Ayer por la tarde, el ascendido Lecce ganó a la Lazio de Roma, quinta de la Serie A (2-1), en el estadio Via del Mare. Pero algo grave empañó la fiesta local porque el partido estuvo marcado por los gritos racistas contra el delantero zambiano del Lecce Lameck Banda y su compañero francés Samuel Umtiti. Los gritos venían de las filas de la afición de la Lazio.
El club publicó un tuit en el que se felicitaba por la reacción de la hinchada local con el francés: “Los cánticos racistas han sido sometidos por el coraje. Todo el pueblo ‘giallorosso’ ha gritado un solo nombre, el de Umtiti“.
El defensa, cedido por el FC Barcelona y que jugó los 90 minutos, rompió en llanto al final del encuentro mientras la afición del Lecce coreó su nombre. El presidente, Saverio Sticchi Damiani, se acercó a abrazarlo. “Cuando el árbitro paró el partido, esperando que el locutor pidiera el cese de los cánticos racistas, Umtiti le pidió que lo reanudara porque quería responder a los insultos recibidos en el campo. Reaccionó como un verdadero campeón”, dijo Sticchi a ‘La Gazzetta dello Sport’.
Los gritos racistas son un fenómeno recurrente en los estadios italianos, especialmente de ciertos hinchas de la Lazio conocidos (una parte de ellos), por mantener vínculos con la historia fascista del país. Hay que recordar que en agosto, el nigeriano Victor Osimhen fue blanco de gritos discriminatorios en Verona.