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La discreta diplomacia del presidente Herzog, nueva cara amable de Israel

El presidente de Israel, Isaac Herzog, el lunes en la Expo 2020 en Dubái.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, el lunes en la Expo 2020 en Dubái.CHRISTOPHER PIKE (REUTERS)

Israel cuenta con una nueva cara amable para intentar abrirse puertas en el mundo. Ocho meses después de ser designado por la Kneset (Parlamento) como presidente de Israel, el laborista Isaac Herzog, de 61 años, empieza a ejercer una discreta diplomacia de Estado por encima del Gobierno, en la estela de su predecesor entre 2007 y 2014, Simón Peres, uno de los últimos padres fundadores de Israel. A pesar de ostentar un cargo marcadamente protocolario y con funciones arbitrales, Herzog ha hecho valer su prestigio sobre un heterogéneo Ejecutivo de amplia coalición, cuyos jefes de filas –el primer ministro, Naftali Bennett, y el titular de Exteriores, Yair Lapid, carecen de su experiencia internacional.

Después de haber visitado hace cinco meses en secreto al rey de Jordania, Abdalá II, para romper el hielo con Amán acumulado en 12 años de tensas relaciones con Benjamín Netanyahu como jefe de Gobierno, Herzog se ha estrenado ahora con una vista oficial a uno de los más recientes aliados de Israel en la región. Las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos se normalizaron en septiembre de 2020, al amparo de los llamados Acuerdos de Abraham, impulsados por el entonces presidente de EE UU, Donald Trump.-

El último viaje del mandatario israelí, enmarcado en la peregrinación de dirigentes internacionales a la Expo 2020 de Dubái, se vio sobresaltado en la madrugada del lunes por el disparo de un misil balístico desde Yemen, que se atribuyeron los rebeldes hutíes. Las defensas emiratíes interceptaron el proyectil, en el tercer ataque lanzado durante el mes de enero por los aliados yemeníes de Irán.

Israel ha ofrecido a Emiratos apoyo militar y de sus servicios de inteligencia. “Respaldamos completamente sus necesidades de seguridad. Estamos juntos para garantizarlo”, proclamó Herzog en Abu Dabi, en alusión a la amenaza compartida que los dos países ven en la expansión regional de Irán. Ambos participaron el año pasado en unas primeras maniobras navales conjuntas con buques estadounidenses y de Bahréin, en un despliegue que fue interpretado como un desafío a Teherán.

Antes de viajar a Dubai, Herzog se vio sorprendido la semana pasada por el anuncio del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, de que iba a recibirle en Ankara “a principios de febrero” para “abrir una nueva vía en las relaciones” bilaterales. El mandatario turco aseguró en una entrevista televisada que estaba dispuesto a “dar pasos en todos los ámbitos, incluido el del gas natural”. Israel y Chipre se aliaron con Grecia para tender un gasoducto con el fin de exportar gas a Europa desde sus yacimientos en el Mediterráneo oriental, un proyecto que parece estar ahora paralizado

Israel mantiene silencio oficial por el momento sobre la invitación formal de Erdogan, quien tras la salida del poder de Netanyahu se acercó al nuevo presidente y al flamante Gobierno de Israel. En una inusual llamada telefónica, el mandatario turco felicitó en junio del año pasado a Herzog tras su toma de posesión. Las relaciones entre ambos países se hundieron hasta su mínima expresión a partir de 2010, tras el asalto de comandos navales israelíes a una flotilla que navegaba desde Estambul con ayuda humanitaria a Gaza, encabezada por el buque Mavi Marmara, en el que perdieron la vida 10 ciudadanos turcos. La muerte de decenas de manifestantes palestinos abatidos por francotiradores del Ejército israelí en la frontera de Gaza llevó en 2018 a la retirada de los respectivos embajadores en Tel Aviv y Ankara.

Herzog es hijo de un exgeneral –Chaim Herzog– que ejerció como presidente israelí entre 1983 y 1993. Fue varias veces ministro, líder y candidato electoral (sin éxito) del Partido Laborista. Su designación para el cargo con el voto de más de dos tercios de los diputados de la Kneset reflejó, sin embargo, el raro consenso que concita su figura en la polarizada escena política de Israel. Su gestión discreta y hábil al frente de la Agencia Judía, organismo que gestiona las complejas relaciones con la diáspora del judaísmo, le abrió puertas y contactos en medio mundo.

Crisis de los turistas israelíes en Estambul

Lo demostró el pasado mes de noviembre, cuando la crisis desatada por la detención en Estambul de una pareja de turistas israelíes –acusados de espionaje sobre la residencia privada de Erdogan– puso en rumbo de colisión las maltrechas relaciones entre ambos países. La experiencia y e influencia internacionales Herzog fueron clave para desactivar el incidente diplomático, “a través de altos cargos turcos” y “con un amplio margen de maniobra diplomático”, según revela la analista Tal Schneider en el portal digital Times of Israel.

A la buena relación de Herzog con el rey del Jordania y con el presidente de Egipto, Abdelftá al Sisi –con quien también mantuvo encuentros reservados en el pasado– se suma ahora el entendimiento con el príncipe heredero de Abu Dabi y gobernante de facto de Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed Al Nahyan. El mandatario de Israel cuenta con un equipo de asesores diplomáticos en su propia Administración presidencial para apoyar sus actividades exteriores.

“Herzog ha reabierto un canal de comunicación y reconstruido la confianza con Turquía”, sostiene Nimrod Goren, presidente del Instituto de Política Exterior Regional de Israel, en las páginas de Yedioth Ahronoth. “El retorno de los respectivos embajadores a ambos países, el diálogo sobre Siria e Irán y el reforzamiento de la cooperación bilateral”, precisa este experto, “son beneficios que puede obtener Israel con el acercamiento a Turquía”.

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