La carrera por derrotar al coronavirus en su punto de entrada: la nariz

Un niño recibe una vacuna nasal contra la gripe en una imagen de archivo.
Un niño recibe una vacuna nasal contra la gripe en una imagen de archivo.Joe Raedle / Getty Images

La batalla decisiva entre el nuevo coronavirus y nuestro organismo se libra en los pulmones. La infección ya avanzada puede provocar que el sistema inmune dé una respuesta desequilibrada ante la presencia del patógeno: la ya famosa tormenta de citoquinas que puede acabar con la vida del infectado. Días antes de que todo esto suceda hay un primer contacto entre el virus y el cuerpo en otro órgano al que no se está prestando tanta atención y que podría ser la clave para frenar una infección en seco: la nariz. Es aquí adonde están apuntando varios equipos médicos para conseguir antivirales y vacunas nasales que no solo salven la vida de los pacientes, sino que también frenen la transmisión del virus.

Una de las preguntas más acuciantes para la comunidad científica es si las vacunas ya aprobadas cortan los contagios. Los ensayos clínicos han mostrado que las inyecciones salvan de la enfermedad grave y de la muerte por covid con casi un 100% de efectividad. Lo que no está tan claro es si un vacunado puede seguir llevando virus en sus vías respiratorias y transmitirlo a la gente de su entorno. Si esto es así, los científicos vaticinan que el coronavirus se quedará entre nosotros para siempre; eso sí, produciendo ya solo síntomas leves una vez esté inmunizada la mayoría de la población.

En Israel, la vacuna de BioNTech redujo las infecciones asintomáticas un 89%

Algunos estudios recientes muestran datos esperanzadores. El más destacado se ha realizado en Israel, líder mundial en vacunación. Las cifras aún preliminares del Ministerio de Salud muestran que la vacuna de BioNTech redujo las infecciones asintomáticas un 89%. Si el dato se confirma, habría una importante disminución de la transmisión. Un segundo trabajo publicado en The Lancet apunta a que la misma vacuna redujo los casos asintomáticos entre personal médico un 75%.

El antiguo jefe de la agencia de medicamentos de EE UU, Scott Gottlieb, ha señalado esta semana a la CNBC que la vacuna de Janssen tiene resultados similares, aunque faltan datos concluyentes. La vacuna de Moderna también parece reducir el número de casos asintomáticos, pero de nuevo las cifras no son del todo claras.

Ante esta situación hay equipos científicos que están desarrollando nuevas formas de evitar el contagio y cortar de raíz las cadenas de transmisión. Es algo que se puede hacer tanto con fármacos antivirales que bloquean la entrada del SARS-CoV-2 en las células como con vacunas. Ambos usan la misma forma de administración: un espray nasal.

La mayoría de las vacunas en uso se administran con una inyección en el brazo, pero para los virus respiratorios puede tener mucho más sentido generar inmunidad en el primer punto de contacto del patógeno con el cuerpo, que se produce en la mucosa que recubre la nariz, la boca y el resto de las vías respiratorias. Varias vacunas de la gripe usan este método y se considera que la vacuna oral contra la polio —aprobada en 1961 y mucho más fácil de usar que la inyectada— ha permitido erradicar esta enfermedad paralizante de los niños en casi todo el mundo.

“Las vacunas disponibles, que se administran por inyección intramuscular, protegen del covid grave, pero es posible que no siempre eviten la transmisión del virus”, advierte Rik de Swart, virólogo del Centro Médico Erasmus, en Róterdam (Holanda). “Las vacunas administradas a la mucosa [la nariz] pueden ser mejores en ese sentido, aunque está por ver si llegan al mercado antes de que acabe esta pandemia”, añade.

Los tratamientos aspirables pueden emplearse contra muchos virus respiratorios

El equipo de Swart ha diseñado un antiviral que se administra por la nariz y que bloquea la entrada del virus en las células. Los investigadores le dieron el espray a hurones —animales que sufren un covid parecido al de los humanos— y los metieron durante un día en una jaula con otro animal ya infectado. Los resultados, publicados en Science, son llamativos. No hubo ni un solo contagio entre los animales tratados, mientras que todos los que no recibieron el fármaco se infectaron. “Nuestro objetivo es desarrollar este antiviral para esta pandemia, pero primero debemos demostrar que es inocuo y eficaz en humanos”, explica De Swart. Y añade que la táctica de este fármaco “es la misma que para muchos otros virus respiratorios, así que también se podría usar como respuesta rápida en otras pandemias”.

Anne Moscona, microbióloga de la Universidad de Columbia (EE UU), explica: “Nuestra capacidad para desarrollar estos antivirales se basa en varias décadas de estudio sobre cómo virus emparentados se unen a las células y penetran en ellas”. La investigadora, junto a su colega Matteo Porotto, es pionera en este tipo de antivirales.

Varias empresas están desarrollando vacunas nasales para la covid. Entre las más de 170 candidatas en desarrollo hay por lo menos cuatro que se administran por esta vía y que se encuentran en las primeras fases de prueba en humanos. Ya en octubre, científicos de EE UU demostraron en ratones que una sola dosis de una vacuna nasal es capaz de reducir la covid igual que dos dosis de vacuna convencional y además evitar los contagios casi al 100%.

“Para acabar con la pandemia debemos poder frenar la transmisión y este tipo de vacunas pueden conseguirlo”, explica Michael Diamond, inmunólogo de la Universidad de Washington en San Luis (EE UU), quien ha liderado el desarrollo preclínico de esta vacuna. Aunque su desarrollo parte con algo de desventaja, estas vacunas pueden seguir siendo útiles si demuestran eficacia, por ejemplo como vacuna infantil o como dosis de recuerdo, argumenta Diamond. La empresa india Bharat ha adquirido la patente de esta inmunización y está a punto de comenzar la primera fase de ensayos en humanos. Uno de los puntos más interesantes según el presidente de la compañía es que es solo una dosis y no requiere jeringuillas, un ahorro considerable, ya que India necesitaría 2.600 millones de ellas para inmunizar a toda su población.

“Este tipo de vacunas son mucho más fáciles de poner y posiblemente generen menos rechazo en alguna gente”, opina José Manuel Martínez, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela, cuyo equipo está desarrollando una vacuna contra el covid que posiblemente se administre por vía nasal.

El equipo de Martínez comienza la próxima semana los ensayos preclínicos en ratones, que se realizarán en el Centro Helmholtz de Investigaciones Infecciosas (HZI), en Alemania. Allí van a probar la respuesta inmune de los animales a diferentes formas de administración y después decidirán si siguen adelante con la vacuna nasal. Es posible que este tipo de inmunizaciones lleguen tarde a esta pandemia, pero solo en el mundo desarrollado. Martínez resalta que “los países en desarrollo sí podrían aprovecharse de este tipo de inyecciones”.

Las vacunas nasales fomentan la producción de un tipo de anticuerpos conocido como inmunoglobulina A, una molécula distinta a la que potencian las vacunas ya aprobadas, la inmunoglobulina G. Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología, explica: “Estas vacunas pretenden parar la infección antes de que profundice hacia los pulmones y el resto de órganos; ataca a la entrada y podría evitar la transmisión del virus. Es posible que no dé tiempo a desarrollar estas vacunas para esta pandemia, pero sí servirán para refinar y mejorar las que ya tenemos”. Y concluye: “Este virus probablemente va a ser endémico y habrá que vacunar cada pocos años. Estas vacunas sí serían de utilidad para refinar y mejorar las inmunizaciones que ya tenemos. Van a hacer falta”.

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