Una avalancha de roca, agua y hielo causó el domingo por la mañana una catástrofe en la región india de Uttarakhand, en el Himalaya. Tras este tsunami de montaña, este lunes se habían contabilizado al menos 18 muertos y alrededor de 200 desaparecidos, muchos de ellos obreros de dos plantas hidroeléctricas que se están construyendo en el río Dhauliganga, un afluente del Ganges. Las causas concretas de este desastre se están todavía investigando, según advierten las autoridades indias. Mientras, los científicos discuten sobre si la repentina inundación, inusual en época invernal, se había desencadenado por el desprendimiento de parte de un glaciar, por un deslizamiento de tierra o incluso debido a un alud de nieve.
El extraño —por la época— y destructivo evento tiene desde hace días intrigados a los glaciólogos alrededor del planeta. “Estamos estudiando las imágenes de satélite”, explica desde Suiza Juan Antonio Ballesteros Cánovas, miembro del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad de Ginebra. “Los investigadores todavía están examinando imágenes de satélite, pero este evento parece que se ha desencadenado por un desprendimiento de tierra”, añade desde Canadá el profesor Joseph Shea, de la Universidad del Norte de Columbia Británica. En la misma línea, Philippus Wester, del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (ICIMOD), con sede en Katmandú (Nepal), comenta la “gran incertidumbre” que hay sobre las causas, aunque también apunta a un posible desprendimiento de la montaña junto a un glaciar que generó la “avalancha de roca y hielo”.
El conocido como tercer polo —una región que se extiende por ocho países, desde Afganistán hasta Birmania— es, gracias a sus 50.000 glaciares, una de las grandes reservas mundiales de agua dulce. Pero también es una de las víctimas más claras del calentamiento global, que hace que retrocedan y desaparezcan esas grandes masas de hielo. La mitad de estas formaciones de la zona está en riesgo de borrarse del mapa durante este siglo, incluso si se cumple la meta del Acuerdo de París de dejar el aumento de la temperatura media del planeta en dos grados respecto a los niveles preindustriales, según un estudio publicado hace un par de años y coordinado por Wester en el que participaron 200 científicos.
Y, en un informe de 2019 monográfico sobre el océano y la criosfera, los miembros del IPCC (siglas en inglés del panel internacional de científicos que asesoran a Naciones Unidas sobre cambio climático) advertían de las consecuencias del retroceso de los glaciares. Estos expertos señalaban que ese retroceso ha “reducido la estabilidad de las laderas de las altas montañas”.
Aunque ninguno de los investigadores consultados para realizar este reportaje vincula ya directamente el desastre de Uttarakhand con el cambio climático —para eso se necesita conocer bien el suceso y seguir un proceso científico de atribución—, algunos sí recuerdan que el calentamiento es un caldo de cultivo ideal para estos tsunamis de montaña.
“El retroceso de los glaciares debido al cambio climático puede exponer pendientes pronunciadas que luego fallan”, señala Shea. “Con ese retroceso existe una descompensación, favoreciendo inestabilidades en las laderas”, añade Ballesteros.
A esto se añade otro factor más: el deshielo de esos glaciares hace que se formen “bolsas de agua o lagos”, que están contenidas con presas formadas por sedimentos (morrenas), apunta Ballesteros. El problema es que esas balsas suelen ser poco estables y cuando se rompen desencadenan las riadas catastróficas. En la misma región de la India en la que el domingo se produjo el desastre, otra riada en 2013 —en aquella ocasión causada por las lluvias monzónicas— mató a unas 6.000 personas.
“Se prevé que también se producirán inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares o por la lluvia caída sobre la nieve, deslizamientos de tierra y avalanchas de nieve”, apuntalaba el IPCC en su informe de 2019. Y una investigación publicada el pasado agosto realizada a partir de datos de satélites de la NASA concluyó que en solo tres décadas el volumen de este tipo de lagos había aumentado un 50% debido al retroceso experimentado por los glaciares a consecuencia del calentamiento global.
“Al contener más agua por la fusión del hielo, los eventos como las riadas son más grandes también”, explica por su parte Juan Ignacio López Moreno, experto en glaciares e investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC). “Estos fenómenos son relativamente frecuentes en el Himalaya y los Andes, pero el cambio climático puede llevar a un aumento”, resalta este investigador en línea por lo expuesto por el IPCC.
“A pesar de que el cambio climático, indudablemente, está favoreciendo la ocurrencia de estos procesos extremos, se tiene constancia de eventos parecidos desde principios del siglo XX”, apunta Ballesteros. Este investigador de la Universidad de Ginebra ha participado en un estudio que ha identificado en la zona del Himalaya 298 eventos parecidos a los GLOF (siglas en inglés de inundación por desborde violento de lago glaciar) en los últimos 116 años; más de dos inundaciones al año. “Todo apunta a que ha habido un repunte de eventos en las últimas décadas”, señala este experto. Y la situación puede empeorar. Al poder desestabilizador del calentamiento para los glaciares, Ballesteros añade el aumento de población en los valles del Himalaya, lo que multiplica el impacto de las riadas.
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