En el sur de la provincia de Salamanca, al lado de Las Hurdes cacereñas, se encuentra uno de los pueblos más bonitos de España. No lo decimos nosotros. Lo han dicho los lectores de El Viajero. La Alberca es también el primer pueblo que fue declarado monumento histórico-artístico, en 1940. Muy cerca se alzan la Peña de Francia y su santuario, donde Unamuno venía a gozar de “un silencio divino, un silencio recreador”, y “a contemplar los pueblecillos, a hacer geografía”. A corta distancia está también el valle de las Batuecas, donde la leyenda asegura que vivieron salvajes idólatras, “de lenguaje no conocido”, hasta el siglo XVI.
9.30. A vista de pájaro
11.00. Museo al aire libre
A la Virgen de la Peña de Francia se le atribuyen grandes milagros, pero el mayor prodigio de la comarca es que La Alberca esté cada día más joven y bonita. Parece que fue ayer cuando se trazó su enrevesado casco medieval, de callejas empedradas, con casas de entramado de madera y dinteles en los que hay grabadas cruces, invocaciones marianas, armas papales y otros símbolos destinados a convencer a los inquisidores de que los dueños eran cristianos. Parecido origen tiene la costumbre de dejar un marrano suelto por el pueblo, que ceban entre todos y rifan por San Antón (el 17 de enero). En las calles del Tablado y del Puente, que hacen las veces de rúa Mayor, abren docenas de tiendas de jamones. En ¡Oh! Espacio del Jamón (2) no solo se venden: se catan seis tipos y se dan cursos de corte y de emplatado artístico. En La Alberca huele a jamón que alimenta.
Todo el pueblo es un museo al aire libre, pero quien quiera profundizar más puede visitar la casa-museo Satur Juanela (3), la exposición de trajes típicos de Méndez Vieira (4) y la Casa del Parque Natural Las Batuecas-Sierra de Francia (5).
12.00. Por el Camino de las Raíces
La sensación de estar en un museo cuidadísimo se prolonga fuera del pueblo, paseando por el llamado Camino de las Raíces (6). Seis esculturas de otros tantos artistas jalonan esta ruta circular, que discurre por lugares del entorno de La Alberca donde afloran las raíces de una cultura ancestral: robledales, majadas, ermitas… La más espectacular, sin duda, es Asteroide S 09 2010, de Fernando Casas, que semeja de un meteorito caído en medio de las ruinas de la ermita de San Marcos, del siglo XVIII. Es un paseo de ocho kilómetros y menos de tres horas de duración, sin ninguna dificultad. Perfecto para abrir el apetito. El mapa y el folleto se pueden descargar en la web turismosierradefrancia.es.
15.00. Chuletón a la brasa para comer
Además de muy típica y fotogénica, con su crucero de granito en medio y sus soportales alrededor, la plaza Mayor (7) es gastronómica a tope. Aquí se concentran los restaurantes La Taberna, La Catedral (923 41 51 51), El Soportal (923 41 52 96), El Balcón de la Plaza (923 41 52 24) e Ibéricos Doña Consuelo (923 05 25 57), este último con carnicería propia. Y todos con terraza. A 30 metros, en la calle del Tablado, está El Encuentro (923 41 53 10), donde hay un excelente menú por 15 euros, barato teniendo en cuenta la calidad y la cantidad de los platos: patatas meneás, sopa castellana, carrilleras, secreto, solomillo de cerdo, cochifrito… A la entrada de la villa, en la plaza de San Antonio, se halla La Cantina de Elías (923 41 52 37), lugar famoso por sus carnes a la brasa, especialmente el chuletón de ternera morucha.
17.00. Tarde de excursión
A unos 14 kilómetros de La Alberca, ya en Las Hurdes, se descubre el valle de las Batuecas (8), una selvática garganta donde se esconde desde 1597 el convento carmelitano de San José. No puede visitarse, pero sí rodearse por la izquierda para adentrarse a pie en un mundo muy antiguo, lleno de alcornoques, pinturas rupestres, pozas cristalinas y cascadas tan hermosas como la del Chorro (a dos horas de camino). Si no se quiere andar después de comer, se puede echar la tarde recorriendo en coche la comarca salmantina de Sierra de Francia. Los pueblos de Mogarraz, Miranda del Castañar y San Martín del Castañar son paradas recomendables. Con el penúltimo sol, hay que acercarse al mirador de La Antigua, en Riomalo de Abajo, ya en Cáceres, para alucinar con el meandro del Melero (9). Tan cerrada es la curva que dibuja el río Alagón que parece un lago anular.
21.30. Hoteles para todos los bolsillos
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