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Kosovo cierra su principal puesto fronterizo con Serbia y agrava la crisis entre los dos territorios

EL PAÍS


Una carretera bloqueada por manifestantes serbokosovares este miércoles en Rudare, cerca de la ciudad kosovar de Mitrovica.FLORION GOGA (REUTERS)

Kosovo ha cerrado este miércoles su principal puesto fronterizo con Serbia tras varios meses de tensión entre Belgrado y su antigua provincia. La Unión Europea y Estados Unidos han manifestado horas después su “preocupación” y han instado a las autoridades serbias y kosovares a trabajar de forma “inmediata” y “sin condiciones” para lograr una desescalada, así como a tratar de alcanzar un “acuerdo político” que ponga fin a la oleada de enfrentamientos vividos desde hace más de un año a causa de la denominada crisis de las matrículas. También la misión de la OTAN en Kosovo, la KFOR, ha instado a las dos partes a seguir cumpliendo sus acuerdos.

“El tráfico en el puesto fronterizo de Merdare está cerrado a la entrada y la salida”, ha informado este miércoles el Ministerio del Interior de Kosovo. Prístina ha argumentado que la decisión responde a las barricadas instaladas en el territorio serbio, a unos dos kilómetros del paso fronterizo. Desde la noche del martes, un grupo de unas 50 personas bloquea con camiones y tractores la carretera serbia hacia Merdare, en apoyo a los serbokosovares que desde hace 19 días mantienen otras barricadas en varias zonas del norte kosovar. Los manifestantes acusan al Gobierno kosovar de discriminarlos y restringir sus derechos. Otros dos puestos fronterizos de menor importancia, los de Jarinje y Brnjak, ya fueron cerrados hace unos días. Aún quedan tres pasos abiertos entre los dos territorios.

“Llamamos a todas las partes a ejercer el máximo de contención, a actuar de inmediato para rebajar la situación sin condiciones y a abstenerse de provocaciones, amenazas o intimidaciones”, reclaman en un comunicado conjunto sendos portavoces de la oficina del alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, y del Departamento de Estado estadounidense. “Esperamos que Kosovo y Serbia vuelvan a fomentar un ambiente que permita la reconciliación, la estabilidad regional y la cooperación, por el bien de sus ciudadanos”, agregan en el texto difundido tras el cierre fronterizo.

Kosovo, que declaró unilateralmente su independencia en 2008, y Serbia, que no reconoce a su antigua provincia como Estado independiente, llevan más de un año enfrentados por la crisis de las matrículas, cuyo origen es el rechazo de la minoría serbia en Kosovo a reemplazar las matrículas expedidas por Belgrado por otras de Prístina, como reclama el Gobierno kosovar. La crisis ha obligado desde el verano de 2021 a intervenir, en varias ocasiones, al propio Borrell. A finales de noviembre, los negociadores serbios y kosovares lograron un acuerdo in extremis por el que Belgrado se comprometía a dejar de expedir nuevas matrículas con denominaciones de ciudades kosovares y, a cambio, Prístina renunciaba a multar a los vehículos serbokosovares no matriculados con su placa. Al contrario que en otras ocasiones, no se fijó un nuevo plazo que pudiera condicionar otra vez las negociaciones para resolver la disputa de una vez por todas.

No obstante, la tensión siguió latente y volvió a dispararse tras la detención, el 10 de diciembre, de un expolicía serbokosovar —cientos de funcionarios de la minoría serbia en Kosovo habían dimitido el mes previo en el marco de la disputa de las matrículas— acusado de haber atacado a otros agentes kosovares durante una protesta. Su arresto provocó los bloqueos de carreteras en el norte de Kosovo que duran hasta hoy y han provocado la última escalada.

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Después de que se registrara el domingo pasado un tiroteo no aclarado en una de las zonas bloqueadas, en la localidad de Zubin Potok, en el norte de Kosovo, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, envió a su jefe del Estado Mayor, Milan Mojsilovic, a la franja fronteriza. Un día después, ordenó poner en estado de “alerta máxima” al ejército serbio. Por su parte, el primer ministro kosovar, Albin Kurti, responsabilizó a supuestos “criminales apoyados por Belgrado” de las barricadas y este mismo miércoles había reiterado su amenaza de recurrir a la fuerza para eliminarlas si la KFOR, la misión de la OTAN en Kosovo, no intervenía rápidamente con el mismo objetivo, informa Efe. Este miércoles, el Gobierno ha instado a los manifestantes serbokosovares a retirar las barricadas y les ha asegurado que tienen garantías de la UE y de Estados Unidos de que no serán arrestados ni procesados por las protestas de los últimos días.

En su comunicado, Bruselas y Washington aseguran que están trabajando con Vucic y Kurti para “encontrar una solución política” que pueda rebajar las tensiones y permita “acordar una vía adelante en interés de la estabilidad, seguridad y bienestar de todas las comunidades locales”. En este sentido, saludan las garantías que dicen haber recibido de Prístina acerca de que “no existen listas de ciudadanos serbokosovares para ser arrestados o procesados por protestas pacíficas o barricadas”. A la par, subrayan la necesidad de “respetar el Estado de derecho” y declaran que “cualquier forma de violencia es inaceptable y no será tolerada”.

En un gesto considerado conciliatorio, el abogado del expolicía serbokosovar arrestado a comienzos de mes había adelantado este mismo miércoles a la emisora Radio Free Europe que su cliente va a ser puesto bajo arresto domiciliario en vez de continuar en prisión preventiva. “Me interesa saber quién es el fiscal que lo ha pedido y quién es el juez que tomó la decisión”, declaró poco después Kurti, según el portal Koha.

Por su parte, la KFOR ha instado a las dos partes a “seguir cumpliendo” los acuerdos pactados. Estos, según ha recordado en otro comunicado, implican que las fuerzas militares serbias deben informar al mando de la OTAN si se acercan a menos de mil metros de la frontera administrativa con Kosovo, mientras que las kosovares deben recibir un permiso del comandante de la KFOR para desplegarse en el norte de su territorio. “La KFOR sigue vigilando estrechamente la situación en el terreno y las actividades a lo largo de la frontera y apoya el diálogo para encontrar un acuerdo y apagar tensiones en el norte de Kosovo”, asevera la fuerza internacional, que tiene casi 4.000 efectivos desplegados en la antigua provincia serbia.

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