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La coalición digiere el giro armamentista tras la cumbre de la OTAN

La coalición digiere el giro armamentista tras la cumbre de la OTAN


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de La Moncloa este jueves, 30 de junio de 2022.A. Pérez Meca (Europa Press)

La cumbre de la OTAN de Madrid ha sido un éxito difícil de discutir, que admite incluso el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y que supone un claro respiro para Pedro Sánchez en el que él mismo ha definido internamente como el peor momento de la legislatura, tras el fiasco de las elecciones andaluzas y con la inflación por encima del 10%. El presidente, visiblemente eufórico, cree que los españoles deben estar “orgullosos” por la organización de un evento internacional tan decisivo.

Pero los resultados de la cumbre, que muestran una clara unidad de los aliados de la OTAN frente al líder ruso, Vladímir Putin, no solo son inquietantes porque apuntan hacia una guerra de Ucrania mucho más larga de lo prevista, con sus duras consecuencias para la economía europea y por tanto la española, sino también porque inician una carrera armamentística que obligará a España prácticamente a duplicar su gasto en Defensa para cumplir con sus compromisos, algo impensable hace solo un año y que no estaba ni mucho menos en el acuerdo de Gobierno que firmaron el PSOE y Unidas Podemos en 2019, cuando nadie se planteaba seriamente aumentar los gastos militares, al contrario.

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La coalición tiene que digerir ahora este giro estratégico hacia la carrera armamentística que no gusta nada en Unidas Podemos. Los ministros del grupo minoritario de la coalición, que no han asistido a la cumbre porque tampoco tenían allí ningún papel —solo están invitados los de Defensa y Exteriores, que son del sector socialista porque así se pactó en 2019— han marcado un claro perfil bajo estos días con la intención de no reabrir heridas y sobre todo de no opacar el éxito de una cumbre internacional que era muy relevante para Sánchez y su equipo. Pero eso no quiere decir que no existan discrepancias, y algunos las han expresado.

Lo más difícil será ahora lograr en septiembre un pacto de Presupuestos con un aumento claro del gasto en Defensa que comenzará este mismo año. Aunque las Cuentas finalmente no logren aprobarse a finales de año porque los socios no estén por la labor con unas elecciones municipales, en 2023, que estarán a la vista, la intención del Ejecutivo es llevarlas al Congreso e intentarlo. Y para eso tienen antes que pactarlas el PSOE y Unidas Podemos. Una posibilidad que se maneja como hipótesis en el Ejecutivo es acordar todo menos el gasto en Defensa, algo que se puede hacer dado que los Presupuestos se votan por separado en bloques que corresponden a cada ministerio.

En cualquier caso es muy pronto para saber el resultado final, y de momento solo hay apuntes que muestran la discrepancia de fondo que no es solo por el aumento de gasto militar, sino algo estratégico: Unidas Podemos cree que la única manera de darle la vuelta a las encuestas es profundizando las políticas progresistas con un giro a la izquierda del Gobierno, y eso no casa con el mensaje que sale de la cumbre de la OTAN.

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El PSOE, por el contrario, está convencido de que la mayoría de los ciudadanos, también los progresistas, han visto claro que, como dice Sánchez, “el mundo cambió en febrero” con la invasión rusa de Ucrania y eso hace que cambie todo el tablero y sea inevitable apostar por un aumento de gasto militar si España quiere tener algún tipo de influencia en el planeta y garantizar la seguridad en Europa, puesta en riesgo ahora por Putin.

Unidas Podemos ya ha dejado claro que no está conforme con esta iniciativa ni con el anuncio de ampliación en un 50% los destructores estadounidenses en la base gaditana de Rota que el presidente estadounidense Joe Biden y su homólogo español proclamaron tras su encuentro el martes en La Moncloa, aunque Sánchez está seguro de que podrá convencerles, al menos de este último punto que es el más cercano, puesto que el Consejo de Ministros tendrá que aprobar “pronto” un cambio en el convenio con EE UU, según el presidente.

