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La derrota más brillante de la historia del basket

George Eddy vendría a ser el Andrés Montes de Francia. A lo largo de su carrera como periodista ha comentado 27 Finales NBA y más de 1.500 partidos, mayoritariamente de baloncesto y, al igual que Montes, ha desarrollado un vocabulario propio (“dunkorama”, “un tiro ave maría”) que es ya un clásico entre los aficionados galos. Coincidí con Eddy en el ascensor que bajaba de la tribuna hacia la sala de prensa al descanso de la final olímpica de 2008 entre Estados Unidos y España. No paraba de mover la cabeza con incredulidad. “Es la mejor primera parte que he visto en mi vida”, me dijo.

Una hora después podía haber dicho “el partido”, una sensación generalizada entre los aficionados y periodistas que tuvimos la suerte de estar aquel 24 de agosto de 2008 en el pabellón Wukesong de Pekín y entre los millones de espectadores que vieron aquella épica batalla por televisión. La selección española había perdido (107-118) pero casi daba igual, para la historia quedará que había llevado al límite a uno de los mejores combinados de siempre, un Estados Unidos no formado esa vez por segundones sino por estrellas de la talla de Kobe Bryant, LeBron James, Carmelo Anthony, Dwyane Wade, Chris Paul, Jason Kidd o Chris Bosh.

Pau Gasol y Kobe Bryant, grandes protagonistas del duelo.

Estados Unidos estaba decidido a lavar el borrón de Atenas, donde cuatros años antes había caído en semifinales ante Argentina, y formó el que posiblemente haya sido su mejor equipo tras el Dream Team de Barcelona’92. En un juego de palabras con aquel, se le llamó el ‘Redeem Team’ (equipo de la redención). No tenía otro objetivo que recuperar el oro y lavar el orgullo yanqui.

El equipo dirigido por Mike Krzyzewski cumplió el guió en la fase de grupos, ganando sus cinco partidos por una media de 32,5 puntos. Todavía fue más contundente su victoria sobre España, a la que no dio la menor opción en ese primer duelo del torneo olímpico entre ambos (82-119).

Sin embargo, todo cambió el día de la final. El equipo de Aíto García Reneses salto al campo dispuesto a exprimir sus opciones. “No sé si tendremos el uno, el once o el cuarenta y tantos por ciento. Pero tener, tenemos nuestras opciones”, avisaba en la víspera el entrenador madrileño. La selección salió sin miedo, con tanta intensidad como acierto, y pronto dejo claro a su rival que el oro no iba a ser un premio fácil. España se puso cinco arriba (19-14, 22-17) antes de que un colosal Dwyane Wade recondujera la situación anotando 21 de sus 27 puntos antes del descanso. Con Pau Gasol en el banquillo la selección vivió su peor momento (33-46, 44-58) pero supo rehacerse para, de la mano de un omnipresente Rudy
Fernández, llegar con sus opciones recuperadas al descanso (61-69).

Lo más increíble de todo no fue que España rozara la victoria ante Estados Unidos sino que lo hizo ante un rival que jugó a su mejor nivel

Estados Unidos intentó varias veces la escapada en la reanudación pero España respondió a todos sus tirones. Un triple de Carlos Jiménez puso a la selección a cuatro puntos (73-77) y otro de Rudy, a solo dos algo más tarde (89-91). A dos minutos del final las estrellas de la NBA no paraban de protestar, hablar entre ellos y mirar el marcador: España estaba a solo cuatro puntos (104-108) y amenazaba el oro que todo el mundo le había colgado al cuello a los americanos antes incluso de empezar el torneo olímpico.

Sin embargo, Kobe Bryant ya había decidido ponerse la capa de superhéroe. Poco antes había convertido un ‘tres más uno’ y en esos minutos finales siguió jugándose los balones que otro le hubieran abrasado los dedos. Cuando Jiménez falló un triple con 105-111 en el marcador todo el mundo supo que Estados Unidos había salvado la papeleta.

Pau Gasol y Kobe Bryant, grandes protagonistas del duelo.
Un podio histórico que será imposible olvidar.

Lo más increíble de todo no fue que España rozara la victoria ante Estados Unidos sino que lo hizo ante un rival que jugó a su mejor nivel. Hasta entonces todos los reveses sufridos por los norteamericanos en el plano internacional habían sido más por sus propios errores que por los aciertos del rival. En la final olímpica de Pekín’2008 no fue así. El conjunto de Mike Krzyzewski jugó con determinación, agresividad y muchísimo acierto pero delante se encontró a un enemigo que le trató de tú a tú.

Fue, sin lugar a dudas, la mejor final olímpica de toda la historia y también el mejor partido que haya jugado nunca una selección española de baloncesto

Fue, sin lugar a dudas, la mejor final olímpica de toda la historia y también el mejor partido que haya jugado nunca una selección española de baloncesto, por encima de la semifinal olímpica de hace 24 años contra Yugoslavia e incluso de las finales de los Mundiales de Japón 2006 y China 2019 en las que acabó colgándose el oro.

El mate de Rudy Fernández sobre Dwight Howard es la gran imagen de aquella inolvidable final olímpica.

Pau Gasol ejerció de líder, Rudy Fernández exhibió su calidad NBA –con mate en la cara de Dwight Howard incluido– ante las narices de Nate McMillan, tercer técnico USA y su entrenador en los Blazers al cabo de un par de meses, Felipe Reyes fue un coloso bajo los aros, Navarro jugaba de largo su mejor partido del torneo. Por no hablar de Ricky, Jiménez, Marc… La versión adulta de los ‘junior de oro’ superó sus propios límites. ¿Qué habría pasado si el lesionado Calderón hubiera podido jugar?

107 – ESPAÑA: Rubio (6), Navarro (18), Jiménez (12), Pau Gasol (21), Reyes (10) -cinco inicial-, Rudy Fernández (22), López (-), Rodríguez (2), Marc Gasol (11), Mumbrú (2) y Garbajosa (3).

118 – ESTADOS UNIDOS: Kidd (2), Lebron James (14), Bryant (20), Anthony (13), Howard (8) -cinco inicial-, Boozer (-), Williams (7), Redd (-), Wade (27), Bosh (8), Paul (13) y Prince (6).

PARCIALES: 31-38, 30-31, 21-22 y 25-26.

ÁRBITROS: Brazauskas (Lit), Estévez (Arg) y Jungebrand (Fin). Eliminado por faltas personales Rudy Fernández.

PABELLÓN: Wukesong, con asistencia de 11.083 espectadores.



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