Senado de EE UU, con Adam Schiff en el podio. En vídeo, la intervención de Schiff. HO (AFP) / VÍDEO: REUTERS-QUALITY
En el penúltimo día de lo más parecido a una realidad paralela, mientras oficialmente comenzaba en Iowa la campaña electoral de 2020, el Senado de Estados Unidos ha visto este lunes la exposición de los argumentos finales en el impeachment a Donald Trump. Los gestores demócratas, conocedores de que se necesita un milagro matemático para que el presidente no sea absuelto este miércoles, declararon la necesidad de condenar al presidente para “plantar cara a la tiranía”.
Quién iba a decir que hacer historia podría ser tan tedioso. Bernie Sanders es la ejemplificación de eso. El senador, que debía viajar a Iowa, donde este lunes se lleva a cabo el caucus [asambleas ciudadanas para elegir al candidato], suspendió su viaje entre bostezos porque estaba atado a un impeachment en Washington que los demócratas ya consideran perdido. Apatía y languidez han sido la tónica general desde que el juicio político al mandatario pasó de la Cámara de Representantes al Senado. Antes de eso, tampoco había sido considerado por tener un pulso frenético. Este ha sido el impeachment del anticlímax.
La jornada comenzó a las 11 de la mañana y entre la exposición de la acusación y el argumento de la defensa, los senadores se fueron a comer. Regresaron pronto. Antes del almuerzo, los gestores del impeachment resumieron las dos semanas de proceso en varias ideas. Que Trump sigue siendo un peligro para la seguridad nacional; que el presidente no siente ningún remordimiento por lo sucedido; y que el deber de la Cámara alta es condenar al dirigente. “Nadie está por encima de la ley”, declaró con acento, pero en español, la gestora demócrata Sylvia Garcia. “Ni siquiera el presidente”, agregó.
Cuando el Senado paró para comer, Donald Trump aprovechó para dar su opinión sobre el juicio que le implica. A través de Twitter, el mandatario se preguntó por el informante que desencadenó inicialmente el juicio tras revelarse que el presidente le había pedido a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, que abriese dos investigaciones que afectaban a los demócratas para facilitar su reelección. “¿Dónde está el informante?”, publicó. “¿Por qué el político corrupto Schiff [el senador por California al frente de la acusación] se inventa mi conversación con el presidente de Ucrania? ¿Por qué la Cámara [de Representantes] no ha hecho su trabajo? Y mucho más”.
No todos usaron el receso de la comida para alimentarse. Lisa Murkowski y Joe Manchin, la primera, senadora republicana y el segundo, demócrata, hacían política conversando muy de cerca. Murkowski, quien estos días tiene las miradas sobre ella debido a que su voto podría fluctuar y cambiar de bancada, no tiene todavía decidido lo que elegirá el miércoles en la votación final, que hasta ahora augura la absolución. El voto de Joe Machin, representante de West Virginia, también es desconocido.
Esta semana está cargada de fechas relevantes. Desde los caucus de Iowa hasta la votación final del impeachment, pasando por el discurso de Trump este martes sobre el estado de la Unión. A ese evento, el presidente llegará sin haber sido absuelto. Y a pesar de que todo predice que lo será al día siguiente, varios senadores republicanos le han urgido a que evite mencionar el juicio político y a Ucrania.
Tal consejo esconde la preocupación que existe sobre que sus comentarios puedan ponerle en una situación comprometida. Entre algunos miembros de las filas republicanas persiste la idea de que el magnate actuó de forma inapropiada, aunque no creen que esa conducta esté a la altura de un impeachment.
Trump no será el único presidente que acudirá al discurso del estado de la Unión sometido a un juicio político. Lo mismo le sucedió a Bill Clinton en 1999. El presidente en ningún momento se planteó cancelar su comparecencia ante el Congreso. “Lo voy a hacer”, confirmó en la cadena Fox poco antes de que comenzara la famosa Super Bowl en la noche del domingo. “Voy a hablar de todos los logros que hemos conseguido”, concluyó.
Como si de un viaje en el tiempo se tratara, la defensa presentó este lunes la comparecencia de Kenneth Starr, el fiscal especial que lideró la investigación sobre la vida sexual de Bill Clinton que le llevó a enfrentar su juicio en 1998. Starr recordó al compositor Irving Berlin y su balada God Bless America. “Algo más que una canción, una oración para el país. La nación es libertad, pero también es justicia”, dijo. Como miembro destacado de la defensa legal de Trump, Starr recordó que el Senado debe de considerar “la libertad, la justicia y la imparcialidad”. “Las reglas son las reglas”, dijo el abogado animando a los senadores a considerar que las leyes se siguieron “fielmente”.
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