“Estamos en Valencia, ¡que no es poco!”, lanza Antonio Martín (Madrid, 53 años) desde el pabellón de La Fonteta, valorando la evidencia por esencial y “casi milagrosa”. El presidente de la ACB atiende a EL PAÍS con el ruido de fondo de las zapatillas chirriando sobre el parqué y los botes del balón. Son los últimos entrenamientos antes del comienzo de una fase final excepcional de la Liga Endesa en tiempos de pandemia. Del 17 al 30 de este mes, con 12 equipos repartidos en dos grupos de seis, y 33 partidos sin apenas respiro, el baloncesto español proclamará al primer campeón de la llamada nueva normalidad.Pregunta. En este tiempo se han cancelado la Euroliga y 27 ligas más en Europa, ¿cuál ha sido el mérito de la ACB para poder reanudar la competición?Respuesta. El esfuerzo compartido por mucha gente. Comenzamos a trabajar con un nivel de incertidumbre muy grande, tomando decisiones sin saber siquiera cómo iba a ser la desescalada, ni cómo iba a evolucionar la pandemia. Pero decidimos no tirar la toalla y mantener la esperanza hasta el último momento.P. ¿Volver es ganar, como dice el eslogan?R. Lo fácil era rendirse. Una vez que aguantamos, volver es ganar, sí. Poder disputar partidos, llegar de nuevo a los seguidores y poder proclamar un campeón era una prioridad y es un triunfo. Se nos hacía muy duro estar desde el 11 de marzo hasta finales de septiembre o primeros de octubre sin ningún contacto de los aficionados con el baloncesto y viceversa. Para la imagen de la ACB era muy importante dar este golpe encima de la mesa. Era fundamental no echarnos para atrás. El gran respaldo de nuestros socios, Endesa y Movistar, y nuestra actitud proactiva para regresar lo antes posible permitirá, además, amortiguar los daños de cara a una temporada 2020-2021 que será compleja.MÁS INFORMACIÓNP. ¿Por qué Valencia como sede?R. En el orden de prioridades, el aspecto sanitario era el fundamental. Y aquí hemos conseguido un nivel de control y cuidado extraordinarios, tanto para la covid-19 como para el resto de cuestiones médicas que pudieran necesitar los jugadores. Está perfectamente controlando el movimiento de todos, dentro y fuera de la competición. Estamos aquí con la ilusión de hacerlo bien, no con miedo. El objetivo era llegar sin positivos. De todas las expediciones, de los 12 equipos participantes y la organización, solo hubo un caso que quedó aislado. El resto todos han dado negativo, antes de venir, a la llegada y esperemos que también se confirme en la ronda final de test. Una vez aquí, la dinámica de funcionamiento diseñada hace muy difícil, por no decir imposible, que surja un positivo. Y si surge también tenemos el protocolo para actuar.P. ¿Cómo ha sido el proceso de organización de esta Fase Final?R. Trabajamos con médicos relacionados con el baloncesto y con especialistas en coronavirus. Se trataba de crear un ecosistema lo más libre posible de la covid-19. Reducir los desplazamientos al punto de entrenamiento y de juego y a los hospitales en caso de lesión… Por eso hemos organizado todo un dispositivo hospitalario en L’Alquería. Todo lo que necesiten los jugadores, desde diagnóstico por imagen hasta un odontólogo, todo lo tienen aquí. La propuesta de Valencia ha sido excelente creando esa burbuja sanitaria. Los jugadores no van a sentirse en una cárcel, pero van a tener la tranquilidad que necesitan. Yo he estado en Juegos Olímpicos y Mundiales y nunca he visto nada parecido para cuidar a los deportistas. Tampoco queríamos que la dinámica fuera de habitación-entrenamiento porque los médicos nos advirtieron de que tampoco era bueno, ni física ni mentalmente. Por eso llegamos acuerdos con el Oceanogràfic, para que puedan ir allí a distraerse. Aun con todo esto. Lo más espectacular es que estemos aquí. Hace apenas un mes nos tildaban de locos.P. ¿Todos los equipos querían jugar o alguno apostaba por la cancelación del campeonato?R. Se trataba de dejar a un lado los intereses individuales en favor de los