A Julio Olaizola (Lasarte, 1950) todavía le duele cuando le preguntan por la Liga 79/80. La Real acumuló 38 jornadas sin perder hasta que Bertoni birló el sueño txuri urdin. Ayer se cumplieron 40 años. Todavía escuece.
¿Pese a no ganar la Liga, fue la mejor temporada de todas?
Sin duda, la mejor de aquella época. Fue un acontecimiento porque veías que jornada tras jornada ganabas o empatabas y nadie podía contigo. Estuvimos casi todo el año líderes y que tuviera aquel desenlace fue una lástima pero también una enseñanza. Nos ayudó a conseguir lo que tanto peleamos el año anterior.
¿Por qué eran imbatibles?
Salíamos al campo con la convicción de que íbamos a ganar cada partido, o si no ganábamos, al menos empatábamos, seguro. Fue una fe en nosotros mismos que anteriormente no teníamos. Es complicado conseguir esa fuerza sin ser un equipo grande, que entonces no lo éramos.
Jugó las 34 jornadas de aquella Liga.
¿Ah si? Ni me acordaba. Para mí es la mejor temporada de mi carrera, jugaba con una seguridad y una confianza en mí mismo que no tenía antes. Te cuento una anécdota. Una vez, no recuerdo el rival, pero le dije “coge el balón, te lo dejo”. Era tal la confianza que estaba deseando que cogiera el balón para quitárselo, no era chulería, sabía que se la iba a quitar. Antes no había lesiones y eso que los golpes eran peores, ha cambiado mucho el fútbol.
¿En qué lo nota?
Mira las alineaciones, se repetía todos los domingos, la gente se la sabe de memoria. Estábamos muy bien físicamente y jugábamos con los ojos cerrados, eso ahora es difícil. Sabía quién iba a caer a banda, quién me iba a hacer un amago, jugábamos sabiendo qué había que hacer en cada momento.
¿Cómo jugaba aquel equipo?
Nos gustaba que ellos tuvieran el balón y nosotros, salir a la contra, propiciábamos eso porque éramos muy rápidos. Lo hacíamos porque nos interesaba, no porque los rivales nos metiesen atrás. El que salía desde la defensa llegaba hasta la portería contraria, ahora hay mucha posesión en el centro del campo que, si no juegas en vertical, no vale para nada.
Usted, que era defensa, ‘rascaba’ bastante, ¿no?
(Risas) Respecto a hoy, seguro, pero no fuimos nunca violentos. Hace poco vi un reportaje sobre el Granada de Súarez y Fernández, también del Atlético de Madrid de Panadero Díaz y Benegas, esos sí que daban, nosotros no nos acercábamos a ese nivel de agresividad, nos gustaba jugar al fútbol. Hablábamos con los jardineros de Atotxa para que lo dejaran bien cortado y solíamos no entrenar allí.
¿En qué momento se dan cuenta de que pueden ser campeones?
Como no estábamos habituados a estar arriba, afrontábamos cada partido como si fuera el último, cuando ves que vas ganando a todos te lo vas creyendo, quizá con el 4-0 al Madrid en Atotxa.
¿Aquella fue la mejor tarde?
Puede ser, sí. Es donde nos dimos cuenta de que podíamos competir de tú a tú contra el Madrid cuando era un equipo dificilísimo para nosotros. Aquel día además intervine en algunas jugadas de gol y fuimos superiores. En el 4-0 al Athletic, en cambio, les ganamos sólo al contraataque.
Recibieron sólo 20 goles en 34 partidos.
Pues fíjate. Éramos un muro y teníamos al mejor portero del mundo, pero también éramos la mejor defensa, estábamos muy sincronizados. No se hacía la línea del fuera de juego. Kortabarria jugaba de líbero y abarcaba todo el campo. El lateral jugaba con total libertad porque sabía que si pasaba Kortabarria lo iba a cortar.
¿Cómo recuerda el robo del Bernabéu?
Se inventaron un penalti, pero era bastante habitual. Aquel día tuvimos que jugar contra el Madrid y contra los árbitros. Me acuerdo de que se armó una bronca terrible, Juanito y Gorriz acabaron expulsados por pegarse. Fue una vergüenza, nos insultaba hasta el médico del Madrid. Pese a todo, era un partido que teníamos que haber ganado, íbamos 0-2 en el 85’.
Ayer se cumplieron 40 años del 2-1 en Sevilla.
¿Tanto? Todavía duelen esos goles, pero bueno, de no haber conseguido ganar la temporada siguiente hubiera sido terrible, se nos quedó grabado. Fue muy doloroso porque tuvimos ocasiones para incluso ganar, pero el equipo estuvo agarrotado y no fue el de toda la temporada.
¿Recuerda a Bertoni con más ganas de lo habitual?
(Risas) Se pasó al extremo derecho y no lo tuve cerca durante todo el partido. Tengo familia en Sevilla y siempre me han dicho que hubo maletines de por medio. No sé a qué se referían (risas). Teníamos que ganar y no fuimos capaces.
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