El embajador estadounidense Kevin Sullivan, el pasado febrero.ANDREW CABALLERO-REYNOLDS (AFP)
La relación entre Estados Unidos y el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo no sólo se ha tensado más este martes, sino que ha adquirido un matiz de incertidumbre con el anuncio de que el embajador de Washington en Managua, Kevin Sullivan, abandonará el país “en las próximas semanas”. La delegación quedará en manos de un encargado de negocios “de largo plazo” llamado Kevin O’Reilly, un funcionario de “alto rango del Servicio Exterior y avezado experto en la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica”.
“El Embajador Sullivan regresará a Washington el 19 de mayo de 2023, tras dirigir la Embajada de Estados Unidos en Managua durante cuatro años y medio”, dice un pequeño comunicado difundido por la Embajada en Managua. En septiembre de 2022, Washington anunció que Sullivan se mantendría de “manera indefinida” al frente de la legación, después que en julio de ese mismo año el régimen Ortega-Murillo rechazara la nominación del nuevo embajador Hugo Rodríguez.
El veto a Rodríguez se ha mantenido y fue refrendado en septiembre de ese mismo año: el Ministerio de Relaciones Exteriores del régimen dejó sentada su postura de no aceptar el beneplácito del nuevo representante del país norteamericano, a quien calificó nuevamente de “injerencista y nada diplomático”. “El señor Hugo Rodríguez no será bajo ninguna circunstancia admitido en Nicaragua y mucho menos como exponente de las peores formas de relaciones entre los Estados, que contraviene todos los postulados de la Convención de Viena”, dijo la vicepresidenta Rosario Murillo.
“La salida de Sullivan no es simplemente bajarle el nivel a la misión, sino que también indica el hecho de que ya completó su ciclo y que básicamente Estados Unidos va a entrar a una nueva etapa. Y esta nueva etapa tiene nuevos actores”, explica Eliseo Núñez, analista político exiliado en Costa Rica . “Veremos qué pasa en los siguientes meses. Vamos a ver cuál es la estrategia que tiene Estados Unidos y la comunidad internacional. No hay que perder de vista que puedan estar actuando en conjunto… La Unión Europea ya tenía un plácet conseguido para un nuevo embajador”.
Un embajador bajo ataque
En la salida de Sullivan, junto al nombramiento del encargado de negocios a “largo plazo”, no se avizora el nombramiento de un nuevo embajador en Managua. “Debido a la importancia y complejidad de nuestra misión diplomática en Nicaragua, el Secretario ha nombrado al diplomático de carrera Kevin O’Reilly como nuestro encargado de Negocios de largo plazo. El Sr. O’Reilly se unirá a la Embajada de Estados Unidos en Managua en junio, donde trabajará estrechamente con la ministra consejera Carla Fleharty para dirigir nuestra relación bilateral con Nicaragua y continuar nuestra colaboración con el pueblo de Nicaragua”, reza el comunicado estadounidense.
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Por su parte, en su cuenta de Twitter, Sullivan dijo que “llegó el momento, tras más de 4 años en Nicaragua, de empezar a despedirnos”. “No será fácil para nosotros después de todo lo que hemos vivido juntos, y todo el apoyo y cariño que hemos sentido de parte de los nicaragüenses. Nuestro compromiso de estar siempre cerca del pueblo nicaragüense, de sus aspiraciones y su bienestar, seguirá más fuerte que nunca”, agregó.
Sullivan ha sido un embajador que ha estado bajo ataque de los Ortega-Murillo, en especial después de 2018, cuando la pareja presidencial arremete contra Estados Unidos constantemente, al acusar a ese país de estar detrás del supuesto intento de “golpe de Estado”. En mayo de 2021, Ortega acusó al embajador Sullivan de intervenir en el proceso electoral de Nicaragua. Meses más tarde, en octubre, la cancillería sandinista emitió una nota de prensa sugiriendo la renuncia de Sullivan. El oficialismo acusó en tono furibundo al diplomático por mantener una “continua intromisión en los asuntos propios del país”. “La soberanía, que no se discute, ni se entrega a los ‘bárbaros fieros’, no puede seguir siendo vulnerada o violentada por los mismos invasores”, se lee en la comunicación.
El comunicado fue emitido en ese entonces horas después que Sullivan felicitara a través de su cuenta de Twitter al medio de comunicación Confidencial por su 25 aniversario “defendiendo los valores democráticos de la libertad de prensa y del periodismo independiente”. El régimen le dijo al embajador de Washington que “cese sus ataques encubiertos, sus hipócritas salutaciones, disfrazadas de una cortesía diplomática que abandonó hace tiempo”. “Que más bien ha sido y es, ejemplo de la continua, perversa, detestable injerencia invasora de los Estados Unidos en Nicaragua”, agregaron.
La riña de los Ortega-Murillo es tal, que hasta en la canción propagandística llamada Soberanía atacaron implícitamente a Sullivan. “Aquí todos los países tienen sus embajadores, y todos estos señores deben respetar la diplomacia, y hay uno con su arrogancia se abre en los corredores de allá de la Casa Blanca, y es que si él quiere hablar que se quite la investidura, y verá que poco dura su estancia en esta tierra”, dice la letra.
El embajador Sullivan tuvo un rol fundamental en la operación de liberación de 222 presos políticos en febrero pasado. Fue clave para poder armar la logística que permitió la salida vía aérea del país de los encarcelados, a quienes después la dictadura les quitó la nacionalidad.
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