colectivos. Las dudas de clubes y jugadores eran lógicas en el proceso que hemos vivido. Cada semana cambiaba el escenario y esa era la mayor dificultad, tomar decisiones sin tener certezas absolutas y convencer a todos de que eran las mejores, siempre garantizando la salud. Antes de venir aquí, tuve una reunión telemática con 30 ó 40 jugadores de todos los equipos y con los médicos de la asociación donde se fueron despejando dudas sanitarias, organizativas, de movilidad… Cuando el jugador huele la competición cambia el chip, las reticencias y las dudas quedan a un lado.P. ¿La pretemporada ha sido suficiente?R. Sumando el trabajo durante el confinamiento, más los entrenamientos individuales y después grupales, más los días de preparación ya aquí en Valencia, tengo la impresión de que es una pretemporada correcta. Con la diferencia de que no es una pretemporada para acometer un curso de 90 partidos, sino un bloque de cinco o, en el caso de los finalistas, siete. No es lo mismo. El jugador cuando está en dinámica competitiva se adapta rápidamente. El número de lesiones será similar al de cualquier inicio de temporada.P. ¿Qué baloncesto veremos?R. La situación nos ha llevado a un modelo de competición que es muy atractivo, como nos han expresado jugadores y entrenadores. No sé si volveremos a ver algo así y esperemos, desde luego, que no sea por causas de fuerza mayor. Es como una Copa del Rey más prolongada en días. Pero para montar una Copa trabajamos durante tres o cuatro meses y aquí hemos tenido que trabajar a toda máquina. Tendremos mucho baloncesto condensado y no será intrascendente, desde el primer día, todo lo que pasa cuenta. Nos va a faltar el sexto jugador que es el público, pero no vamos a ver amistosos de pretemporada. Van a ser partidos de auténtica competición.P. ¿Habrá realidad virtual a las retransmisiones como hace el fútbol?R. No. Lo que vamos a hacer es buscar la manera más real de retransmitir el baloncesto. El baloncesto tiene sus propios sonidos, no está amortiguado por la hierba. Aprovecharemos para contar lo que habitualmente no se suele contar. Habrá 10 cámaras, micrófonos especiales… el espectador podrá vivir una experiencia muy intensa. Se podrá hacer una realización distinta.P. Cinco partidos en la fase de grupos, semifinales y final a partido único, ¿es un recorrido suficiente para legitimar al campeón?R. La legitimidad es evidente. El que quede campeón es que ha sido muy consistente. Está la fase de grupos, el cruce de semifinales y la final. Es un formato muy contundente. El campeón tendrá una legitimidad del 300%. A eso hay que sumarle el mérito de aguantar la situación. Aguantar lo que han aguantado todos los españoles, empezar los entrenamientos con ese nivel de incertidumbre y ponerse en modo de competición en un tiempo exprés. Ha sido muy duro.“Hay que buscar un calendario razonado por todas las partes”Una vez concluya la fase final, la ACB tendrá que afrontar el conflicto surgido con la Federación. Unos decidieron que no hubiera descensos este curso, los otros no renunciaron a su derecho a los dos ascensos que desembocaría en una liga de 20 equipos. “Las dos partes tienen su parte de razón. Intentaremos hablar primero entre nosotros para encontrar una fórmula que tenga sentido. Quedaba un 33% de la competición por jugar. Y bajo esa lógica deportiva, si no hay descensos, no debería haber ascensos. Luego están los convenios de colaboración que dicen lo que dicen. Si no logramos solucionarlo tendrá que intervenir el CSD o quien corresponda”, explica Antonio Martín. “Pero tengo la esperanza de llegar a un acuerdo”. Un deseo que el presidente de la ACB extiende al escenario internacional. “A veces una situación adversa puede provocar que los diálogos se vuelvan más consistentes. Hay que buscar un calendario razonado por todas las partes. Para eso hay que hacer ejercicios de empatía los unos con los otros”, completa Martín.
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