Juana I de Castilla: ¿Estaba realmente loca?

De una educación católica y humanística gracias a su madre Isabel, y culta, Juana I de Castilla, ‘la Loca’, nació en Toledo un 6 de noviembre de 1479. Dominó varias lenguas, como el romance y el latín, y era una avanzada en la danza y la música. Desde pequeña se preparó para estar en el trono, o por lo menos, para acompañar al que fuera rey siendo una persona valiosa.

Jamás mostró ningún síntoma de locura durante su niñez y en el año 1504 se convirtió en la reina de Castilla hasta 1555. A pesar de ostentar el cargo durante tantos años, lo cierto es que desde 1506 no ejerció ningún poder ni influencia y se vio recluida en Tordesillas donde su propio padre, Fernando El Católico, primero, y su hijo, Carlos, después, la apartaron de gobernar.

Matrimonio con Felipe

Con 17 años, Juana I de Castilla contrajo matrimonio de conveniencia con Felipe I de Austria. Conocido como ‘el Hermoso’, las peleas e infidelidades de Felipe fueron la constante en su relación que comenzó a sacar una personalidad obsesiva de la futura reina por su marido.

La personalidad obsesiva de Juana se fraguó en estos años. Cuatro muertes ayudaron a que la reina desarrollara lo que muchos llamaron un trastorno esquizofrénico, aunque jamás se pudo demostrar.

Murió su hermano Juan y después, en 1497, su hermana Isabel. Después, su madre, Isabel fallecía en el 1504, convirtiéndose en reina. Esto hizo que entre Felipe, su esposo y Fernando, su padre, se desatara una guerra familiar por el poder.

Cuando ‘el Hermoso’ ostentaba el título de Rey de Castilla durante dos meses, murió inesperadamente.

Encierro en Tordesillas

Fernando no dejó pasar la oportunidad para recluir a su hija en Tordesillas y recuperar el trono. Juana I de Castilla permaneció allí más de 40 años, por lo que muchos historiadores achacan a este encierro forzoso sus problemas mentales.

Tanto Fernando como posteriormente su hijo Carlos I, difundieron los rumores entre la población de que Juana estaba totalmente desequilibrada y no podía permanecer en el poder.

Esta información ha sido desmentida a lo largo de la historia, más cuando existen textos de la época como algunas crónicas de los comuneros de 1520 que llegaron a ver a Juana y la describieron como inteligente y con una mente clara.

Fue con el paso de los años cuando la reina dio muestras de algunos problemas psicológicos como esquizofrenia, paranoias y psicosis que la llevaron a la muerte el 12 de abril de 1555 en Tordesillas. 


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