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Koeman, ante el espejo azulgrana

Koeman, durante el partido copero ante el Sevilla.MARCELO DEL POZO / Reuters

Dicen que a la tercera va la vencida y eso es lo que ocurrió con Ronald Koeman, que ya pudo llegar al Camp Nou en dos ocasiones anteriores. Se sabe que cuando el expresidente Josep Maria Bartomeu despidió a Valverde hace dos navidades, se quedó con las ganas de fichar a Xavi, pero también intentó convencer a Koeman para que regresara al Camp Nou. Sin éxito, porque el técnico apostó por Holanda hasta que acabara una Eurocopa que luego no se celebró por la pandemia, al tiempo que Quique Setién salía por la puerta de atrás después del 8-2 del Bayern en Europa. Entonces, llegó Koeman. Pero era la tercera intentona porque resulta que en las anteriores elecciones de 2015, Agustí Benedito, a través de un intermediario que acudió a Inglaterra con un mandato para negociar, llegó a un acuerdo con el neerlandés, entonces en el Southampton. Pero Benedito se quedó en el camino y nada se supo. Pasado el tiempo, pocos dudan de que es el entrenador ideal para este Barça en transición, porque se ha mostrado más como un técnico de club que de equipo, por más que el conjunto ande extraviado en Europa (1-4 contra el PSG), alejado de la Copa (2-0 ante el Sevilla) y peleando por una Liga cuesta arriba que le enfrenta este sábado ante el Sevilla en Nervión (16.15 h. Movistar), contra el que repetirá duelo copero el miércoles. Varios excompañeros del neerlandés y figuras del entorno azulgrana analizan su figura.

Guardián del estilo. “Pocos minutos después de hablar con él, nos dimos cuenta de que no necesitábamos insistir; cree en la filosofía Barça”, cuentan desde el área deportiva. Lorenzo Serra Ferrer, que entrenó al equipo en 2000 durante una época también muy complicada, lo tiene claro: “Ronald tiene la ventaja de que se desarrolló con Cruyff en el Barça e intenta prolongar esa idea”. Algo similar opina Pitu Abelardo, ahora técnico del Alavés y en su momento compañero de Koeman en el Barça: “Mantiene las señas de identidad de tener el balón, juego posicional, presión tras pérdida… Pero hay que tener paciencia porque se han ido jugadores que marcaron una época”. Le secunda Charly Rexach, ayudante de Cruyff: “Intenta aguantar el mismo tipo de juego y conceptos, pero en algunos partidos no le han salido bien porque no son los mismos jugadores de antaño”. Un poco más crítico resulta Miquel Ángel Nadal, que también coincidió con Ronald bajo las órdenes del Flaco: “Sí que ha tenido una evolución en el juego, pero no ha alcanzado el nivel que se espera como se demostró ante el PSG”. Y Oriol Romeu, exazulgrana que jugó para Koeman en el Southampton, profundiza: “Me gusta cómo juega este Barça, pero prioriza demasiado la posesión y ahora los rivales se defienden muy bien por dentro y cierran los pasillos. Creo que le falta un poco de verticalidad y es poco peligroso a no ser que Messi rompa líneas”. Y Rexach amplía: “Necesita un poco menos de posesión y más verticalidad, también acabar las jugadas”.

Adaptación táctica. Al llegar al club, Koeman apostó por el 4-2-3-1 por el perfil de sus jugadores, después reconvertido al 4-3-3 porque los juveniles que ascendían se encontraban mucho más cómodos con el molde de La Masia. “Cuando vino Romario, cambiamos nuestro juego porque teníamos una referencia arriba cuando antes aparecían por ahí Salinas y Laudrup. Por eso planteó ese sistema, porque los entrenadores dependen de los jugadores”, cuenta Abelardo. “Es que no es fácil jugar con el 4-3-3 en campo contrario porque hay pocos espacios y se tienen que tomar decisiones demasiado rápido. El equipo es joven y es cuestión de ir mejorando en ese aspecto”, argumenta Rexach. Serra Ferrer, sin embargo, resta capitalidad al dibujo: “En el Barça el sistema es un matiz porque tiene un estilo tan acentuado que no se aleja nunca de la idea”. Así lo cree Nadal: “El juego está marcado y puede utilizar cualquier sistema”. Y Romeu apunta: “Ronald no es muy meticuloso en el tema táctico. Eso a veces es una desventaja, aunque para un vestuario grande prefiero un entrenador así que uno más detallista”.

Fuerte ante la adversidad. Sin presidente y sin dinero, Koeman es el oasis en el Barça, el entrenador y portavoz a la vez. Pero no parece incomodarle la situación, abrigado por el área deportiva, querido por la afición —siempre estará su gol de falta para la primera Copa de Europa (1992)— y respetado por el vestuario. “Da la sensación de que está solo y lucha contra viento y marea”, señala Serra Ferrer. “Ha llegado en un mal momento porque Rijkaard, Pep, Luis Enrique y Valverde ganaron antes. Pero ahora es mucho más complicado y no le va grande porque sabe bien dónde está”, reflexiona Rexach. Coincide Nadal: “Ronald conoce al club, tiene personalidad, bagaje y criterio. No es la mejor época, pero quizá es el mejor ahora porque su personalidad”. Elogio que amplía Romeu: “Es que no le tiembla el pulso para cambiar a un jugador a la media parte y da premios a quien se lo merece. Eso es clave porque es muy difícil tener contentos a todos los jugadores”.

Gestor de vestuario. Aunque seco en ocasiones, Koeman es franco y directo. “Lo respetan porque sabe lo que es tener estrellas en el vestuario, porque él vivió así y porque hace entender que no todos pueden jugar”, revela Rexach. Eso piensa Romeu: “Habla poco, pero dice las cosas necesarias”. Profundiza Abelardo: “Coincidí un año con él y ya tenía una personalidad tremenda. Imagina ahora. Siempre ha sido un líder que transmite buenos valores y está muy seguro de lo que quiere hacer. Además, es buena persona y sabe mucho de fútbol”.

Voto de confianza. Koeman aguarda a su futuro a la espera de que el 7 de marzo llegue el nuevo presidente. “Me parece una de las personas más que capacitadas para el puesto, pero seguro que los resultados marcarán la decisión”, expone Nadal. “Debería seguir, aunque le falta cohesionar el grupo y tener más continuidad en el juego”, interviene Serra Ferrer. “Engloba los valores de un buen entrenador, gran líder, gran gestor de vestuario y mantiene la filosofía… ¡Ojalá esté muchos años en el Barça!”, agrega Abelardo. “Merece seguir y con el tiempo podrá hacer su equipo y funcionará”, añade Romeu. “Claro que sí tiene que seguir, en el Barcelona se ha demostrado que el éxito llega cuando hay continuidad en la idea y en las personas”, apostilla Rexach.


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