede de la empresa en Madrid.Carlos Hoys

La monumental sede de Endesa en Madrid, un innovador inmueble diseñado por Rafael de la Hoz, está prácticamente vacía. De los más de 1.600 trabajadores que acoge normalmente solo hay unas decenas por los rigores del teletrabajo impuesto por la pandemia. Después de que los visitantes superen un control sanitario para descartar la covid, José Bogas (Madrid, 1955), consejero delegado del grupo energético, recibe a EL PAÍS en la sala del consejo, desde donde se aprecia la magnitud de Filomenaauguel temporal que tiñó Madrid de blanco y contribuyó a disparar los precios de la electricidad durante las primeras semanas de enero. Ingeniero industrial, Bogas entró en Endesa en 1982 con 27 años, cuando todavía era una empresa pública. Hombre de confianza de la italiana Enel, propietaria del 70% de Endesa, su labor se centra en dirigir la filial ibérica en la transición ecológica y la transformación digital en una situación de crisis.

Pregunta. Hace unos días el precio de la electricidad rozaba máximos en plena ola de frío. ¿Qué les diría a los ciudadanos que se preguntan si su factura va a subir?

Respuesta. Primero, que comprendo y comparto su desazón. Y, segundo, que son situaciones coyunturales por unas condiciones climatológicas adversas. Matemáticamente tiene explicación; pero más allá de eso, deben saber que no se van a mantener esos precios, ni muchísimo menos. La tendencia del precio del mercado mayorista es estable y a la baja. Han sido estables en los últimos años. Y en la medida en que se vayan introduciendo renovables, esos precios irán bajando. Evolucionamos a un sistema de disminuir el coste de la energía, que por otro lado solo es un 35% del recibo.

P. La vicepresidenta Teresa Ribera dijo que explorará “mecanismos colchón” para mitigar esos picos en el precio de la luz. ¿A qué cree que se refería?

R. Se lo preguntaré. Quiero pensar que se trata de alguna fórmula que mitigue esas subidas, pero eso tiene un coste. Le preguntaré para ayudar en la medida que podamos. En Europa hay algunas centrales que se comprometen a producir a un determinado precio si estos se disparan. ¿Económicamente tiene sentido? Depende de si los incidentes son repetitivos.

P. Algunos piden rebajar el IVA de la luz. ¿Qué opina?

R. Estoy a favor de bajar el IVA, no puedo estar en otra posición. Tiene todo el sentido, sobre todo más a los clientes vulnerables y las pymes.

P. Usted ha arremetido en ocasiones contra el Gobierno por las cargas del recibo de la luz.

R. Sí, es verdad. Siempre he pensado que no tiene sentido lo que tenemos ahora en el recibo. Somos el quinto o sexto país más caro de Europa debido a cargas que no tienen sentido. Si queremos incentivar la electrificación, tendremos que hacer cosas que la faciliten. Y una de ellas sería dejar en el recibo los costes reales de la energía eléctrica. Creo que existen pocos elementos que el Gobierno puede defender para no quitarlo. A lo mejor cree que todavía no es el momento. Pero ha dado un paso adelante con el fondo de sostenibilidad. [un fondo costeado por todos los productores energéticos que financiará los costes regulados de las renovables y que permitirá rebajar un 13% la factura de la luz]. Parece justo que el extracoste cargado en la factura, unos 7.500 millones al año, se pague a través de todas las energías, y la electricidad es el 25% del total. Cumpliremos lo que es de justicia y facilitaremos la penetración de la energía eléctrica para la electrificación de la economía.

P. La polémica sobre la factura de la luz impacta en su reputación. ¿Cree que hay intereses políticos detrás?

R. Sin duda este tema repercute en la imagen de las eléctricas. Hace años se hizo una encuesta en la que preguntaban si la tarifa era cara, y el 90% dijo que sí, pero al mismo tiempo no sabían cuánto pagaban. Se ha afianzado la idea de que la tarifa es cara y es muy difícil quitarnos el sambenito. ¿Qué se puede hacer? Quitar cargas, impuestos, cánones, tasas autonómicas. Jamás podríamos aspirar a ser un país de los más competitivos si no se retiran.

P. ¿Qué le parecen situaciones como la de la Cañada Real, donde se corta la luz a familias vulnerables en pleno invierno?

R. No conozco bien el caso. Hay incidentes que muchas veces tienen que ver con fraudes, cultivos de marihuana y cosas ajenas. Por lo que he leído, en la Cañada Real podría haber cosas de este tipo. En esos sitios convive gente que comete fraude con otros que no. Tenemos que ver cómo la tecnología nos puede ayudar a aislar a unos de los otros. Los políticos no nos ayudan mucho.

