Hace 10 años, LeBron James decidió abandonar a los Cleveland Cavaliers y su Ohio natal para intentar ganar su primer anillo con los Miami Heat en Florida. Y lo consiguió, no sin antes generar un clima de amor-odio después de generar un circo mediático sin precedentes para anunciar su fichaje por una de las franquicias mejor dotadas de la NBA. El programa de 75 minutos fue un éxito de audiencias y, según revela ahora un documental sobre The Decision, fue la idea de un aficionado cualquiera.
Drew era un seguidor de los Detroit Pistons que vivía en Columbus, Ohio. En una columna publicada en ESPN por Bill Simons en 2009, siete meses antes de la transmisión de La Decisión, el aficionado le preguntaba lo siguiente a través de un correo electrónico:
“¿Qué pasaría si LeBron anunciase el equipo que elegirá para la temporada 2010-2011 en directo para una fecha determinada en un programa llamado ‘La Decisión de LeBron’? ¿Qué tipo de impacto mediático tendría eso?”.
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Simmons le contestó que “si LeBron fuera inteligente, comercializaría el evento a través de su compañía y vendería los derechos a una cadena de televisión”. Y al final, precisamente esto fue lo que ocurrió el 8 de julio de 2010: “Este otoño… esto es muy difícil… este otoño voy a llevarme mis talentos a South Beach y unirme a los Miami Heat”. Esa frase todavía resuena en las cabezas de los aficionados de los Cavaliers, que tardarían en perdonarle lo que el jugador tardó en volver a Cleveland para levantar el primer anillo de la historia de la ciudad en 2016.
Con 38 años, Drew Wagner puede decir que tuvo una idea brillante que tanto LeBron como la ESPN explotaron hasta sus últimas consecuencias. Lo había pensado varias veces, pero no fue hasta el pasado viernes, viendo el documental sobre el proceso detrás de esa decisión, que descubrió toda la verdad.
“Fui yo, yo envié ese correo. Lo escribió Simmons y siete meses después se convirtió en la historia más grande del deporte”, rememoraba el protagonista en conversación telefónica con la ESPN. Lo curioso es que a día de hoy, diez años después, todavía siguen sacando provecho comercial de aquel tinglado, bueno para el negocio y el espectáculo, pero quizás algo duro para los aficionados de LeBron en su estado natal de Ohio.
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