La agonía de BiciMad: más de un 30% de las bicicletas públicas de Madrid están rotas

Primera bicicleta: la batería funciona. El motor, en principio, también. No va mal. El neumático, correctamente sobre la llanta. La cadena, en su sitio. Manos en el manillar y…

Está suelto. La bicicleta está estropeada. Es un sábado por la mañana de agosto en la madrileña plaza de Lavapiés y solo hay cinco bicis en la estación de BiciMad. La del manillar roto, otra que tiene la cámara de la rueda delantera fuera, ambas inútiles, y dos más de la flota de BiciMad Go, unidades que se pueden utilizar sin base fija, pero que son diez veces más caras que las clásicas si no se aparcan en las estaciones.

Esta situación no es una casualidad. A las decenas y decenas de quejas de los usuarios en las redes sociales en los últimos días, se unen las de los propios empleados del servicio, que tras su municipalización en 2016 pasó a formar parte de la Empresa Municipal de Transportes. “Estamos desbordados”, dice un trabajador de BiciMad vinculado a Plataforma Sindical ―el sindicato mayoritario de EMT― que normalmente se encarga de la redistribución de bicicletas, es decir, de moverlas para que estén bien repartidas entre las bases, retirar las averiadas y reponerlas. El empleado describe una situación de descontrol derivado de un dato tajante: más de un tercio de las bicicletas, 1.100 de un total de más de 3.100 unidades, según datos aportados por la empresa pública, están en el almacén a la espera de ser reparadas. Es decir, una de cada tres bicis públicas de Madrid está estropeada.

“No estamos pasando por nuestro mejor momento”, admite Carlos Mateo, director de Servicios de Movilidad de la EMT, responsable de BiciMad, que achaca la precaria situación del servicio exclusivamente a un creciente vandalismo que les ha sorprendido desde que acabó el estado de alarma. “Las 1.100 bicicletas pendientes de reparación son directamente consecuencia del vandalismo que estamos sufriendo y es un dato inédito del servicio que nos hemos encontrado de forma repentina”, añade el responsable del área. Mateo aporta datos para refrendar esta visión del problema: en marzo y abril, antes del fin del toque de queda, había 200 bicis vandalizadas al día. En junio, esa cifra ascendió hasta los 364 intentos de vandalizaciones y en julio, hasta 372.

Nadie pone en duda la existencia de robos o intentos usar el servicio por la fuerza y sin pagar. Hay imágenes de este tipo de episodios en pleno paseo de la Castellana. Es más, entre los trabajadores bromean diciendo que hasta los propios ladrones tienen quejas de cómo funciona el servicio. En la plaza de Nelson Mandela, también en Lavapiés, se ve con facilidad el rastro del maltrato que está sufriendo la flota: de las cinco unidades que hay en la base, solo funciona una. Dos de ellas tienen la pantalla que enciende el sistema roto, una arrancada, y otra parece que no tiene batería.

“Vandalismo hemos tenido siempre”, apunta Elías Calderón, portavoz de Plataforma Sindical de la EMT. “Pero por mucho que haya podido aumentar no es lo que nos ha llevado hasta esta situación. Y añade: “Eso ha sido la falta de plantilla y la no contratación cuando se han hecho las ampliaciones”. En 2019 el servicio contaba con alrededor de un centenar de trabajadores para 2.000 bicicletas y 172 bases. El alcalde José Luis Martínez-Almeida amplió la cuota de bicis y estaciones en dos ocasiones. Ahora, con 264 estaciones ―258 sin contar las dobles― y más de 3.100 bicicletas, contando las 454 del nuevo servicio BiciMad Go, inaugurado en agosto del año pasado, el número de trabajadores prácticamente no ha cambiado: 105, según datos proporcionados por la EMT.

Una estación de BiciMad cerrada en la Avenida del General Perón, distrito de Tetuán.
Una estación de BiciMad cerrada en la Avenida del General Perón, distrito de Tetuán.Santi Burgos

El responsable de BiciMad lo ve de otra manera y alega que, aunque se hayan ampliado estaciones y bicicletas, el número de usos de hoy no es muy diferente al de 2019 por el retroceso de la movilidad. Para septiembre, cuando se espera que se recupere esa movilidad, la empresa pública tiene prevista la incorporación de 25 nuevos trabajadores.

“Los usos no son un dato para medir la plantilla”, contrapone el sindicalista Calderón. “Haces más kilómetros, más estaciones para cubrir tanto en mantenimiento como reposición y se necesitan más operarios”, abundan desde CC OO de la EMT, donde tampoco entiende esa forma de medir las necesidades de personal.

“En mitad de invierno hacíamos una media 18, 19 avisos por sustracciones o pérdidas”, añade el trabajador de BiciMad que prefiere no dar su nombre. “Ahora con el descontrol he llegado a hacer 35 avisos”. Este trabajador expone también otro dato de la precariedad que se ha acentuado en verano. Para la tarea de redistribución, solo hay una persona de turno de mañana, dos por la tarde y una por la noche, cuando antes eran más, hasta 11. Fuentes municipales admiten que en agosto el 40% de los trabajadores está de vacaciones, pero desmienten estas cifras y aseguran que la presencia media de personal de este departamento durante la semana del mes de mayo fue de 18,75 trabajadores divididos en tres turnos y la semana del 2 al 10 de agosto, una media de 19,78 trabajadores. Además, recuerdan que para compensar las libranzas estivales del personal se contrató de forma urgente un apoyo externo extraordinario para recuperar las bicicletas que, según su versión, abandonan los vándalos. También defienden que ha mejorado la gestión de las estaciones.

La portavoz de Movilidad de Más Madrid, Esther Gómez, criticó en la última comisión de Medio Ambiente y movilidad dicho contrato de emergencia porque se ha “externalizado un servicio que debería estar realizando la plantilla de BiciMAD”, afirmó. El contrato para la reposición de bicicletas extraviadas y vandalizadas “supone a las arcas públicas 35.000 euros al mes” por “tres furgonetas y un operario”, esgrimió. Ignacio Benito, concejal del PSOE, es tajante: “Los usuarios llevan meses así. Se encuentran las bases vacías o con bicicletas averiadas. Este lunes vimos que tenían más de 1.200 averiadas. La gente está borrándose de un servicio en el momento álgido”.

Los sindicatos también se muestran muy críticos con esa contratación: “Nos enteramos por la prensa”, cuenta José Ignacio González, secretario general de CCOO de la EMT, sindicato que, junto al resto del comité de empresa, se movilizó frente a la medida. “Eso tuvo su repercusión, porque acto seguido la empresa alcanzó un acuerdo con nosotros para contratar a 25 personas, dotar de medios de seguridad a las bicicletas con 3.000 candados y está en proceso de contratación y estudio la instalación de cám aras disuasorias”.

Estas últimas medidas son las que prepara el Ayuntamiento para frenar el vandalismo, especialmente en zonas tan castigadas como el distrito de Tetuán. Allí, según afirma el director de la EMT, Carlos Mateo, están cerradas las estaciones de forma preventiva, como ya se hizo el año pasado: “Se ha tomado esta decisión porque, de lo contrario, dejaríamos sin servicio al resto de la ciudad”.

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