El seleccionador ruso, Valeri Karpin, no quiere saber de polémicas y se propone entrenar a su equipo de cara a los amistosos de los próximos meses tras casi un año sin jugar, pese a la intención de futbolistas y aficionados bosnios de boicotear el partido de noviembre contra Rusia en solidaridad con Ucrania. La selección rusa retomará su actividad el 24 de septiembre con el partido a domicilio frente a Kirguistán.
“Por supuesto, prepararé como está previsto a la selección para el partido”, dijo Karpin al diario “Sport Express”. Karpin no quiso entrar a valorar la posibilidad de que dicho partido nunca llegue a jugarse ante la amenaza de que Bosnia-Herzegovina sea suspendida por la UEFA.
“Todas las preguntas para la Unión de Fútbol de Rusia. No sé nada”, respondió.
“Prepararé como está previsto a la selección para el partido”
Nada más anunciarse que la federación bosnia había aceptado la propuesta rusa de jugar el 19 de noviembre en San Petersburgo, los dos jugadores más destacados del equipo balcánico, Edin Dzeko y Miralem Pjanic, se manifestaron en contra de dicho amistoso.
Los aficionados también han pedido el boicot del partido y el sindicato de futbolistas profesionales ha pedido la destitución de los miembros de la federación que han tomado la decisión de jugar ese encuentro, entre los que figurarían supuestamente miembros de formaciones nacionalistas serbobosnias y croatas.
A su vez, el fin de semana la Asociación Ucraniana de Fútbol pidió a la FIFA y la UEFA que suspendan dicho amistoso debido a la “operación militar especial” rusa.
A esto se sumó la solicitud a los internacionales bosnios de dos leyendas del fútbol ucraniano y ambos Balón de Oro, Oleg Blokhin e Ígor Belánov, para que no participen en ese partido.
Algunos medios han sugerido que Bosnia-Herzegovina podría ser sancionada si juega el partido aunque la UEFA no tiene jurisdicción sobre los amistosos entre selecciones europeas.
La selección rusa volverá a los campos de fútbol el 24 de septiembre con un partido amistoso en Kirguistán, siete meses después de ser suspendida por la FIFA y la UEFA. La Unión de Fútbol de Rusia ha dedicado los últimos meses a buscar selecciones a las que enfrentarse tras la sanción que impide a los eslavos disputar el Mundial de Catar y la Liga de las Naciones.
Rusia no ha disputado un partido oficial desde que cayera por la mínima en Croacia, derrota que le condenó a la repesca mundialista.
No obstante, el inicio el 24 de febrero de la “operación militar especial” le impidió enfrentarse en Moscú a Polonia, que jugará el Mundial después de derrotar a Suecia.
Ante la falta de partidos, Karpin decidió compaginar el cargo de seleccionador con el de entrenador del Rostov, club de la división de honor rusa. Los clubes rusos tampoco pueden disputar competiciones internacionales, por lo que no participan ni en la “Champions” ni en la Liga Europa.