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La cascada de fuego de Yosemite se enciende de nuevo

Parece una cascada de fuego, pero en realidad es un precioso y único fenómeno natural que tiene que ver con la incidencia de la luz del sol sobre este salto de agua de Yosemite, de unos 620 metros de altitud. La llamada Horsetail Fall (Cola de Caballo) es uno de los espectáculos más esperados cada mes de febrero en el parque nacional estadounidense, cuando centenares de curiosos se acercan hasta aquí con la esperanza de ver y retratar esta cascada que parece de fuego o lava. Es algo que no siempre está garantizado, pero este año sí que ha ocurrido. Son varios los factores que tienen que darse: hace falta la luz del sol adecuada, que baje agua por la cascada del deshielo de la nieve (así que no puede ser un día muy frío) y que el cielo esté despejado. Y todo ello en una perfecta alineación con el observador.

La Horsetail Fall se encuentra en el borde este de El Capitán, unos gigantes acantilados de granito de este parque en el corazón de California. Es una pequeña y efímera cascada por la que normalmente solo baja agua por su cauce durante el invierno y que es fácil perderse. “En raras ocasiones, entre mediados y finales de febrero, puede brillar de color naranja cuando está iluminada al atardecer. Este efecto de iluminación único ocurre solo en las tardes con un cielo despejado y cuando la cascada está fluyendo. Incluso un poco de neblina o nubosidad menor puede disminuir en gran medida o eliminar el efecto. Aunque completamente natural, el fenómeno recuerda la cascada de fuego causada por humanos que históricamente ocurrió en Glacier Point [que sí era una verdadera cascada de fuego creada como atracción turística]”, explica la página web de Yosemite del Gobierno estadounidense. Y un dato importantísimo: no hay que despistarse, pues solo es visible entre los cinco y quince minutos previos al atardecer.

La atracción de visitantes que genera este fenómeno —en 2019 se acercaron hasta este lugar 2.000 personas— ha hecho que los responsables de Yosemite hayan tenido que tomar medidas restrictivas de acceso al parque como medida para proteger su entorno. Este año las medidas de restricción se tomaron del 10 al 28 de febrero, desde el mediodía hasta las siete de la tarde, que es cuando estaba previsto que hubiera más opciones de producirse el fenómeno —y cuando hay que ser más previsores si uno no quiere estar horas parado entre el tráfico—. En cualquier caso, y ya pasados este año sus días cumbre, existe la posibilidad de que se repita también el próximo mes de octubre, pero el factor suerte para entonces es mucho mayor porque las condiciones para que vuelva a producirse la cascada de fuego son mucho más raras en esa época.

Una de las primeras personas que retrató la Horsetail Fall fue Ansel Adams en los años treinta del siglo pasado, pero lamentablemente esa imagen era en blanco y negro. La primera fotografía en color que pudo captar ese color naranja neón y lo que parece una cascada de lava fue tomada por Galen Rowell en 1973, y al salir publicada en la revista National Geographic fue cuando el fenómeno empezó a ganar popularidad entre los fotógrafos de naturaleza y los curiosos.

Una esperada imagen que la mayoría de veces no tiene tanto que ver con el talento tras el objetivo de una cámara, sino con la suerte del momento durante los 20 días al año que esto ocurre. En cualquier caso, siempre es buen momento para acercarse a descubrir los 3.108 kilómetros cuadrados de este parque nacional, un entorno tapizado por prados sembrados de flores silvestres y cascadas y rodeado por preciosas montañas de granito que se ha convertido en uno de los espacios naturales más populares de Norteamérica.

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