P. Se les acusa de ser rácanos con el bono social.

R. Si destinar 80 millones al año es ser rácano, pues que venga Dios y lo vea. En el Fondo de Responsabilidad Pública contra la covid hemos gastado 25 millones en ayuda sanitaria y socioeconómica desde marzo. A cierre de 2020, Endesa tenía 372.000 clientes acogidos al bono social eléctrico. Somos conscientes de que tenemos un papel relevante en la sociedad. Y Endesa abona anualmente más de 4.100 millones en impuestos a Hacienda. Dicho esto, empezamos a medir cuestiones como que tiene que haber una tarifa social y quién la debe pagar: ¿el resto de consumidores, el Gobierno, todos los ciudadanos? Tenemos una obligación que no tendría que ser una imposición.

P. ¿Cómo es su relación con el Gobierno?

R. Una empresa como esta siempre tiene que estar bien con el Gobierno, entre otras cosas porque el suministro eléctrico es esencial para la economía del país. No tiene sentido estar en contra. A veces estamos más de acuerdo y a veces, no. Coincido con este Gobierno casi en el 90%, y del restante 10%, no sé si tienen razón ellos o yo.

P. Pero es un Gobierno con dos almas y hay una, la de Unidas Podemos, que propone la nacionalización de esta compañía. ¿Qué le parece la idea?

R. Respeto las dos caras del Gobierno, pero hay cosas que no comparto. Esta es una. Me gustaría subrayar que Endesa está completamente comprometida con el país y la política energética, que hemos pasado de 5.600 millones de inversión en el periodo 2018-2020 a 7.900 millones para el siguiente trienio, un 30% más. Y damos trabajo a casi 10.000 personas de forma directa, invirtiendo en renovables y digitalización. Dicho esto, no soy partidario de las nacionalizaciones.

P. ¿Pero cree que es una barbaridad una propuesta como esa?

R. Absolutamente, tengo una idea muy distinta. Como dice el cura con el pecado, no soy partidario. Estos temas son una constante que toma más impulso en ciertos momentos y la tempestad Filomena, la subida de precios, la vulnerabilidad de algunos clientes…, sean más o menos justificables, dan pie a que tomen fuerza esas ideas, que no tienen sentido. Pero hay gente pa´tó, que dijo el torero.

P. Cada vez hay más diferencias entre los dos socios de Gobierno. ¿Cree que estas benefician al debate político o afectan a la credibilidad del país?

R. La discusión sobre la política de cualquier Gobierno es normal; pero esto crea una serie de dudas. El Gobierno, quizá la otra alma del Gobierno, lo está haciendo bien, trata de gestionar las dos visiones y de introducir algunas de las ideas de la otra alma, pero modulándolas para que tengan cabida en la realidad del país.

P. El Ejecutivo ha aprobado muchas reformas en poco tiempo que afectan al sector energético.

R. Las medidas que se han tomado son correctas, empezando por el Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC) y los desarrollos de otros planes. El gran reto es bajar a tierra todos los objetivos. Se está haciendo un gran esfuerzo, se está tratando de reunir a la gente para concretar las actuaciones y el destino de los fondos europeos. Y todo eso es muy complicado.

P. ¿Cree necesario un gran pacto parlamentario para impulsar una política energética?

R. Absolutamente, sí. Los partidos también tendrían que estar de acuerdo en el 90% de las cosas, con independencia de quién esté en el Gobierno. Sería fundamental para dar estabilidad, en esta y en otras cuestiones, y que no cambie cuando cambia el Gobierno.

P. Estamos en la tercera ola y la situación sigue agravándose, con más infectados y la sanidad al borde del colapso. ¿Cree que el Ejecutivo debe ser más duro en las restricciones?

R. Es muy difícil para un Gobierno tomar la decisión de un bloqueo absoluto sabiendo las consecuencias económicas. Por otro lado, estoy sorprendido con que nadie acierte con las medidas. Hay que encontrar un equilibrio entre salud y economía.

Pregunta. ¿Qué tal con su principal accionista?

Respuesta. No somos independientes, pero somos autónomos. Pertenecemos a un grupo y tenemos una disciplina. Todo se discute y se debate. Enel es el número uno mundial y nos aporta mucho valor.

P. ¿Le gustaría tener los activos latinoamericanos que Endesa vendió a Enel?

R. Esto es llorar por la leche derramada. Estaba cantado desde el primer minuto. Para mí fue una pena a nivel personal, pero estamos en una posición magnífica. Endesa es competitiva, mantiene el liderazgo, tenemos innovación y el grupo nos apoya.

