Dice la historia, y quedó refrendado en París, que el Real Madrid no pierde finales. Tiene un idilio inquebrantable con la Copa de Europa. Ni siquiera el Liverpool, el equipo más preparado, consiguió cambiar ese guion. Ese intangible que convierte al cuadro blanco en casi invencible cuando pasea su escudo por el continente. La 14, si no lo estaba ya antes de ganarla, le pone en un pedestal distinto al resto de clubes con los que compite.
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Los solistas del Real Madrid se impusieron a un Liverpool más coral, pero siempre bloqueado por la magia de Courtois. Supieron sufrir durante muchos minutos hasta que en el segundo tiempo su rival se despistó: vini, vidi, vinci, le cantó Vinicius a Klopp. Su equipo está hecho de otra pasta. Ancelotti también. Por eso no le vino grande el reto de volver al Santiago Bernabéu. El entrenador más laureado de la historia en la Champions colecciona cuatro en su currículo.
El renacimiento del veterano entrenador italiano coincide con una Champions especial para nueve jugadores del Madrid: Carvajal, Nacho, Marcelo, Isco, Kroos, Modric, Bale y Benzema han ganado cinco desde que visten de blanco, solo a una de Paco Gento. La sexta de Florentino Pérez desde que gobierna en el club, tantas como las que alzó el presidente Santiago Bernabéu. Una noche en la que el Real justificó que es, a ojos de todos, el gran aristócrata de Europa.