La Comunidad de Madrid otorga la máxima protección al eccehomo y refuerza la teoría de que es de Caravaggio


La Comunidad de Madrid ha declarado este miércoles bien de interés cultural (BIC) el cuadro de un eccehomo que iba a subastarse el pasado abril y, aunque la Dirección General de Patrimonio plantea que aún se requieren más “análisis de diversa índole” para confirmar el autor, da por sentado que la pieza, en un primer momento atribuida al círculo del pintor Ribera, es en realidad de Caravaggio. “La información sobre la pintura que ha aparecido en los últimos meses y estudios desarrollados por expertos refuerzan la tesis de la autoría” del maestro del Barroco, se lee en el documento al que ha tenido acceso EL PAÍS.

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Con esta decisión, que se esperaba para principios de año, el Gobierno madrileño se suma a la teoría que ya planteó el Museo del Prado en un informe preliminar publicado en el Boletín Oficial del Estado y de una gran parte de la comunidad de expertos de que la pieza es de Caravaggio. Por eso ha otorgado a la tela la máxima protección que una obra de arte puede adquirir y cierra un procedimiento que se inició el 9 de abril, justo después de que el Ministerio de Cultura declarara el cuadro inexportable. “Fue en ese momento cuando las instituciones nos pusimos a trabajar para hacer realidad la protección cautelar de la obra y ahora finalizamos un procedimiento que podemos calificar de éxito, en el que también colaboraron el Prado y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando”, ha recordado Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid.

Una vez protegido el cuadro, se evita que salga del país y que pueda ser vendido por más de 100 millones de euros, según cálculos del mercado del arte. El eccehomo ya solo podrá comercializarse en España. Serán los propietarios quienes determinen el precio final si reciben una oferta formal, que el Estado tendrá que igualar si quiere quedarse con la pieza, ya que tiene el derecho de compra. Los cálculos más optimistas elevan el precio a los 30 millones, los más conservadores se quedan en unos no menos sustanciosos 10 millones en un mercado local en el que se pueden contar con los dedos de una mano los potenciales compradores.

Ocho meses de espera

Han pasado ocho meses desde que el cuadro apareciera en una esquina del catálogo de la Casa Ansorena de Madrid, donde iba a ser subastado por unos irrisorios 1.500 euros, al estar atribuido al entorno de Ribera. Desde entonces, el misterio alrededor del que podría ser uno de los cuadros perdidos de Caravaggio se ha convertido en una de las últimas grandes incógnitas de la historia del arte.

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El cuadro permanece custodiado por la familia Pérez de Castro, dueños de la obra, y el coleccionista y representante de los propietarios Jorge Coll, en unas instalaciones cercanas al aeropuerto de Madrid. Hasta allí se acercan desde inicios del verano expertos en arte antiguo de todo el mundo, también especialistas designados por el Ejecutivo regional, del Ministerio de Cultura y del Museo del Prado. De estas visitas de aproximadamente media hora saldrá un informe para conocer más detalles de la obra.

Por ahora, los técnicos de las distintas administraciones son los únicos que han entregado sus primeras conclusiones. “Este óleo sobre lienzo, que mide 111 x 86 centímetros, constituye una muestra de excelencia y maestría pictórica del primer naturalismo italiano, que ejerció una gran influencia en la escuela pictórica madrileña del siglo XVII”, se lee en estos informes. “Aspectos como el retrato psicológico de los personajes, el realismo de los rostros, la fuerza lumínica que se concentra en el cuerpo de Jesucristo, el juego de primeros planos de los tres personajes y la comunicación que se establece con el espectador hacen del cuadro una obra de gran interés artístico”.

“A tenor de los informes emitidos por el Ministerio de Cultura y Deporte y el Museo del Prado, merecía ser declarada BIC por su interés histórico y artístico, así como por su posible atribución a Caravaggio bajo el título Ecce Homo”, han explicado desde la Comunidad de Madrid. Estos documentos refuerzan así la tesis del único estudio científico publicado hasta el momento por Maria Cristina Terzaghi, una de las mayores expertas en el pintor italiano, en el que plasma la convicción que mostró desde el primer día que pudo ver la obra en Madrid: “Es un caravaggio”.


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