Siendo un abonado de un canal de pago, cuando los relatores predican desde el minuto uno enrocados en el ‘bufandismo’. Escuchando a
Hugo Sánchez
explicar, mientras pide trabajo bien remunerado por televisión, que “el Bilbao vino a defenderse”, como si se hubiera quedado atrapado en el capítulo dos de Cuéntame. Aceptando la doble vara de medir de un árbitro condicionado por los vapores, desengaños y complejos merengones posclásico. Esto de jugar en el Bernabéu…
Así que
Garitano
volvió a recurrir a los famosos tres centrales y los
Vesga, Lekue y Núñez
tuvieron el protagonismo demandado por los mismos que azotan la decisión inicial de alinearlos, emulando a la gata Flora. El resultado será suficiente argumento para los partidarios de acumular más gente por detrás de la pelota, la batería de ocasiones recibidas ejercerá de contrapeso para los que dudamos, y mucho, de la influencia astral de una pizarra inmóvil. Seguro que todos encuentran acomodo.
Esto de jugar en el Bernabéu también permite desnudar las vergüenzas de la falta de calidad y precisión de muchos de los tuyos
Esto de jugar en el Bernabéu también permite desnudar las vergüenzas de la falta de calidad y precisión de muchos de los tuyos. A campo abierto y contra internacionales de revista y radio estatal, cada pase es una ocasión regalada al rival. Cada ataque sin punch una bala desaprovechada del escaso repertorio individual. Si la visita del Eibar desespera en lo colectivo, jugar en el Bernabéu reduce el foco y subraya las penurias uno a uno. Llegando a la conclusión de que ‘el Madrí´’ te hace peligro cuando tú te equivocas, no por generación propia.
A campo abierto y contra internacionales de revista y radio estatal, cada pase es una ocasión regalada al rival
Y sí, los palos y las intervenciones más o menos estratosféricas de
Simón
salvaron al Athletic de la puerta a cero que tanto cabrea a los lugareños antiGaritano. Confirmando que en fútbol no gana el que más genera, sino el que más convierte. Lo de la falta de gol va por barrios.
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