La costumbre del congelador que cada vez hace más gente en España y que es extremadamente perjudicial

Por diferentes razones, sobre todo relacionadas con la falta de tiempo para cocinar, cada vez buscamos más la comodidad y la rapidez a la hora de elegir los alimentos que conforman nuestra dieta. Sin embargo, muchas veces pasamos por alto lo más importante: el valor nutricional. La bautizada como «costumbre del congelador» está ampliamente extendida en España y los expertos advierten de los peligros que conlleva.

Alimentos congelados: ventajas y desventajas

Hablamos de los alimentos congelados, cuya demanda ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Una de las principales ventajas que ofrecen es que son alimentos 100 % seguros al estar limpios y libre de microorganismos. Siempre y cuando cuidemos las condiciones de conservación, podemos consumirlos durante un largo periodo de tiempo.

Ahora bien, tal y como dice la expresión, «no es oro todo lo que reluce. Los alimentos congelados también tienen una serie de desventajas de las que no siempre se habla. Por lo general, pierden buena parte de su sabor y aroma durante el proceso de congelación.

Además, a a hora de ingerirlos, son más pesados, ya que tienen un contenido más alto en grasas trans en comparación con los alimentos frescos. Pero, sin lugar a dudas, el inconveniente más relevante es el valor nutricional. Pierden buena parte de vitaminas y minerales y, además, en muchos casos, contienen aditivos como el glutamato monosódico.

Teniendo en cuenta que, por lo general, los alimentos congelados son más ricos en aditivos, sodio y sal, queda claro que aportan más calorías. Por lo tanto, no conviene abusar de ellos por el bien de la salud tanto física como mental.

Precio

En lo que respecta al precio de los alimentos, un análisis de la Organización de Consumidores y Usuarios ha revelado lo siguiente: «Optando por las versiones congeladas, el ahorro puede llegar a ser muy significativo: más del 40% en el caso de las verduras, más del 38% en el caso de la merluza, 13% en el atún… y más del 20% en el pollo. Sin embargo vemos que otras especies de pescado se pueden comprar más baratas en fresco (las anillas de calamar, el salmón o los gallos)».

Por último, a modo de conclusión, cabe señalar que los productos frescos tienen con unas características organolépticas superiores. Esto se, conservan mucho mejor su sabor, color y olor, lo que influye directamente en la calidad. Además, necesitamos añadir salsas o condimentos para degustarlos, lo cual es un gran punto a favor para disfrutar de su sabor.


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