El 6 de noviembre de 1997, tres elementos de la extinta Policía Judicial Federal de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) detuvieron y torturaron a un individuo en la Ciudad de México cuando se dirigía a desayunar con otras tres personas.
Aunque no opuso resistencia, los policías judiciales lo tiraron al suelo, le pisotearon en la cabeza y el cuello mientras le preguntaban si había participado en el secuestro de una persona, a lo que él respondió que se equivocaban, lo que provocó que los agentes le colocaran un rifle en la sien izquierda y lo amenazaron que, si no confesaba, lo matarían.
De acuerdo con la investigación efectuada por la Comisión, los agentes golpearon a la víctima en todo el cuerpo y con la culata del arma larga lo agredieron en rodillas y espinillas. Inclusive, cuando gritó de dolor, le metieron un trapo en la boca para que no se escucharan sus gritos. Fue trasladado en una camioneta a otro lugar donde lo siguieron interrogando
Permaneció incomunicado y de pie -él supone durante dos o tres días-, sin que cesaran los maltratos. Cansado, firmó su declaración, en la que se auto inculpó de privación ilegal de la libertad, homicidio y lesiones ante el Ministerio Público Federal, por lo que permanece privado de la libertad desde 1997.
En 2018, peritos del Consejo de la Judicatura Federal le practicaron el Protocolo de Estambul y encontraron elementos que hacían factible que hubiera padecido actos de tortura, que le generaron un daño psicológico permanente.
Del análisis lógico-jurídico realizado por la CNDH, “se acreditaron violaciones graves a los derechos humanos a la integridad física y a su trato digno, cuyos responsables son tres personas servidoras públicas de la entonces PGR”, informó en un comunicado.
A través de la Recomendación 69VG/2022 al titular de la Fiscalía General de la República (FGR), Alejandro Gertz Manero, la Comisión solicitó la inscripción de la víctima en el Registro Nacional de Víctimas, así como proceder a la inmediata reparación integral del daño causado y otorgar la atención psicológica y médica que requiera.
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