Tras temporadas de comodidad, los diseñadores tienen ganas de sofisticarnos para convertir en memorables todas esas fiestas que se quedaron en la agenda. Esta es una de las conclusiones de la semana de la moda de Barcelona, que se celebró de martes a viernes con la proyección de los cortometrajes de moda de 22 diseñadores y marcas. La 080 Barcelona Fashion sigue en el limbo de lo digital mientras decide qué quiere hacer en el futuro, una decisión que quiere tomar con los implicados, que al parecer también están cómodos con las posibilidades del ya popularizado fashion film, pero tampoco rehuyen volver a pisar pasarela.
Con voluminosos vestidos de tul se presentó por primera vez en la 080 Reveligion, una firma de la sevillana María Rodríguez, que se ha apropiado de este sensual tejido para dar volumen a vestidos y faldas y conseguir un conjunto muy fantasioso. “Me volví loca con la cantidad de posibilidades que tiene el tul”, cuenta al teléfono. Después de desfilar en Madrid dos temporadas, llegó a Barcelona para probar el desfile digital y ha quedado deslumbrada por el resultado. “El desfile físico da mucho gusanillo pero es muy efímero”. Su practicidad la ha llevado a decantarse por esta experiencia. “Es brutal la calidad del vídeo y cómo se trabaja en 080″, dice entusiasmada. “Esto puede llegar a una persona que está en Tokio”, redobla.
También los tejidos marcan la diferencia en la colección presentada por Yolancris, con el terciopelo y la piel como principales ornamentos de vestidos, blusas y faldas que dialogan con la alta costura en estilismos propios de una alfombra roja. Con un estilo más minimalista pero igualmente pellizcado por la elegancia, Eñaut se ha recreado en asimetría, transparencias y volúmenes en sus vestidos y piezas de sastrería, que indican que la mujer es su nuevo destino. Fiel a sus reivindicaciones, ésta vez nos ha recordado que, cuando se cumplen veinte años del Prestige, los vertidos de petróleo siguen manchando los mares.
Que es hora de subir unos escalones la vestimenta también lo han demostrado firmas como Avellaneda, con sus coloridos esmóquines y vestidos de mujer; Custo, que llena sus propuestas maxi y mini de aperturas indiscretas y pliegues insinuantes; las transparencias y lentejuelas de Victor von Schwarz. Hasta los diseños après ski de Lola Casademunt son una clara invitación a disfrutar de festivas tardes de invierno.
Identidad urbana
De la coctelera de la moda catalana salen otro tipo de licores. Algunos con tanta personalidad como los de Txell Miras, que presentó un vídeo más artístico que conceptual, donde tuvo la oportunidad de homenajear a sus referentes artísticos, como Ron Mueck, Joseph Kosuth o Ana Mendieta en un lugar como el Macba, donde se rodaron todos los vídeos. Más que mostrar la colección, hizo un ejercicio reflexivo para mostrar, por una vez, las modelos desde un punto de vista más cercano. Por su parte, Paloma Wool fue la única que salió del impresionante caparazón que acoge este museo de arte contemporáneo para explorar la plaza. El mismo pavimento que los skaters machacan fue el escenario de su colección: ropa urbana en tonos naturales que va más allá de sus características piezas de punto.
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