No se trata de hacer tabla rasa ni de echar por tierra el buen trabajo realizado en líneas generales, sí de hacer autocrítica. Vaya por delante que si en agosto nos hubieran dicho que el Athletic iba a estar casi al final de la primera vuelta, a dos puntos de Champions, creo que la mayoría lo hubiéramos firmado.
Ahora bien, es innegable que los zurigorri han sumado 10 de los últimos 30 puntos en juego. Eso no admite interpretaciones. Poco bagaje para un club que se marcó como objetivo volver a Europa a final de temporada.
Si buscamos una foto más actualizada después del Mundial, podemos resumir que los rojiblancos no han ganado desde que se reanudó la Liga. Dos empates y una derrota. No es para dramatizar teniendo en cuenta que visitado a Betis y Real, pero no es menos cierto que se han vuelto a dejar pasar oportunidades.
El Athletic se hizo el harakiri en Anoeta. Los leones parecían unos Olentzeros tardíos que había olvidado entregar sus regalos y los soltaron todos de golpe. Aun así hay que valorar la reacción del equipo con el ‘Bacalao’ de Sancet. Con el 2-1 había derbi hasta que el colegiado Cuadra Fernández se lo cargó inventándose un penalti y una roja a Yeray. Hace tiempo que me bajé del VAR.
Qué razón tenía Mendilibar. Es incomprensible que salga Medina Cantalejo defendiendo que no se van a pitar penaltitos y luego pase lo que pase sin que intervenga Medié Jiménez en la sala de vídeo arbitraje. De locos. No sé qué hubiera pasado luego en el partido.
Es muy llamativo el dato de las quince expulsiones de leones en Donostia, pero yo me quedo con que el partido le vino grande al trencilla. Y no peco de ventajista porque lo dije desde que se anunció su designación.
Enchufados al cien por cien
La Copa no entiende de derbis. No espera a nadie. O estás puesto física y mentalmente ese día o te vas para casa. Hasta ahora podías agarrarte a que habías jugado contra rivales de inferior categoría que podían perdonarte la vida en un momento dado, como se vio en Elda con el 0-0. Ahora no. No contra un rival de Primera.
Puede que el Espanyol no esté bien y priorice La Liga, pero que nadie piense que va a venir a cumplir con el expediente. La victoria en Liga de los pericos deja bien a las claras que saben cómo hacer daño a los rojiblancos.
Es verdad que en aquel partido el Athletic fue muy superior en la primera parte, pero en la segunda se le apagaron los plomos. El último antecedente copero entre ambos clubes es de grato recuerdo porque los de Valverde alcanzaron la final con una gran exhibición en Cornellá. Cierto, pero si nos retrotraemos a la ida, el conjunto catalán les pegó un meneo en San Mamés. El empate a uno fue milagroso. Si aquella eliminatoria se hubiera resuelto a un solo partido, como sucederá hoy, no sé qué habría pasado.