Klaus Mäkelä: “Quizá se admira a los directores de orquesta más de lo debido”

El director Klaus Mäkelä, en un ensayo con la Mahler Chamber Orchestra en Granada.
El director Klaus Mäkelä, en un ensayo con la Mahler Chamber Orchestra en Granada.Fermín Rodríguez

Finlandia se ha convertido, en las últimas décadas, en un auténtico vivero de astros del podio, con varias generaciones de directores (y directoras) que trabajan al frente de orquestas de medio mundo. De Esa-Pekka Salonen y Jukka-Pekka Saraste a Dalia Stasevska y Santtu-Matias Rouvali, pasando por Sakari Oramo y Susanna Mälkki, por poner algunos ejemplos. “Es un fenómeno bastante peculiar, ya que Finlandia es una nación muy pequeña”, reconoce Klaus Mäkelä (Helsinki, 25 años), el resultado más joven y deslumbrante de esta estirpe de grandes batutas, que atiende a EL PAÍS, por videollamada, desde su hotel en Granada.

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Habla de las bondades del sistema educativo musical finlandés, inspirado en la Unión Soviética, pero también de las particularidades de la Academia Sibelius. “En mi país los directores no suelen ser pianistas que se forman en el foso de los teatros de ópera, como en Alemania, sino instrumentistas que aprendemos desde dentro de las orquestas”, asegura Mäkelä, que también es un brillante violonchelista. Comenta la impresionante red de orquestas nacionales a disposición de los jóvenes directores. Y subraya la importancia del maestro de todos ellos, el legendario Jorma Panula: “Es un gran pedagogo, que te da siempre el consejo preciso, aunque nunca te impone un modelo. Por eso todos sus alumnos somos tan diferentes”. Su método fomenta el compañerismo, la música de cámara y el hábito de tocar unos bajo la dirección de otros. “Los directores finlandeses nos llevamos francamente bien entre nosotros y solemos intercambiar experiencias y repertorio”, reconoce.

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Mäkelä inicia este martes, 22 de junio, su residencia en la 70ª edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Tres conciertos al frente de la Mahler Chamber Orchestra, la Orquesta Ciudad de Granada y la Orquesta de París, de la que será el nuevo responsable en 2022. Un ascenso meteórico que, en este difícil año marcado por la pandemia, le ha llevado a iniciar su titularidad en la Filarmónica de Oslo y dirigir exitosos estrenos como invitado en la Concertgebouw de Ámsterdam y la Orquesta de la Radio de Baviera. “Soy un director de orquesta muy orientado por el sonido. Me gusta trabajar con diferentes orquestas, pues cada una tiene su propia identidad y forma de tocar”. El joven director convierte cada colaboración en un flechazo, al integrar su forma de dirigir con la tradición de cada conjunto, que considera algo en continua evolución. “En una orquesta, cada nuevo músico adapta su forma de tocar al grupo, pero también aporta algo nuevo”, admite.

Sobre el podio puede comprobarse su capacidad para narrar y dialogar con cada orquesta. Una madurez que, a sus 25 años, invita a preguntar por sus orígenes. “Tenía siete años cuando entré en el coro de niños de la Ópera Nacional Finlandesa y durante una función de Carmen, de Bizet, viendo la combinación de la orquesta, el coro y los solistas, quise convertirme en director”, relata sonriendo. Sus padres, ambos músicos profesionales, alimentaron su pasión con partituras. Y tuvo que esperar hasta los 12 años para ser admitido en la clase de Panula. Pero Mäkelä habla con profunda humildad de su oficio. “Lo que más me interesa de un director es el sonido que consigue. Y quizá se les admire más de lo debido. No quiero decir que la dirección no sea importante para mí, pero la considero una combinación de muchas cosas. Y me suele llamar más la atención la música”, reconoce.

Su semblante se transforma hablando de compositores y partituras. Este martes dirigirá a la Mahler Chamber Orchestra en el Concierto para piano, de Grieg, con Javier Perianes como solista. Pero el programa gira en torno al compositor de referencia para todo director finlandés: Jean Sibelius. “Hemos combinado una leyenda de sus inicios con sus últimas sinfonías, aunque para mí El cisne de Tuonela podría pasar por un Sibelius tardío”. Admite la modernidad del compositor ya en su temprana Kullervo, pero inclina la balanza hacia sus dos últimas sinfonías: “Es la música más bella y pura que escribió. Y ambas forman un conjunto, pues para mí la Séptima es algo así como el último movimiento de la Sexta”.

Klaus Mäkelä y la Filarmónica de Oslo, en octubre de 2020.
Klaus Mäkelä y la Filarmónica de Oslo, en octubre de 2020.Rune Bendiksen

Mäkelä acaba de iniciar su contrato como artista exclusivo en Decca Classics. Su primer lanzamiento será un ciclo completo de las sinfonías de Sibelius, al frente de la Filarmónica de Oslo, que se publicará en marzo de 2022. “Ha sido muy complicado grabarlas en medio de la pandemia, respetando la distancia de metro y medio entre cada músico”. Pero admite que ese distanciamiento ha añadido mayor espacialidad y ha mejorado la acústica limitada del Oslo Konserthus. “Ha sido un reto, pero también una oportunidad”, admite.

El viernes, 25 de junio, se pondrá al frente de la Orquesta Ciudad de Granada para dirigir la Séptima sinfonía de Beethoven. El concierto incluye el Divertimento para cuerda, de Bartók, y se abrirá con la composición Con brio, de Jörg Widmann, pensada como obertura contemporánea a las sinfonías de Beethoven. A Mäkelä le fascina la precisión de las partituras de Widmann, pero también su inteligencia y sentido del humor: “Aquí adopta detalles de diferentes sinfonías que mete en una lavadora y pulsa el botón de encendido”. Esa fascinación por la música contemporánea la comparte con todos los discípulos de Panula. La próxima temporada espera estrenar, en Oslo, nuevas composiciones de Unsuk Chin y Kaija Saariaho, pero también de Andrew Norman y Jimmy Lopez.

Por si fuera poco, Mäkelä también ejerce como director artístico, desde 2019, del Festival de Turku, que se celebra en agosto en la ciudad costera del suroeste de Finlandia. “Este año, por la pandemia, lo hemos tenido que reducir, pero abriremos con un monográfico dedicado al compositor letón Pēteris Vasks, que admiro profundamente”, informa. Destaca la colaboración entre la soprano Lise Davidsen y el pianista Leif Ove Andsnes, pero también algunas combinaciones fascinantes de obras dentro de un mismo recital, como es el caso de los ciclos Dichterliebe, de Schumann, y Eight Songs for a Mad King, de Maxwell Davies. “Adoro la capacidad de experimentación que brindan los festivales”, remacha.


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