Joshua Kimmich, tótem del fútbol alemán y líder del Bayern Múnich, está de baja porque se ha resistido a vacunarse contra el covid-19. El mediocampista de 26 años es el representante más famoso del 10% de los jugadores profesionales de las ligas alemanas que no se han vacunado, así como de la notable fracción de la población de Alemania —más del 30%— que renuncia a la inoculación atrincherada en el escepticismo. En plena cuarta ola de la pandemia, el caso de Kimmich se presenta como objeto de debate nacional, con la canciller Angela Merkel y los líderes de los estados federales convencidos casi por unanimidad de que es preciso obligar a los futbolistas a cumplir con las mismas reglas sanitarias que estudian imponer al resto de la ciudadanía. Vacunarse o permanecer fuera del puesto de trabajo, esa es la disyuntiva legal que plantea el Gobierno. Convertirla en ley supone un verdadero desafío al orden constitucional que protege el trabajo como derecho fundamental.
De momento no es la ley la que dictamina la baja de Kimmich sino el Ministerio de Sanidad de Baviera, que le obliga a guardar cuarentena de siete días tras contactar con un positivo durante la última concentración de la selección. Es el protocolo que pesa sobre los no vacunados. Le acompañan en la condición de aislado cuatro compañeros de equipo: Gnabry, Sülle, Musiala y Choupo Moting, de quienes se presume que también se han negado a recibir la vacuna, aunque ninguno lo ha confesado abiertamente. Kimmich, joven frontal y enérgico, sí reconoció hace semanas que no se vacunó. Alegó que temía por las consecuencias en su organismo. En Múnich se extiende el rumor de que ejerce la objeción de conciencia porque es testigo de Jehová, circunstancia que él no ha confirmado ni desmentido.
El primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, de la CDU, dijo este jueves que los líderes de los lander acordaron obligar a los futbolistas a vacunarse —o tener anticuerpos tras pasar por la enfermedad— para acudir a su puesto de trabajo. El puesto de trabajo de un jugador profesional, según la jurisprudencia, coincide con el sitio en el que se encuentren sus compañeros. La clase política está de acuerdo en forzar la vacunación. “Ahora debemos comprobar si podemos implementarlo legalmente”, dijo Wüst, consciente del profundo problema jurídico que implica restringir los derechos y libertades fundamentales.
”Señal de identificación”
El 10% de los futbolistas de los 36 equipos profesionales de Alemania no han querido vacunarse, según informa la DFL. Esto supone un problema. El fútbol es, desde que comenzó la pandemia, objeto de instrumentalización política. El Gobierno de Angela Merkel utilizó a la Bundesliga para dar ejemplo de gestión de la crisis, del mismo modo que ahora se propone demostrar que los jugadores se sitúan a la vanguardia de la lucha contra el nuevo coronavirus. Si para ingresar a los estadios, a los aficionados de todo el país se les exige vacunarse o presentar un certificado de anticuerpos —como mínimo—, los futbolistas no deberían ser una excepción. “Sería una tremenda señal de identificación entre aficionados y profesionales del fútbol”, declaró este viernes Markus Söder, el jefe de Gobierno de Baviera, lander cuya capital es Múnich y cuyo equipo más emblemático es el Bayern.
Baviera está cerrándose: estadios, discotecas, hoteles y restaurantes solo permiten la entrada a personas vacunadas. El Bayern acumula bajas porque algunos de sus jugadores se resisten y la situación podría agravarse si el Gobierno federal consigue aprobar la ley que obliga a los trabajadores, incluyendo los jugadores profesionales, a vacunarse como requisito para acudir a su lugar de trabajo. En este caso, Kimmich tampoco podría entrenarse con el resto de sus compañeros una vez cumpla la cuarentena preventiva por haber sido contacto estrecho de un infectado.
De momento, este verdadero obseso de la competición, soporta una losa psíquica. Joshua Kimmich se perdió el partido de Bundesliga de este viernes contra el Friburgo y no podrá viajar a Kiev a enfrentarse al Dinamo en Liga de Campeones.
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