Cocaína, éxtasis, MDMA, pastillas de xanax, opiáceos, marihuana… No ha quedado casi ninguna droga conocida por mencionar en el repaso que el abogado de la actriz Amber Heard ha hecho de las aficiones pasadas de su exmarido, el también actor Johnny Depp. Ha sido este jueves en el juzgado del Condado de Fairfax (Virginia), ante el jurado que examina la denuncia por difamación en la que este reclama 50 millones de dólares de indemnización (47 millones de euros) por el daño a su reputación causado por un artículo de opinión en el que Heard, de 35 años, hablaba sobre lo que le había supuesto convertirse en “una figura pública que representaba el abuso doméstico”. Ambos se divorciaron en 2016 y ella lo denunció entonces por malos tratos, lo que desató un terremoto mediático y judicial que ya los llevó hace un año ante los tribunales en Londres y estas semanas está registrando una virulenta réplica en Estados Unidos.
En el tercer día de testimonio de Depp, que el martes sostuvo que nunca golpeó a su exesposa “ni a ninguna otra mujer”, tocaba responder a las preguntas de la parte contraria, después de que el miércoles el foco estuviera puesto en las pruebas presentadas por él para demostrar que Heard le lesionó en un dedo con una botella de vodka o que lo golpeó y denigró verbalmente una y otra vez durante su relación. Los abogados del actor aportaron varias fotos como prueba.
El letrado J. Benjamin Rottenborn, representante de Heard, se ha empleado este jueves a fondo durante seis extenuantes horas en minar los argumentos del actor. Rottenbom ha repasado minuciosamente su aparentemente superada historia de consumo sin control de alcohol y drogas, que, según sostiene Heard, lo llevaban a comportarse inapropiadamente en su matrimonio. Se casaron en 2015 tras tres años de noviazgo y solo duraron 15 meses.
Rottenborn ha mostrado mensajes de correo electrónico y de móvil enviados por Depp a sus amigos, entre otros, una conversación privada en la que fantaseaba con matarla. También se han proyectado fotografías que dan fe de sus hábitos de consumo de entonces (un par de whiskys y cuatro rayas, aquí; tres grandes bolsas de hierba, allá) e imágenes tomadas por ella como una en la que el actor aparece totalmente pasado con un helado desparramado sobre su regazo (que este sostiene que ella le tiró encima aprovechando que estaba dormido, “que no inconsciente”, bajo el efecto de los opiáceos). Además, se escucharon grabaciones, de nuevo recogidas por la actriz, en las que se le oye vomitar, romper cosas, amenazar con autolesionarse o balbucear sin sentido.
En uno de esos correos, en mitad de un intercambio con un amigo, el actor británico Paul Bettany, Depp escribe: “¡¡¡Quememos a Amber!!!”. Bettany responde: “Pensándolo bien, no creo que debamos hacerlo”. “¡Ahoguémosla antes de quemarla!”, continúa el protagonista de Piratas del Caribe. “Y después me follaré su cadáver calcinado para asegurarme de que está muerta”. Depp se ha disculpado a la jueza por el lenguaje de algunos de sus mensajes, y durante esta semana ha pedido que no se tenga en cuenta lo que expresaba cuando escribía, presa “de un dolor” que lo “llevaba a lugares oscuros”. En esa época era adicto a los opiáceos, que le fueron recetados tras lesionarse gravemente en un rodaje.
Otro momento de la relación entre ambos en el que el abogado de Heard se ha detenido especialmente sucedió durante un viaje entre Boston y Los Ángeles, mientras Depp participaba en la película Pacto criminal (Black Mass, 2015). De nuevo, escribe a Bettany: “Toda la noche anterior a recoger a Amber para volar a LA el domingo pasado… Estuvo feo, colega… No comí durante días… Polvos [cocaína]… Media botella de whisky, mil [copas de] Vodka con Red Bull, pastillas, dos botellas de champán en el avión”. Depp sostiene que en ese momento estaba limpio de alcohol, y que simplemente tomó dos píldoras de oxicodona (un potentísimo analgésico), y una copa de champán durante el vuelo. Para los abogados de la actriz, el mensaje a Bettany es otra prueba de que miente. Como testimonio de aquel viaje se ha reproducido una grabación efectuada por ella en la que se oye al actor soltar alaridos incomprensibles.
Rottenborn también ha mostrado al jurado mensajes íntimos de Depp con el cantante Marilyn Manson, en los que ambos se conjuraban para consumir drogas juntos (el actor ha reconocido que en una ocasión le dio una pastilla “para ver si así conseguía que se callara de una vez”), así como otros intercambios con miembros de la familia de ella, del entorno de seguridad de él, o con Elton John, en los que reconocía que Heard lo hacía feliz siempre y cuando él consiguiera mantenerse alejado del “Monstruo”, término que está teniendo un inusual protagonismo durante el juicio, que arrancó la semana pasada. En la pareja servía de eufemismo para referirse a la cocaína o a los demonios de la adicción, indistintamente.
El abogado también se ha detenido en la época en la que desarrolló el demandante cierta afición por destrozar habitaciones de hotel. Un demandante que en este caso también es demandado. Heard contestó a la querella de Depp pidiéndole 100 millones de dólares por el perjuicio que, asegura, le ha causado a su carrera que el entorno de su exmarido haya despachado como “patrañas” las acusaciones de malos tratos con las que puso fin a la relación entre ambos.
En el artículo de opinión, publicado en 2018 en The Washington Post, que ha ocasionado este cruce de sucias y millonarias acusaciones, Heard no citaba el nombre de Depp, de 58 años, pero este considera que su publicación hizo que las insinuaciones “permearan en la industria”, lo que arruinó su carrera (acabando con su participación en la serie Piratas del Caribe, tal vez su trabajo más prolongadamente exitoso).
Pese al exhaustivo intercambio, Rottenborn no ha agotado sus preguntas. El interrogatorio continuará el lunes en Fairfax, cuyo tribunal descansa los viernes.
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