Es la inflación que se supone que no se ve.
Desde el papel higiénico hasta el yogur, el café o las patatas fritas, las empresas reducen silenciosamente el tamaño de los paquetes sin bajar los precios. Es lo que se conoce como “shrinkflation”, y se está acelerando en todo el mundo.
En EEUU, una caja pequeña de Kleenex tiene ahora 60 pañuelos; hace unos meses, tenía 65. Los yogures Chobani Flips se han reducido de 5.3 onzas a 4.5 onzas. En el Reino Unido, Nestlé ha reducido las latas de café Nescafé Azera Americano de 100 a 90 gramos. En la India, una pastilla de jabón Vim ha pasado de 155 a 135 gramos.
Los expertos afirman que el fenómeno “Shrinkflation” no es nuevo.
Pero prolifera en épocas de alta inflación, ya que las empresas se enfrentan al aumento de los precios de los ingredientes, los paquetes, la mano de obra y el transporte. Se estima que la inflación mundial de los precios al consumo aumentó un 7% en mayo, un ritmo que probablemente continuará hasta septiembre, según S&P Global.
“Viene en oleadas. Resulta que en este momento estamos en un maremoto a causa de la inflación”, afirma Edgar Dworsky, defensor de los consumidores y ex fiscal general adjunto de Massachusetts, que lleva décadas documentando el fenómeno de “shrinkflation” en su sitio web Consumer World.
Dworsky empezó a notar cajas más pequeñas en el pasillo de los cereales el pasado otoño, y a partir de ahí el “shrinkflation” se ha disparado.
Puede citar docenas de ejemplos, desde el papel higiénico Cottonelle Ultra Clean Care, que ha pasado de 340 hojas por rollo a 312, hasta el café Folgers, que ha reducido su envase de 51 onzas a 43.5 onzas, pero sigue diciendo que puede hacer hasta 400 tazas (Folgers dice que está utilizando una nueva tecnología que resulta en granos más ligeros).
Dworsky afirma que la reducción de tamaño atrae a los empresarios porque saben que los clientes notarán los aumentos de precio, pero no se fijarán en los pesos netos ni en los pequeños detalles, como el número de hojas de un rollo de papel higiénico.
Las empresas también pueden emplear trucos para desviar la atención de la reducción de tamaño, como marcar los paquetes más pequeños con nuevas etiquetas brillantes que atraigan la atención de los consumidores.
La inflación subió al 7,5% y mientras el presidente dice que la situación mejorará para fin de año, el bolsillo de las personas se lo resiente.
Eso es lo que hizo Fritos. Las bolsas de Fritos Scoops marcadas como “Party Size” eran de 18 onzas; algunas todavía están a la venta en una cadena de supermercados de Texas. Pero ahora casi todas las grandes cadenas anuncian Fritos Scoops “Party Size” de 15.5 onzas, y más caros.
PepsiCo no respondió cuando se le preguntó acerca de Fritos. Pero admitió haber reducido el tamaño de las botellas de Gatorade. Las botellas de 32 onzas están dando paso a unas de 28, encogidas en el medio para que sea más fácil sostenerlas. PepsiCo dijo que ese cambio se viene gestando desde hace años y no está relacionado con la inflación. No aclaró por qué la botella de 28 onzas es más cara.
Kimberly-Clark, fabricante de Cottonelle y Kleenex, tampoco respondió a pedidos de comentarios sobre la reducción de los tamaños de sus productos.
Tampoco lo hizo Proctor & Gamble Co. cuando se le preguntó por la reducción del tamaño (de 12 a 10,4 onzas) del suavizante de cabello Pantene Pro-V Curl Perfection, que sigue costando $3.99.
Algunas compañías son directas con los cambios. En Japón, Calbee Inc., que produce aperitivos anunció que reducía un 10% el peso de sus envases y subía un 10% los precios. La empresa culpó a un fuerte aumento del costo de los materiales.
Domino’s Pizza anunció en enero que reduciría el tamaño de sus alitas de pollo de 10 piezas a ocho por el mismo precio de $7.99 para delivery. Lo justificó diciendo que el pollo estaba más caro.
En la India la reducción del tamaño de los envases se da mayormente en las zonas rurales, donde la gente es más pobre y más sensible a los aumentos de precios, según Byas Anand, ejecutivo de Dabur India, que produce distintos alimentos. En las ciudades, simplemente aumenta los precios.
“Mi empresa lo hace públicamente desde hace mucho tiempo”, dijo Anand.
Algunos consumidores que han notado la reducción de tamaño están compartiendo ejemplos en las redes sociales. Otros dicen que el “shrinkflation” les está haciendo cambiar sus costumbres cuando compran.
A veces la tendencia puede revertirse. Cuando la inflación disminuye, la competencia puede obligar a las empresas a bajar los precios o a reintroducir paquetes más grandes. Pero Dworsky dice que una vez que un producto se ha hecho más pequeño, suele quedarse así.
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