Ganar a unos Houston Rockets desvalijados no es un mérito notable, pero es un buen inicio para recuperar la moral y las dinámicas ganadoras si partes como el peor equipo de la NBA. Los Minnesota Timberwolves pudieron sonreír anoche tras remontar 19 puntos de desventaja en la segunda mitad gracias a la gran actuación de Karl-Anthony Towns con 29 puntos y 16 rebotes y el crecimiento de Juancho Hernangómez en su papel desde el banquillo.
El pívot madrileño terminó con 19 puntos, 9 rebotes, 2 robos y una asistencia en 28 minutos de juego en un encuentro marcado por su eficiencia: 7 de 10 en tiros de campo, 2 de 5 en triples. Ricky Rubio estuvo más discreto con 2 puntos, 3 rebotes, 8 asistencias y 2 robos de balón en 27 minutos de juego. El base del Masnou falló los siete tiros de campo que intentó.
La victoria de los Wolves les sitúa a una de distancia de los Rockets en la cola de la liga. Con el nuevo entrenador Chris Finch, el récord de Minnesota es ahora de cuatro victorias en quince encuentros. Un parcial de 22-0 en el último cuarto les permitió evitar agrandar el ridículo de su temporada anoche.
De hecho, ridículo fue el final de partido de Houston, que encajó un 31-10 de parcial en el último cuarto y vio como Towns, con 14 de sus 29 puntos en el tirón final, campaba a sus anchas por la pista. El líder de Minnesota no se andó con eufemismos en la sala de prensa: “Hemos ganado. Está bien, pero no nos lo merecíamos. Te puedo decir que no hemos celebrado ni aplaudido en el vestuario. Es una noche decepcionante para nosotros”.
John Wall, con 14 puntos y 15 asistencias, su mejor registro del curso, lideró el esfuerzo de unos Rockets en ‘shock’ tras el desmantelamiento definitivo de las piezas del traspaso por James Harden, candidato a MVP, a los Brooklyn Nets. Christian Wood, con 24 puntos y 9 rebotes, y Ben McLemore, con 21 tantos, mantuvieron a los texanos por delante en el marcador la mayoría del encuentro.
Al descanso, tras un 21-34 en el segundo cuarto, olía a nueva derrota de unos Wolves fallones que vieron como Anthony Edwards pecaba de mala selección de tiro. El número uno se quedó en 12 puntos y un pobre 4 de 17 en tiros de campo. Por suerte, los locales se encontraron con un regalo improbable en la NBA: Houston terminó con una serie de 3 de 22 en tiros de campo en el cuarto definitivo y se marchó del encuentro tras no anotar en los ocho minutos finales.
Los locales ganaron el encuentro con un 38% de acierto en tiros de campo y un 26,3% de acierto desde el perímetro, unos porcentajes ridículos que ante cualquier otro equipo les hubieran abocado a la derrota.
Minnesota espera recuperar a Malik Beasley, su segundo anotador del curso con promedios de 20,5 tantos por encuentro, esta madrugada de sábado a domingo. El rival será el mismo, y de nuevo se tratará de hacer el ridículo o salvar los platos rotos de una temporada para olvidar a estas alturas.
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