La cepa británica y los temores de Olot


En las últimas semanas, la comarca de la Garrotxa y en especial su capital, Olot, han registrado un aumento significativo de casos y un elevado índice de rebrote —llegó a ser de 2.146 puntos a finales de enero, cuando a partir de 100 ya se considera un riesgo alto— que preocupa a la Generalitat. El Departamento de Salud investiga si este incremento en las cifras puede deberse a la presencia de la variante británica del coronavirus detectada en un 30% de las aguas residuales, y si este porcentaje también es de infectados.

Sin embargo, sostiene que en estos momentos no tienen confirmada una relación directa. En otras ciudades como Banyoles o Granollers se ha detectado mayor o igual presencia de esta variante sin que se haya reflejado en un empeoramiento de la situación epidemiológica. Así, la Generalitat intenta averiguar el hecho diferencial de esta comarca que justo ahora empieza a doblegar la curva, aunque muy ligeramente. En el Hospital de Olot esperan ver los efectos del pico de contagios la semana que viene. Están en alerta.

La situación epidemiológica de las comarcas de la Val d’Aran y el Alt Urgell preocupa, ya que tienen índices de rebrote superiores a 1.000 puntos. Pero la Garrotxa va en primera posición, aún por encima de los 1.800. Esta última semana se han detectado 418 casos positivos entre el 26 de enero y el 1 de febrero.

Un 11,84% de las pruebas realizadas en pruebas rápidas o PCR están dando positivo y el indicador Rt se sitúa en 1,45, es decir, que cada 100 positivos contagian de media a 145 personas. Ante este escenario, Salud decidió intensificar la estrategia de seguimiento y detección de casos para intentar frenar su expansión y cortar las posibles cadenas de transmisión. Así, incrementaron el rastreo de positivos y pretenden hallar el máximo número de infectados para que los asintomáticos no lo transmitan a su entorno.

En diciembre los casos detectados en personas hasta 18 años eran un 11,7%, mientras que en enero esta franja de edad llegó al 24,63%. Ante el incremento de casos en escolares, “cosa que no había pasado en las otras olas”, detalla el director de Salud en Girona, Miquel Carreras, la Administración decidió también empezar una campaña de cribados masivos de alumnos y profesores de los seis centros escolares donde han detectado un índice más elevado de casos: el IES Garrotxa, las escuelas Pías, Pla de Dalt, Sant Roc, y el Instituto Bosc de la Coma de Olot y la escuela Joan Maragall de Santa Pau. En función de los resultados, actuarán. El aumento de menores contagiados ha hecho descender la media de edad de los infectados pasando de 42,6 años en enero a 36 años de media en febrero. Precisamente uno de los factores que podría explicar que el aumento de casos no se haya reflejado en un aumento de ingresos, hasta el momento, “es porque muchos de los afectados son menores y padres jóvenes, que en teoría no suelen requerir ingresos”, apuntan fuentes sanitarias.

A principios de enero, se declaró un brote con unos 30 afectados en el Hospital de Olot. El hecho de que con las mismas medidas de seguridad hubiera tantos infectados levantó sospechas. “El brote interno que tuvimos y la situación externa que se estaba dando con un aumento de casos hicieron sospechar que alguna cosa estaba pasando y mandamos a secuenciar una PCR por si pudiera tratarse de la variante británica”, explican fuentes del centro. Lo confirmó Salud y, el Hospital, a iniciativa propia y preventivamente, amplió las medidas de protección. La variante británica también llegó al geriátrico Montsacopa, donde se infectaron 62 de los 87 residentes, 55 trabajadores —30 recuperados— y hubo 16 fallecidos. <CW-18>A pesar de estas cifras, el secretario de Salud Pública, Josep Maria Argimon, ha defendido en varias ocasiones que no se puede afirmar que esta cepa es más grave. “Según la evidencia de la que disponemos no debemos pensar de ningúna manera que la variante británica tenga una mayor gravedad clínica”, asegura.


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