La cantante Andra Day salva la biografía de Lady Day

Hace un año fue la niña prodigio rota Judy Gardland en la fatal deriva de su madurez, y ahora le toca el turno a otra leyenda frágil, Billie Holiday, mito del jazz y diana durante años del Departamento Federal de Narcóticos de su país por su consumo de heroína. Los Estados Unidos contra Billie Holiday es el nuevo biopic destinado a ilustrar un guion de Wikipedia que no logra proponer una mirada propia sobre la artista y que se limita a exponer sin demasiada sutileza el calvario que sufrió la cantante por su adicción y por su célebre himno antirracista Strange Fruit.

La película arranca con una fotografía terrible en la que se ve a un orgulloso y desafiante grupo de hombres blancos posando armados ante la cámara mientras a sus pies se muestran su trofeo: lo que queda de un hombre negro al que acaban de linchar. No es exactamente la imagen que inspiró ese famoso tema (“de los árboles del Sur cuelga una fruta extraña / sangre en las hojas, y sangre en la raíz / cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña”), escrito por un profesor judío y comunista, Abel Meeropol, tras conocer el linchamiento de Thomas Shipp y Abram Smith en Marion, Indiana, en agosto de 1930. La película de Lee Daniels, director de Precious, es un largo flashback en el que una Billie Holiday que casi no se tiene en pie recapitula sobre su vida y sobre el incesante acoso y hostigamiento que sufrió por parte de la policía, hasta acabar varios en años en la cárcel o expulsada de muchos escenarios de Nueva York por su empeño en interpretar una balada con la que logró romper el circuito cerrado de la canción-protesta y cuya intensidad y mimetización con su propio dolor al interpretarla le hacía, según sus memorias, vomitar detrás del escenario.

Como le ocurría a Judy, encarnada por la actriz Renée Zellweger en uno de sus mejores trabajos hasta la fecha, lo mejor de Los Estados Unidos contra Billie Holiday es su protagonista, la cantante Andra Day, encargada de dar la cara y sostener toda la película. Pese a su poca experiencia como actriz, Day se entrega con tanta fiereza a la difícil tarea de revivir el mito y sus laberintos que con su entrega y carisma logra alcanzar una dimensión en la que las drogas, el sexo y su voz son la expresión de una misma y dramática huida hacia delante. Candidata al Oscar a la mejor actriz después de ganar el Globo de Oro, Day se verá nuevamente las caras con otra diva del blues, la pionera Ma Rainey que encarna Viola Davis en la floja La madre del blues, además de con rivales más sólidas, Vanessa Kirby por Fragmentos de una mujer, Carey Mulligan por Una joven prometedora y la, en principio, favorita Frances McDormand por Nomadland.


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