P. ¿Aventura fusiones en el sector? A lo mejor a Enel no le importaría vender Endesa.

R. Yo sí aventuro operaciones. Tiene que haber una consolidación sectorial. En esa consolidación, se me ocurre que Enel no puede ser ajena y Endesa tendría que ser actor. Pero no creo que Enel tenga ninguna intención de desprenderse de Endesa, somos ya parte de su ser.

P. ¿Va a participar Endesa en los fondos europeos?

R. Hemos presentado 110 proyectos, por valor de 20.000 millones, lo que supondría unas subvenciones de unos 5.000 millones si tuviéramos un éxito del 100%. Pero hay que aclarar muchas cosas con respecto a cómo se van a recibir y en qué condiciones. Pienso que tienen que ser proyectos que realmente marquen una diferencia en tecnología y competitividad. Es decir, si las renovables son rentables y están en precio de mercado no pueden recibir subvenciones. Si vamos a poner baterías para almacenar y tener energía en el futuro, entonces sí.

P. ¿Cuál es el mayor obstáculo de los fondos?

R. Eliminar barreras y superar la burocracia. Cuanto antes se reciban, mejor.

P. Hay quien dice que España llegó tarde a la electrificación y la transición ecológica.

R. No creo que llegáramos tarde, quizá llegamos demasiado pronto. Empezamos con importantes inversiones en 2007 que estaban fuera de mercado, por lo que necesitaban subvenciones que luego produjeron ese extracoste que nos vamos a repartir ahora. Las cosas hay que hacerlas cuando tienen sentido. El Acuerdo de París fue en 2015, que es cuando hay una concienciación de que el cambio climático es un problema. Un ejemplo del cambio es Endesa. Éramos una empresa carbonera. Y en 2022 seremos la empresa eléctrica vertical e integrada que menos emitirá en la Península. Y éramos la que más emitíamos. Esto no se hace sin esfuerzo. Lo hemos hecho cuando teníamos que hacerlo. No creo que haya retraso. Subrayo que quizá España tenga uno de los programas más ambiciosos y que se dan las circunstancias para hacerlo.

P. ¿Acudirán a la subasta de renovables de este próximo martes?

R. Sí. Nosotros decimos que no necesitamos las subastas porque somos una empresa integrada. Pero tengo que aceptar que el Gobierno las haga para facilitar la entrada de desarrolladores. Lo que tiene que hacer, además, es evitar errores y controlar a los que han hecho mucho dinero especulando con las conexiones y derechos de acceso. Lo malo de las subastas es que salen precios ridículos. Nosotros vamos a ir con precios razonables en la tranquilidad de que tenemos un plan para desarrollar 3.900 MW.

P. ¿Qué le parece la irrupción de las petroleras en el sector?

R. En el sector tenemos un elevado grado de competencia, fundamentalmente en comercialización y renovables. Mucha de esta competencia es de gente que entra para crear una base de clientes y luego revenderla. Lo que hacen es destruir valor. Se han producido disparates tanto en precio de compra de renovables como en ofertas a clientes. Entiendo que en el caso de las petroleras es coyuntural para tomar posición, pero su vocación es de permanencia y no me preocupa. Me preocupa más el grado de especulación que pueda haber en la comercialización y productores de renovables. Lo que digo internamente en Endesa es que no hay que comprar a nadie, porque si no gano la subasta próxima ya ganaré otra o construiré otra cosa. Tengo la esperanza de que el oportunismo especulativo caiga de una vez.

P. ¿Sigue pensando que no tiene sentido cerrar las nucleares?

R. Sigo pensando que técnicamente no tiene sentido. Pero el debate no va por la cosa técnica. La sensibilidad en España es contraria y el Gobierno es portavoz de ese sentimiento, que creo que no es racional. Pero hubo unas negociaciones abiertas entre el Gobierno y las empresas y salió un acuerdo para clausurar las nucleares. Si lo que ha pasado estos días ocurre sin nucleares, se produce un apagón. Por eso es necesario que se desarrollen sistemas de almacenamiento. Si no se cuenta con ellos, habrá que conceder cierta flexibilidad [al acuerdo de cierre de nucleares], porque las cosas no tienen que estar escritas en piedra y se pueden revisar. Pero si se cumple el PNIEC, se cerrarán en las fechas previstas.

P. Dicen que esta crisis sanitaria y económica, a diferencia de otras, es transformadora.

R. Absolutamente. Vamos a un mundo totalmente distinto que es muy fácil de ver en el sector eléctrico. Hay una transformación digital que nos abre posibilidades en el sector de gestión de activos, de la red y de relaciones con los clientes que antes eran inimaginables. Esto nos da capacidad de almacenamiento y velocidad de adaptación. Queda mucho camino, pero hemos dado el primer paso.


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