La comisión Kitchen citará en el Congreso al equipo de Rajoy y al consejero madrileño Enrique López, pero no a Casado

El comisario jubilado José Manuel Villarejo en su comparecencia ante la comisión parlamentaria Kitchen el pasado mayo.
El comisario jubilado José Manuel Villarejo en su comparecencia ante la comisión parlamentaria Kitchen el pasado mayo.J.J. Guillén (EFE)

La comisión de investigación sobre la Operación Kitchen en el Congreso retomará sus trabajos sobre esa trama montada desde el Ministerio del Interior de los gobiernos de Mariano Rajoy para tapar escándalos del PP con la comparecencia, de nuevo, del polémico comisario jubilado José Manuel Villarejo, el 20 de octubre. La lista de comparecientes que se ha aprobado este martes será la que registró el PSOE, no sin desacuerdos claros y evidentes con sus socios de Unidas Podemos, fundamentalmente sobre la oportunidad de citar al actual líder popular, Pablo Casado.

Los socialistas creen que esa presencia de Casado ahora “no es adecuada porque no aportaría” luz sobre esa trama. Los que sí acudirán, a finales de noviembre, para poder redactar las conclusiones en diciembre antes de las vacaciones de Navidad, serán el expresidente Mariano Rajoy y parte de su cúpula en el Gobierno y el PP. Y también el juez Enrique López, ahora consejero madrileño de Justicia, colaborador estrecho de Casado y presunto mediador en su día entre un empresario, Agustín D., y el abogado del PP en la Kitchen, Jesús Santos.

El PSOE ya llevaba semanas avisando de que no estaba interesado en incluir a Casado entre las nuevas propuestas para acudir a la comisión sobre la Kitchen. Nunca lo tuvo muy claro, ni siquiera en la primera etapa de esas sesiones, que se alargaron desde enero a junio pasado. Los socialistas preferían apuntar, y así lo hicieron en sus interrogatorios de la primera fase de esos trabajos, hacia los responsables políticos que dieron órdenes concretas a los mandos policiales relacionados con la Kitchen, es decir, el expresidente Rajoy, su exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y la ex secretaria general del PP entonces, María Dolores de Cospedal. Todos ellos están en el nuevo listado aprobado este martes, como también el ex jefe de gabinete de Cospedal o el exdirector de aquella época de la Policía Nacional, Ignacio Cosidó.

La relación final acordada de las ocho registradas se compone de los 13 nombres planteados por el PSOE y dos de la del PNV: los comisarios Villarejo y Enrique García Castaño, conocido como el Gordo. Los listados se votan completos, sin transacciones. Las propuestas de la oposición de centroderecha no tenían ninguna opción de prosperar, pero incluso la socialista podría haber sido ser rechazada si no sumaba alguna adhesión. Es lo que sucedió in extremis. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, justificó ese apoyo pese a que el PSOE no aceptó ninguno de sus planteamientos para evitar así que se dieran por finalizados los trabajos abruptamente.

Unidas Podemos y ERC, dos de los principales socios del Gobierno y el PSOE, sí querían reclamar la presencia del máximo dirigente popular. Defendían, en cambio, que Casado heredó el mando del PP de Rajoy y se aprovechó del caudal de votos de la candidatura de Cospedal, implicada en la trama, para ganar el congreso del partido que le hizo presidente.

Casado era portavoz del PP cuando, entre 2013 y 2015, se montó en el Ministerio del Interior de los gobiernos de Mariano Rajoy la supuesta operación policial para espiar a Luis Bárcenas, su extesorero nacional. Los socialistas consideran que con lo que se sabe hasta ahora del caso no hay indicios de implicación directa de Casado y que llamarlo solo contribuiría a enrarecer el clima político del país. El portavoz socialista en la cámara, Héctor Gómez, explicó este martes en el Congreso que el objetivo de su partido es arrojar “luz sobre la trama” y sostuvo que ahora solo querían añadir perfiles de comparecientes que “realmente han estado directamente implicados” y no otros “no adecuados, que no aportarían”.

Las listas para este tipo de comisiones se votan completas. Las de los partidos de la oposición, en el centroderecha, ya se sabía que no tenían ninguna opción de prosperar, pero incluso la socialista podría ser rechazada si no sumaba alguna adhesión. Es lo que sucedió in extremis. El portavoz de Podemos, Pablo Echenique, justificó ese apoyo final precisamente para que no decayeran los trabajos y se dieran por finalizados así, abruptamente. Gómez y Echenique reconocieron abiertamente sus discrepancias, pero se afanaron por transmitir que esas diferencias debían considerarse normales y sin tensiones.

El PSOE ha preferido poner su foco sobre la cúpula del Gobierno y de Interior en aquella época, convocando en el Congreso en torno al 18 de noviembre al expresidente Rajoy y a su ex mano derecha y exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, y antes a Cospedal, su ex jefe de gabinete y, sobre todo, al juez y hoy portavoz de Justicia del partido Enrique López, uno de los colaboradores más cercanos de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y con buenas conexiones con el equipo de Casado. También a un buen número de comisarios de policía.

El portavoz socialista no quiso ser muy expresivo a la hora de argumentar este martes en rueda de prensa la razón última de la llamada a Enrique López. Eso sí, manifestó varias veces que su partido no quería de ninguna manera “poner en relación” o “vincular” esa citación con el hecho de que López sea el negociador del PP con el Gobierno y el PSOE en la renovación pendiente del Consejo General del Poder Judicial, que lleva tres años fuera de mandato y prorrogado. Gómez solo reconoció que López podría aportar “por su trayectoria judicial”. El consejero madrileño de Justicia era entonces, en aquellos años, magistrado de la Audiencia Nacional y no tenía ningún cargo orgánico en el PP, pero sí magníficas relaciones con sus dirigentes. Y, además, trascendió que pudo realizar labores de mediación entre un empresario amigo, Agustín D., y el abogado del PP para la Kitchen, Jesús Santos.

Enrique López, tras conocer la decisión de la mayoría en la comisión del Congreso, ironizó sobre su presencia: “Cuando comparezca ya me enteraré de cuál es el motivo por el cual me han citado, en este momento lo desconozco”. La portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, descalificó esos intentos del PSOE, y en general todo lo relacionado con la Kitchen, como “un circo y un teatro”.

Pablo Echenique, por parte de Unidas Podemos, lamentó que el PSOE no les aceptase ninguna de sus propuestas para convocar a personas del entorno de la entonces vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y responsables del CNI, como su exdirector, Félix Sanz, así como a varios periodistas y al empresario de la comunicación Mauricio Casals. Echenique intentó evitar ponerle “acritud” a esas diferencias de criterio con el PSOE, que se negociaron hasta el final con el representante socialista en la comisión, Felipe Sicilia, pero las explicitó abiertamente. Echenique y Podemos sí entienden que Casado, cuando accedió al poder en Génova 13, tuvo dos opciones ante las revelaciones que se fueron conociendo sobre la Kitchen y por ambos supuestos le exigían ahora explicaciones: “O llegó y limpió lo que había o no lo limpió”. Gómez y Echenique reconocieron sus discrepancias, pero se afanaron por transmitir que se solventaron sin tensiones.


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