De perla de la cantera a marcharse gratis. El Valencia ha perdido otro activo importante. Con los bolsillos agujereados por una deuda de más de 400 millones y una fuerte contención del gasto, el club blanquinegro ha dado la carta de libertad al coreano Kang In Lee, de 20 años y que ocupaba plaza de extracomunitario, y el atacante ha fichado por el Mallorca. Robert Sarver, propietario de los Phoenix Suns, Andy Kolber y Steve Nash, accionistas mayoritarios de la entidad balear, no pagarán nada a cambio del menudo Kang In. Han aprovechado una oportunidad de mercado. El último balón de oro de un Mundial sub-20, el disputado en Polonia entre mayo y junio de 2019, se marcha gratis a la isla a cambio de perdonar el último año de contrato que le quedaba en Mestalla. Kang In fue elegido mejor jugador en aquella gran cita despuntando por encima de jugadores como Erling Haaland, que finalizó como máximo goleador. El Valencia, sin embargo, le deja ir cuando todavía no ha roto a jugar.
Tras 10 años formándose en la cantera, donde llegó en edad alevín, Lee es la última fuga de talento de Paterna tras la marcha de Ferran Torres al Manchester City (por 25 millones). Ungido por el dueño del club, Peter Lim, hace exactamente un año para ser el abanderado de la Meriton Youth Policy, la política de jugadores jóvenes del Valencia, el surcoreano fue despachado en un frío comunicado de cuatro líneas.
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Meriton escogió a Kang In como el icono de su política deportiva, reforzada por la falta de liquidez para grandes contrataciones. A Kang In se le obsequió con el dorsal número 10 a espaldas del vestuario y se le otorgó el estatus de jugador importante en la plantilla; era el tótem de un nuevo proyecto. A Javi Gracia, el anterior entrenador, se le sugirió, incluso, que tenía que apostar por el surcoreano. No sucedió nada de eso. Los capitanes entendieron que la camiseta con el 10 tenía que ser para Carlos Soler y el presidente, Anil Murthy, rectificó. El dorsal se quedó desierto la temporada pasada. Este curso está en manos de Soler.
Kang In sólo fue importante en las redes sociales del club, que difundían cualquier gesto del surcoreano en los entrenamientos, lo que no sólo levantó celos en la plantilla sino que, además, provocó que parte de la afición empezara a hartarse de verlo jugar únicamente en Instagram. Víctima de la propaganda de Meriton, Lee fue arrinconado por Javi Gracia que, en su conflicto con el club, apenas le dio los minutos suficientes que necesitaba para asentar todas sus habilidades. Por segunda etapa en tres temporadas, Kang In era utilizado como arma arrojadiza en una guerra entre Meriton y un entrenador. Antes lo fue en el enfrentamiento con Marcelino.
La consecuencia fue que Kang In ha visto frenada en seco su progresión. Alesanco, director deportivo, lo renovó en 2017 hasta 2019 y Mateu Alemany amplió el contrato en 2018 hasta 2022, porque la cláusula era de ocho millones de euros. Se fijó una, entonces, de 80 millones, que ha acabado en nada. Ningún dirigente apostó por diseñar un plan de crecimiento que pasara por una cesión que le diese minutos y le permitiera curtirse y regresar más maduro. Técnicos como Marcelino, Celades o Javi Gracia, obligados, primero, a lograr resultados y en guerra con el club, después no priorizaron el desarrollo del jugador. Kang In interpretó que se marchitaba en el Valencia y, finalmente, en enero decidió no renovar. En un año, Kang In ha pasado de ser un activo estratégico, económico y deportivo, a un problema.
En Mallorca, el rincón que ha escogido para impulsar su carrera, se unirá al japonés Take Kubo. A Luis García Plaza, técnico madrileño del conjunto bermellón, le caben los dos en el once, uno por dentro y otro por fuera, o los dos por fuera acompañando a Fer Niño. Los tres de la generación de 2001. Una punta de lanza con tres jugadores de 20 años. Kang In y Take, con libertad de movimientos, pueden hacer diabluras.
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