La actriz Juana Acosta: “Quería matar y eso me asustó”

En 2018, la actriz colombiana Juana Acosta (Cali, 1976) estaba promocionando un triunfo, la película Perfectos desconocidos, que rodó a las órdenes de Álex de la Iglesia. Ofreció entonces una entrevista al rotativo colombiano El Tiempo, en la que la periodista quiso indagar sobre un hecho de su pasado: el asesinato sin resolver de su padre, en la muy violenta ciudad de Cali, cuando ella tenía apenas 16 años. Tajante, la intérprete se evadió respondiendo que de ese asunto solamente hablaba en el ámbito privado. No obstante, esta noche, en el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid, estará abordando desde la danza el traumático suceso, bien acompañada por el bailarín Chevi Muraday, director de Losdedae, que accedió a coreografiar este dolor añejo de 30 años, en El perdón.

“No estaba preparada”, asegura. “Hasta el año pasado, que decidí llamar a Chevi y al dramaturgo Juan Carlos Rubio para contarles mi historia. No quería proponerles una obra teatral, ni un libro. Quería expresarlo a través de la danza. Yo bailé ballet de los tres años a los seis, y de allí hasta los 16 hice danza contemporánea”. Justamente para su clase de danza salía aquel día que sonó el teléfono y le dieron la trágica noticia. Entonces sobrevino el dolor, la rabia y la ira, y con ellos despareció la danza de su vida y de su cuerpo. “Afortunadamente estaba la actuación y el teatro, que me salvaron”, afirma.

El montaje, que la devuelve a la danza y a un momento trágico que ha rumiado en su cabeza durante tres décadas, tiene entonces aires de exorcismo, de catarsis y reconciliación. De pisco-magia como le gusta decir. “Lo que hemos querido realmente es investigar sobre el círculo de la violencia, esa violencia que genera violencia. Cuando estás en esta situación llega un momento en que tienes que decidir si te quedas en la rabia y en la ira o si decides perdonar y avanzar. Yo opté por lo segundo, y hoy me siento realizada personal y profesionalmente. Hoy puedo contar mi historia”, explica.

Su hermano mayor, que se quedó en la rabia, terminó suicidándose tras ser secuestrado por las FARC, en Colombia. Y para Juana Acosta todos estos acontecimientos trágicos la hicieron también odiar a su país del que, hoy reconoce, salió quizá huyendo. Allí muy joven había triunfado. Protagonizó la telenovela Mascarada, fue presentadora de televisión y era muy popular. Madrid fue su destino y empezar desde cero otra vez, su meta. “Hoy la rabia desapareció”, dice convencida. “En 30 años he pasado por todas las fases del duelo. Tuve la energía asesina, quería matar y eso me asustó. Así que el primer perdón es a mí misma por pensar en ello”.

Seguir adelante

Subraya que El perdón no quiere ser el relato trágico de la muerte de su padre o su hermano. Tampoco ha sido la intención regodearse en aquel dolor. El título no es casual. Se trata de una obra sobre la capacidad de perdonar y seguir adelante. “No es triste ni pesimista. Es una obra de resiliencia y esperanza. La violencia aparece contrapuesta a la belleza y la poesía. No es un psico-drama ni un panfleto”.

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También supone una vuelta a la danza, algo que, físicamente, no ha sido fácil. Tres meses, cinco horas a la semana, como si fuera una deportista de élite. Así puso a tono su cuerpo para estar a la altura. “Es asombroso confirmar que el cuerpo tiene memoria. Fueron muchos años trabajando la danza, pero esa información estaba allí. Yo me creía incapaz de retomarlo, pero soy muy disciplinada, y ahora bailo y, literalmente, vuelo sobre el escenario. Ha sido una gran exigencia física”.

El cine también sigue allí. Este mismo mes estrena Llegaron de noche, un drama de Imanol Uribe. Pendiente de estreno tiene Las consecuencias, de Claudia Pinto, y Lobo feroz, de Gustavo Hernández. Son tiempos muy productivos para Juana Acosta. Y aunque se siente fascinada por estos trabajos y las oportunidades que suponen, admite que El perdón es el más arriesgado y valiente de todos los de su vida hasta ahora. “Ha sido un proceso duro, complicado emocionalmente, en el que me he visto expuesta, pero he ido bien acompañada”.

Extraña posición

A Chevi Muraday le gusta llevarse a los actores a la danza. Marta Etura, Ernesto Alterio, quien justamente fuera pareja de Juana Acosta, Aitana Sánchez Gijón, y mucho más recientemente la delirante performer Miss Beige, entre ellos. Pero, aunque ha sido voluntad e iniciativa de ellos muchas veces, siempre se trataba de sus propios proyectos. Eso marca la diferencia con El perdón, que fue una propuesta ajena y desconcertante. “Me conmovió su historia, pero sobre todo su interés en contarla no desde la violencia sino desde un lugar bello y poético. Al principio no fue exactamente un conflicto, pero sí llegué a preguntarme qué pintaba yo, qué podía aportar”, explica. Pero investigaron, hablaron con familiares, recogieron datos sobre la violencia en Colombia y poco a poco articularon este dueto que en realidad tiene un único personaje: Juana Acosta siendo ella misma y sus circunstancias.

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