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La caída de Roy Halston, el diseñador olvidado que nunca pasó de moda



El sombrero pillbox que Jackie Kennedy lució en 1961, durante la ceremonia de la inauguración presidencial de su esposo JFK, fue el pasaporte para que el diseñador Roy Halston se convirtiera en la gran inspiración de la industria de la moda estadounidense. “Hacía mucho viento ese día, así que ella tocó el sombrero y le hizo una pequeña abolladura. Todos los que luego lo imitaron, pusieron una abolladura en los suyos. ¡Qué divertido!”, comentaba años después el creador de la prenda en una entrevista.
A pesar de haber sido uno de los responsables de haber colocado a los diseñadores estadounidenses en la misma liga que los franceses, casi nadie se acuerda de él. Ni siquiera Frédéric Tcheng, director especializado en documentales centrados en el mundo de la moda. Formó parte del equipo técnico de Valentino, el último emperador (2008), y luego se encargó como director de Diana Vreeland: la mirada educada (2011) y Dior y yo (2014). Fue en esos rodajes cuando empezó a saber de Halston. ¿Cómo puede ser que no conozca la historia de alguien tan influyente?, se preguntó. Recopila sus respuestas en un documental que lleva el apellido del diseñador y que ya forma parte del catálogo de Movistar +.
“Era un genio minimalista. Fue el primero en combinar elegancia y sencillez y, además, hacía que pareciera fácil. Aunque ahora muchos han imitado su estilo, en ese momento lo que hacía era algo complicado de entender”, comenta el cineasta francés sobre quien ha sido su objeto de estudio durante años. “Sus prendas bailaban contigo”, cuenta en la película Liza Minelli, amiga del diseñador y una de sus musas, junto a Elizabeth Taylor y Bianca Jagger. Juntos definieron una época a través del estilo.

A la izquierda, Halston, con Bianca Jagger en la gala Met de 1981 (Rose Hartman/Getty Images). A la derecha, el diseñador, con Liza Minelli (Movistar +).

Como gay en tiempos de absoluta intolerancia, una de las máximas en su vida y en sus diseños fue la igualdad. Sus fiestas no distinguían entre clases sociales y sus prendas no entendían de razas o tamaños, colocando a modelos afroamericanas sobre la pasarela y creando vestidos para mujeres de tallas grandes. Frédéric Tcheng lo cuenta en su documental usando a la modelo e influencer Tavi Gevinson como ficticio hilo conductor. Ella interpreta a una trabajadora de la empresa que ahora posee la marca Halston. Investiga quién fue el fundador de su compañía, del que apenas queda registro gráfico.
Así explica cómo su caída en el olvido fue premeditada. El éxito de Halston en la alta costura se prolongó hasta los años ochenta y, en ese momento, el hombre hecho a sí mismo nacido en la gris Iowa volvió a tener una de sus visiones: quería vestir a todas las mujeres de Estados Unidos. Firmó un contrato millonario con J. C. Penney, una cadena de tiendas de bajo coste, y con él su muerte profesional.
Puede que ahora todas las grandes estrellas de la moda colaboren con H&M, pero, de nuevo, fue un movimiento de Halston que nadie entendió. La idea de que el creador que dictaba tendencia estuviera aliado con las medias Playtex y con hombres de negocios que no sabían nada de patronaje o de combinar colores no gustó a sus socios más lujosos. No eran conscientes de que, hasta en lo malo, acertaba Halston: ese iba a ser el signo de los tiempos para la industria.
Cuando los conflictos entre el diseñador y los accionistas se dispararon, Halston quedó fuera de juego. Perdió el control creativo de sus colecciones y, gracias a la letra pequeña, también el nombre de su propia marca. Y su legado fue deliberadamente anulado para poder hacer de él una línea de ropa para supermercados.
La adicción a la cocaína que el diseñador había adquirido en las noches de Studio 54 precipitó su caída. Falleció en 1990, a los 57 años víctima del sida en un hospital de San Francisco (California). En 2007, Harvey Weinstein intentó, sin éxito, junto a la fundadora de Jimmy Choo, Tamara Mellon, resucitar la marca contratando como director creativo a Marco Zanini, procedente de Versace. Dejó de ser accionista de la compañía solo cuatro años después.
“A diferencia de Yves Saint Laurent, Halston no tuvo a un Pierre Bergé (amante y socio del diseñador francés) que cuidara de su legado. Si Halston hubiera comenzado ahora, seguiría siendo un pionero. También fue él quien inventó la forma de proyectar ideas a través de una imagen, como vemos a diario en Instagram”, dice de él el director del documental y, desde ahora, uno de sus grandes admiradores.


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