Al margen de esta complicación parlamentaria para la que el PP ya ha abierto la puerta a brindar su apoyo, Sánchez se ha mostrado muy satisfecho por el resultado de la cumbre, y ha recibido las felicitaciones de varias delegaciones. “España ha reforzado su posición en la escena internacional, nos hemos mostrado como un país moderno, sólido, que quiere trasladar un mensaje en defensa de un orden internacional basado en reglas”, ha asegurado. Sánchez ha logrado además que el documento clave de la OTAN, el Concepto Estratégico, ampare sin citarlas a Ceuta y Melilla al hablar de la “integridad territorial de los aliados”. El presidente cree que ya estaban cubiertas, pero por si acaso se ha añadido esta precisión. Preguntado por el asunto, el secretario general, Jens Stoltenberg, señaló que la OTAN “protegerá a sus aliados ante cualquier amenaza”, una forma indirecta de decir que en caso de un ataque de Marruecos intervendrían, aunque Ceuta y Melilla no estén específicamente cubiertas por el Tratado de Washington, el que organiza la OTAN.

Stoltenberg ha sido muy claroen la felicitación a España por una cumbre en la que todo ha salido como se esperaba o incluso mejor, en especial la cena en el Museo del Prado y las imágenes previas de todos los líderes paseando por la principal pinacoteca española. “La organización ha sido perfecta, excelente, todos los aliados están trasladando su gratitud, Madrid, una hermosa ciudad, es el mejor escenario para una reunión histórica de OTAN, con el Palacio Real, el Museo del Prado y este lugar [IFEMA] perfecto para la cumbre. Estamos muy agradecidos al Gobierno español, a Pedro Sánchez y al pueblo de España. Esto demuestra que España es un gran aliado y es la mejor forma de celebrar el 40 aniversario de la entrada de España en la OTAN”.

Pese a la euforia aparente, todos los dirigentes han ofrecido un futuro sombrío para el mundo tras la invasión de Ucrania por parte de Putin. El discurso de Biden sonaba especialmente belicista, y sin opciones para una negociación. Ninguno de los discursos de los líderes habla de posibles soluciones, de negociaciones o de finales de un conflicto que está destrozando Ucrania, pero también está devorando las economías europeas, con inflaciones que rozan el 10% o incluso la superan, como acaba de pasar en España. Ante ese horizonte, preguntado por la posibilidad de pensar en una salida de la guerra, Sánchez ha responsabilizado a Putin y no ha ofrecido ninguna perspectiva esperanzadora. “Podemos estar ante un conflicto mucho más largo del que pensábamos en un principio”, ha admitido el presidente. “Todos deseamos una negociación, pero antes Ucrania tiene que ver un respaldo claro, inequívoco de los aliados en la defensa de su integridad territorial frente a la agresión de Putin”. Stoltenberg también ha planteado que la única salida es que Putin decida abandonar Ucrania y acabar la guerra. El escenario de una negociación en la que Ucrania acepte ceder una parte de su territorio a Rusia no parece estar, pues, encima de la mesa de la cumbre que se cerró este jueves.

Sánchez ha logrado en cualquier caso atraer el foco internacional a suelo español. Las incógnitas están abiertas ahora en el seno de la coalición. Tras haber apurado hasta el final las negociaciones entre el PSOE y Unidas Podemos para aprobar el decreto anticrisis en el Consejo de Ministros del pasado sábado, las diferencias se acentuarán en decisiones que requieren aprobación parlamentaria e implican una carrera armamentística sobre la que ambos socios difieren. En cualquier caso, lo que tienen claro fuentes de ambos sectores es que nadie tiene encima de la mesa la posibilidad de romper el Gobierno. Al contrario, tras las andaluzas, tanto el PSOE como Unidas Podemos han reforzado su apuesta estratégica por la coalición, y en cualquier caso este último marcará su perfil propio pero sin llegar en ningún momento a romper la cuerda. O al menos esos son los planes que se manejan ahora en la coalición, que se prepara para digerir este giro armamentista del mundo, pero sobre todo se concentra en las medidas del Gobierno para el gran enemigo invisible que está desgastando a todos los Ejecutivos europeos: la inflación multiplicada precisamente como efecto de una guerra que la cumbre de la OTAN muestra como mucho más larga de lo previsto.

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