La conjura de Budapest para lograr la Champions femenina

Todo comenzó en un aeropuerto. En realidad, había empezado unas horas antes en la dura derrota que el Barça había sufrido en la final de la Champions ante el Olympique de Lyon en 2019, la primera jugada en la historia por un equipo español. El cuadro francés, máximo ganador de la Copa de Europa (siete), vapuleó a las azulgrana con cuatro goles en media hora (el duelo terminó 1-4). Las jugadoras de Lluís Cortés se rindieron frente a la supremacía física del Lyon. Todavía con el ruido de la derrota en la cabeza, como el avión azulgrana se demoró en despegar en el aeropuerto de Budapest, Lluís Cortés aprovechó para tener una conversación con sus capitanas. “¿Cómo os habéis sentido?”, preguntó el técnico ante las miradas de Vicky Losada, Alexia Putellas, Sandra Paños, Marta Torrejón y Patri Guijarro, que no había jugado la final por una lesión pero que ya se postulaba como timón del equipo.

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“Nos pasaron por arriba físicamente. Nos ganaron todas las disputas y todos los choques”, coincidieron en sus sensaciones las líderes del vestuario azulgrana. Era la respuesta que el técnico quería escuchar. “¿Qué queréis hacer?”, les preguntó Cortés. “Lo que tú digas”, contestaron. El preparador se frotó las manos. Sabía que tenía la fórmula para borrar las diferencias entre el poderoso Lyon y el emergente Barcelona. “Vamos a entrenar más, mucho más”, les dijo. Y sellaron un pacto implícito. “Las jugadoras se comprometieron a ser las mejores”, recuerda Cortés. Entonces, si las vacaciones tenían que ser de una semana en lugar de dos, nadie se quejaba. Tampoco si había que pasar más horas en el gimnasio o si había que trabajar por la mañana y por la tarde. “Como nos vimos tan superadas le dijimos a Lluís que queríamos mejorar en todo y eso es lo que hemos hecho. Entrenar mucho más, preparar la mente muchísimo más y ser ambiciosas hasta el final. Dijimos que volveríamos y aquí nos tienes”, recordó Vicky Losada este domingo, con la Champions en la mano tras la victoria por 4-0 ante el Chelsea, sobre la conversación que tuvo con su técnico en Budapest.

Un año después, en la semifinal de 2020, el Barcelona cayó por un ajustado 1-0 ante el Wolfsburgo. “Perdimos, pero nos dimos cuenta de que ya estábamos donde queríamos estar. Fue un partido en el que merecimos mucho más. No se dio, pero así es el fútbol. Ayer a los 40 segundos ya estábamos 0-1. La suerte que no tuvimos en 2020, la tuvimos este año. Fue mejor, ¿no?”, explica Putellas. El Barcelona mantuvo la base de la final de Budapest y le añadió dos piezas claves: Jennifer Hermoso, que regresaba al club tras su paso por el PSG y el Atlético, y Caroline Graham Hansen. “Carol es una de las mejores del mundo, si no es la mejor”, celebran desde el área deportiva.

“Aquí trabajamos mucho con el balón. Todos los ejercicios se hacen en función al juego de posesión. Es la filosofía y la mentalidad de este club. Y eso se demuestra en la calidad técnica de las jugadoras de este equipo. Se nota en cada control, en cada pase. Solo hace falta ver la precisión y la velocidad en la circulación del balón”, reflexionó la jugadora noruega, con la medalla de la Champions colgada del cuello. “También es diferente el trabajo físico. En Alemania era más atlético, podíamos correr y correr durante horas por el bosque. Acá es muy duro, pero todo lo que hacemos tiene que ver con el juego. Todo gira en torno a eso. Siento que mejoré mucho mi físico, pero también mi fútbol”, añadió Graham Hansen.

No fue fácil, sin embargo, su decisión de aterrizar en Barcelona. “Cuando dejé el Wolfsburgo, que era uno de los dos mejores equipos del mundo en ese momento, mucha gente cuestionó mi decisión. Decían que me iba por el dinero, que era un paso atrás en mi carrera. Ahora es fantástico estar aquí con la Champions en la mano. Yo veía el potencial que tenía este equipo”, remató. Parece que no se equivocó. De hecho, la que sí lo estaba era Samantha Kerr, delantera del Chelsea. Durante la final de 2019, cuando el Lyon marcó el 0-4, tuiteó: “¿A esto le llaman competir?”. Un mensaje al que Putellas le puso like tras ganar la Champions. “Hace dos años hicimos un cambio de chip. Hubo gente que estuvo aquí que comentó que ese 1-4 no había sido competitivo para una final y hoy le hemos pagado con su medicina. Nosotras que supuestamente no sabíamos competir”, remató Guijarro.

Este domingo el Barcelona terminó el año como el número 1 de Europa. La gesta había empezado hace dos años en un aeropuerto de Budapest.

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